Sanidad reclama la persecución «administrativa y policial» de las fiestas
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El 65% de los brotes tiene su origen en reuniones y la Policía confirma que la lluvia traslada esas citas a pisos y locales«Fiestas universitarias no deberíamos hacer en ningún caso. Y los que las están haciendo, si son más de diez, están incumpliendo las normas y habrá que proceder tanto administrativa como policialmente contra los que las organizan». Lo dijo ayer el consejero de Sanidad, ... Miguel Rodríguez. Era al hilo de una pregunta sobre juergas en estos tiempos de arranque de curso en las facultades. Pero la directora general de Salud Pública, Paloma Navas, salió rápidamente al quite. «No debemos señalar sólo a la población joven o universitaria, porque estamos viendo brotes importantes por fiestas o reuniones con personas mucho más mayores» (habló incluso, para hacerse una idea, de casos por las típicas partidas de cartas o de dominó). Un dato: el 65% de los brotes de las dos últimas semanas tienen su origen en esas reuniones familiares o de amigos. En -por resumirlo- fiestas en pisos o locales (privados o de hostelería). La Policía confirma esa tendencia. Con el mal tiempo, lo que se hacía en la calle -botellones, celebraciones en terrazas o espacios abiertos...- se ha trasladado a lugares cerrados. Hay más denuncias y desalojos. «Y en los espacios cerrados -apuntó Navas- la posibilidad de transmisión es veinte veces mayor. No es momento para celebraciones. Ni tan siquiera para la comida familiar del domingo».
Las policías locales o la Guardia Civil han dado cuenta de casos en los últimos días. Un cumpleaños de niños -organizado por los padres (eran quince críos y quince padres en la celebración de un chaval de cinco años)- en un bar del santanderino barrio de Cueto, falta de mascarillas y distancias de seguridad en un local de ocio en la calle Floranes con clientes en la pista de baile (había 24 personas), otro festejo en un negocio hostelero de Santoña (con 22 participantes)... Todos acabaron en desalojo y denuncias. A eso se añade, por ejemplo, el caso de un piso en la calle La Arenosa, de Laredo, con 16 personas (casi todos menores y algunos con menos de catorce años) o los catorce desalojos de fiestas en viviendas de la capital durante el puente.
«En la mayor parte de los casos acudimos por un requerimiento ciudadano y sí que se nota estos días que hay un aumento del tema de molestias por ruido en viviendas», confirman en la Policía Local de Santander. A su juicio, el cierre de los locales de hostelería antes de tiempo -a la una todo tiene que estar cerrado- es uno de los motivos para trasladarse a otra parte, y el mal tiempo de estos últimos días, otro. Se nota y dan cifras. En septiembre se firmaron 71 denuncias por un exceso de ruido en viviendas y otras nueve en locales. Los ruidos, por lo general, se traducen en fiestas y las fiestas, en ocasiones -si son más de diez, por ejemplo-, en incumplimientos contra las medidas para evitar contagios. Pues bien, en lo que va de octubre en la capital esas cifras están ya en las 34 denuncias en cuanto a las viviendas y en tres en los locales. «Sí que ahora mismo es uno de los temas que más trabajo supone durante los fines de semana».
Según informa David Carrera desde Torrelavega, los agentes allí también constatan «que han sido varias las intervenciones en pisos y locales donde había más de una decena de personas no convivientes». En esos casos, se realiza «un acta identificativa y se pasan los datos a la Consejería de Sanidad». Con el buen tiempo actuaban sobre todo «en fincas» y, ahora, con la lluvia muy presente, «en viviendas y locales». Aunque no hay zonas concretas de localización, sí destacan «el entorno de la plaza de las Autonomías, donde es frecuente que se den cita los estudiantes (está próximo al campus de las facultades)», y también ha habido identificaciones en viviendas o locales «en La Inmobiliaria o en el Barrio Covadonga».
Es lógico que Santander o Torrelavega sean las zonas donde más casos de este tipo aparecen. Pero la tendencia es general. «Hasta ahora, las concentraciones o botellones se desarrollaban en la vía pública. Ahora, con la lluvia, es normal que esas reuniones se trasladen a casas, locales o garajes. Lo mismo que hemos estado pendientes durante el verano en esos ámbitos, ahora continuamos con ello en estos», confirman fuentes de la Guardia Civil en Cantabria. Cuentan que los participantes en estos eventos «se van amoldando a las circunstancias» y destacan la importancia de «la colaboración vecinal». Y también dan datos. Desde principios de agosto hasta la semana pasada, casi 2.000 actuaciones de prevención contra el covid terminaron en denuncia. Unas seiscientas fueron por el mal uso -o la ausencia- de la mascarilla. Pero en torno a 430 estuvieron vinculadas a reuniones en la vía pública para consumo de alcohol o drogas. «Esas estos últimos días han ido descendiendo y no es descartable que se estén trasladando a lugares cerrados y se concentren más en los fines de semana».
Los agentes de la Benemérita actúan en coordinación con las policías locales de los municipios. En Laredo, por ejemplo, denunciaron conjuntamente este fin de semana al propietario y a los clientes en un establecimiento hostelero «con gente bailando en la pista, sin guardar la distancia de seguridad...». Incumplimientos de las medidas de prevención de contagios. Lo que confirman los policías laredanos es que se trata de «la tercera denuncia» para el mismo negocio.
«Y evidentemente -añaden- sí que se está notando que la juventud está trasladando sus fiestas a viviendas. Intentamos establecer un control para evitarlo» (fue allí donde este puente desalojaron una fiesta con 16 chavales, la mayoría menores). La Policía Local habla de «un seguimiento especial a estos casos los fines de semana». «Ya hemos recibido varias llamadas de vecinos, por ejemplo, en torno a fiestas en los garajes de Castilla del Mar (un punto muy conocido por los laredanos). Buscan zonas de cobijo y nosotros hacemos incidencia en la identificación y la posterior denuncia».
«Ya la semana pasada, con el mal tiempo, teníamos las sospechas de que las reuniones iban a trasladarse a las lonjas», relatan sus compañeros de Castro Urdiales. La consecuencia, el pasado sábado, fue «el desalojo de varias de esas lonjas con más personas de lo razonable para su espacio celebrando fiestas». El puente, en ese sentido, se saldó con cinco denuncias por no llevar la mascarilla y tres por infracciones contra la Ley de Seguridad Ciudadana. «Son en general por faltas de respeto a los agentes precisamente cuando estás desalojando alguna de esas fiestas».
La Policía en Castro explica que ellos conocen los puntos habituales de celebración en el municipio. «El muelle Don Luis, por ejemplo, se ha tenido que desalojar varias veces este verano porque había más gente de lo que debería». Pero, cuando el tiempo no permite estar ahí, el botellón se traslada «a las lonjas o zonas de cierta protección (como pórticos)».
En Camargo, según informa Javier Gangoiti tras consultar con fuentes municipales, aunque destacan que son «casos aislados», sí hablan de dos intervenciones recientes en la calle. Una, por un botellón en Revilla y otra, en la terraza de un local de Maliaño. Celebraban un cumpleaños y los participantes formaban un grupo mayor de personas que lo que ahora está permitido.
Movilidad y reuniones o fiestas. Eso expresó este miércoles el consejero de Sanidad como factores que aumentan los contagios. Por eso, no descartó que el puente se refleje en las cifras de positivos de los próximos días. «Estando como estamos -afirmó Rodríguez con cierta vehemencia- no podemos hacer la vida como antes».
«Bastantes problemas tenemos ya como para que algunos, unos pocos, perjudiquen a todo el sector». Es lo que dicen desde la Asociación de Hostelería ante las denuncias en algunos bares o locales de ocio en las últimas semanas por incumplimientos de la actual normativa sanitaria. Una «excepción», insisten. Y nada de defensa o justificaciones. «Al que incumple, que lo sancionen. Nosotros no vamos a defender al que no cumple y nos perjudica a todos los demás», asegura el presidente de este colectivo, Ángel Cuevas.
«La mayoría cumple con lo que hay que hacer. Y claro que les gustaría hacer cosas que ahora no están permitidas, pero saben que no se puede y no las hacen. Es indefendible». Cuevas pone un ejemplo. «Si vas por la carretera y hay una raya continua, no se puede adelantar, aunque lleves a uno delante que va despacio. No puedes hacer la ley a tu capricho. Nos toca esto y es para todos. No se puede adelantar». Se muestra, de hecho, «encantado con la vigilancia policial». Eso sí, dice, que esa vigilancia apunte en «todas las direcciones». «En los locales, en las casas, en los botellones...».
También Enrique Gutiérrez, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Cantabria, respondió a preguntas de este periódico respecto a los universitarios y las fiestas. «Puede ser que la gente joven sea más sociable y, en consecuencia, sea más propensa a organizar estas reuniones, pero la posibilidad de incumplir las normas está en todas las edades. Además, no todos los estudiantes de la universidad son jóvenes de entre 18 y 25 años. Lo único que podemos hacer los responsables que estamos en la Universidad es hacer un llamamiento a la responsabilidad individual».
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