Sanidad moverá al subdirector económico del SCS al puesto de la secretaria general cesada

Fue la semana pasada cuando se supo que el consejero había decidido un nuevo relevo al frente de la Secretaría General, apenas un año después de haber designado a la técnico de finanzas Virginia García tras la despedida, vía cese también, de su antecesora, Sara Negueruela. Una salida que quedó eclipsada en el arranque de 2021 por la repentina destitución de la directora general de Salud Pública, Paloma Navas, la persona que había encabezado la gestión de la pandemia en Cantabria.

Entonces Miguel Rodríguez eligió al médico austríaco Reinhard Wallmann, hasta entonces adscrito a la plantilla de Medicina Preventiva de Valdecilla, desde donde estaba volcado en el análisis de los datos epidemiológicos, para liderar la nueva estrategia de Salud Pública. En ese momento, la región se adentraba en la tercera ola tras las Navidades y la campaña de vacunación daba sus primeros pasos en medio de la polémica por la falta de organización y el retraso respecto al ritmo del resto de las comunidades. En el cambio de rumbo en el despliegue vacunal tuvo un papel clave el subdirector de Asistencia Sanitaria, el reumatólogo Trinitario Pina, otra de las bajas recientes en la cúpula del SCS. Desde su cese sorpresa en el mes de octubre, por razones que tanto él como el consejero han eludido explicar, Sanidad lleva buscando sin éxito a otro número dos para la gerente del SCS, Celia Gómez. Han sido varios los candidatos que han declinado el ofrecimiento, entre otras cosas porque económicamente no les sale rentable acceder a la subdirección porque el sueldo es inferior al que pueden tener en el ejercicio de su profesión (es requisito imprescindible ser sanitario).

A ese puesto vacante se añade ahora la búsqueda de un nuevo subdirector de Gestión Económica, una vez que Rey asuma las competencias de la Secretaría General, donde uno de sus principales objetivos será mejorar el entendimiento entre las dos patas de Sanidad (Consejería y SCS) para, entre otras cosas, sacar adelante el proyecto estrella del Gobierno cántabro en materia sanitaria, la unidad de protonterapia de Valdecilla, cuyo concurso está paralizado por los errores del pliego de licitación que dejó desierta la primera convocatoria y que aún no ha sido actualizado.