Sanidad Animal pide ser «cautelosos» con las secuelas de la enfermedad hemorrágica

«La enfermedad llegó a Cantabria hace solo un mes y medio, de manera que aún es pronto para saber con exactitud cuáles son sus efectos sobre el ganado», dice al respecto Ismael Esparza. Jefe del departamento desde 2017 y toda una autoridad en su campo, Esparza, que lleva monitorizando la EHE desde que entró en España -en noviembre de 2022-, entiende que sin pruebas concluyentes en relación a sus efectos «todo lo que se pueda decir es generar una alarma innecesaria». Por eso, el experto pide explícito ser «cautelosos».

«Los datos que tenemos nos indican que, aquí, en Cantabria, la enfermedad comenzó afectando a las explotaciones de carne», si bien «luego, en la última semana de septiembre, empezaron a 'caer' las explotaciones de leche», donde la vigilancia está mucho más controlada.

«Sabemos que los animales que enferman son tratados durante una semana y que, más o menos, se recuperan con una sintomatología digamos que moderada», añade en este sentido Esparza, que revela que el principal efecto adverso que están advirtiendo los ganaderos es una disminución en las producciones lácteas. «Las vacas dan menos leche», un efecto, este, sobre el que abundan los profesionales del sector pero que él prefiere no corroborar hasta que, a finales de mes, le remitan los datos relacionados con la producción.

Y respecto a los casos de abortos y a los episodios de infertilidad que los ganaderos trasladan, «estamos recabando información en las explotaciones que queremos contrastar bien».

Casi seguro de que el aborto «no es la sintomatología de la EHE», el jefe de Sanidad Animal recuerda que «cualquier enfermedad infecciosa afecta al estado fisiológico de los animales», que pueden sufrir un aborto por haberse contagiado de la EHE «como lo pueden sufrir por haberse contagiado de cualquier enfermedad de carácter vírico», llámese lengua azul, diarrea vírica bovina (BVD) o fiebre aftosa, entre otras varias.

Por eso, ahora mismo, con la escasa información de que dispone, Esparza no puede clarificar los efectos concretos de la enfermedad hemorrágica epizoótica sobre las reses contaminadas ni casos como los que se están produciendo en distintas estabulaciones de la región.

Como por ejemplo en la que tiene en Pámanes Ángel Navarro, propietario de 110 vacas, la mayoría de ellas (más de ochenta) afectadas por esta enfermedad. «Una abortó cuando le faltaban solamente unos días para parir y otra que estaba enferma alumbró un ternero que lamentablemente murió a los días de nacer», cuenta resignado el ganadero. «Primero empezó con diarrea y después se le hinchó la cabeza de tal forma que no podía levantarla para mamar», detalla Ángel. «La cabeza y los ojos, que se le pusieron como si le fueran a explotar», concluye.

O en la de su vecino Bienvenido Gómez, propietario de un centenar de vacas que también están lidiando con esta enfermedad. «Se me han infectado unas cuarenta, se me ha muerto una y al menos tres han sufrido abortos», explica el hombre, preocupado por la salud de sus sementales. «El otro día se puso una en celo y uno de ellos no la hizo ni caso. No sé. Dicen que se pueden quedar estériles».