Una sandía, trece euros

A Carmen Gutiérrez le gusta llevar una sandía cuando va a la playa con sus hijos. Ayer, a la hora de ir a comprarla, se lo pensó un poco más que en veranos anteriores. Una pieza de 6,770 kilos cuesta ahora 12,80 euros en el supermercado BM del centro de Santander. Y un melón de 5,140 kilos, 8 euros. Según un informe de la consultora IRI, el precio de la sandía y del melón ha subido, respectivamente, un 68,2% y un 29,4% desde mayo del año pasado. «Normalmente solía comprar un poco de todo, pero con esta situación hay que elegir. Si me decanto por algo más caro, solo me llevo eso», explica mientras observa los precios del resto de frutas. Una estampa que se repite tanto en supermercados como en pequeños comercios.

Pero la indignación también se palpa al otro lado del mostrador. Los vendedores de las fruterías del Mercado de la Esperanza, también en la capital cántabra, justifican el aumento de precios que alarma a su clientela. Carmen Revert, de El Valenciano, vendía ayer las cerezas a 4,80 euros el kilo. «Las que he comprado esta mañana me han costado 4,60 el kilo. Eso significa que mañana tendré que venderlas un euro más caras. No me queda otra».

Igual que Juan Carlos Barril, de Frutas Mónica, que lamenta está situación ya que sus ventas han caído. «También hay que ponerse en nuestra situación y esto nos viene fatal porque no ingresamos lo mismo. A nosotros también nos gustaría vender barato. Para que la gente se haga una idea, por un pedido de mercancía antes pagaba 1.000 euros y ahora casi 3.000. Es insostenible para todos».

«¿A cuánto esta la sandía?», pregunta una clienta de la frutería El Valenciano. «Muchos cuando escuchan el precio, se van sin comprar. Cada vez oigo más quejas pero, por lo general, los compradores son fieles y siguen viniendo. Aunque tengan que priorizar lo que se llevan a casa», expresa Revert. Y añade: «Se debería tener en cuenta que el precio de la fruta varía todos los días, no es como la carne, que es más estable».

«Aquí en la plaza vendemos calidad. Y nuestros clientes vienen siempre aunque sea un poco más caro que en las grandes superficies», añade en la misma línea Barril. Y Ángel Ruiz, cliente habitual de su establecimiento, lo confirma: «Los precios están por las nubes, es cierto. Pero mientras me lo pueda permitir, seguiré viniendo a la plaza, como he hecho toda la vida. No me verás comprando en otro sitio». Este es el sentir de la clientela del Mercado de la Esperanza, que se decanta por la «calidad y el producto de temporada, pero ahora mirando los precios», agrega Ruiz.

Lucas Ruiz, de Frutas Lucas, también percibe que «por lo general la gente sigue buscando el buen producto, pero controlando mucho más el bolsillo». De hecho, hay quienes ya han buscado sustitutos para sus, hasta ahora, artículos imprescindibles del verano y recurren a los de la temporada de invierno, que «siempre han sido más baratos». Como la manzana Golden que, aunque ahora mismo cueste 2,99 el kilo, está más barata que el melón o la sandía. «Se sigue comprando mucho albaricoque, paraguayo...», destaca Ruiz al respecto.

No es el caso de los plátanos, que «están a precio de oro: 3,25 el kilo», lamenta Mari Carmen Colina, clienta de la plaza.«Ni los plátanos se salvan... Están carísimos. Y eso que no son de verano exclusivamente. Yo ya no sé qué va a ser lo siguiente. Hago una compra muy normal, sin lujos. Ahora parece que para comer sandía hay que ser un privilegiado».

«¿Por qué está tan cara la fruta?». Esta es la pregunta que más ha escuchado José María Tea en las últimas semanas. Regenta la frutería Tea, también en el mercado, y «nunca» ha vivido una situación similar. «Vendemos mucho menos. Eso nos mete en un callejón oscuro, porque nos empobrecemos. Nosotros vamos a una plantación a comprar la fruta, pero la producción ha bajado mucho», alerta.

Lucas Ruiz cree que «de aquí a un mes va a costar encontrar muchas cosas en las fruterías, la producción ha bajado muchísimo, mira que tamaños vienen», dice señalando los albaricoques. «Esto no es normal», concluye.

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