Secciones
Servicios
Destacamos
Los fumadores de Cantabria han de empezar a estar muy pendientes del próximo Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (conocido como PIT), ya consensuado con las comunidades autónomas por el Ministerio de Sanidad y que traerá consigo aumentos de precio para las cajetillas ... y menos lugares donde encenderse un pitillo. El borrador -aún sin aprobar- especifica que se prohibirá fumar en los coches particulares, por ejemplo, así como en los parques infantiles. Algo que, en esta Comunidad, se sumaría a los otros lugares en los que ahora no se puede, como las playas, las terrazas o las áreas deportivas, estén o no al aire libre.
Aunque el covid-19 dejó en suspenso algunos grandes objetivos del sistema sanitario, no ha podido con la lucha contra la pandemia del tabaco. Durante todo 2021, Ministerio y comunidades han estado avanzando en la nueva ley limitadora (la OMS quiere reducir el tabaquismo un 30% para 2025) y las medidas que están sobre la mesa son vistas con buenos ojos por los expertos, independientemente de la polémica que generen entre los afectados cuando se quieran implantar. Sigue habiendo dos grandes retos: lograr que los jóvenes no se incorporen al consumo (en Cantabria la edad de inicio está en los 14 años, igual que en el resto de España) y «desnormalizar» el humo en todos los ámbitos posibles, lo que pasa por más limitaciones de espacios.
Que el tabaco se convierta en algo excepcional no está siendo fácil y las estadísticas de fumadores bajan lentamente, pero lo hacen. Hace dos décadas, un cántabro empezaba a fumar los 13 años. Ahora, a los 14,1. Una victoria sanitaria y social, ya que «sabemos que todo el mundo probará el tabaco en la adolescencia, pero es mucho mejor que esa prueba se haga a los 16 que a los 13», explica Blanca Benito, psicóloga del Plan de Prevención de Tabaquismo de la Consejería de Sanidad. Benito ve bien que se prohíba fumar en el coche porque es «un espacio muy reducido y muchos ni se dan cuenta» de que hacen tragar su humo a hijos, amigos y mayores.
En la ya larga lucha de las Administraciones contra el tabaco, se tiene claro que «funciona muchísimo» el aumento del precio «para que los más jóvenes no empiecen a fumar porque no tienen dinero para pagarlo». Los datos dicen que, hoy en día, entre los adolescentes, prueban más las chicas que los chicos, aunque luego en la edad adulta hay más fumadores que fumadoras. En esa carrera por los logros hay algunos buenos datos: en 2004, un 21,4% de los jóvenes cántabros fumaban a diario. Esa cifra ha caído hoy a la mitad. «Ha aumentado la percepción del riesgo», valora Benito.
Subir el precio con impuestos. Aún no se ha concretado el porcentaje, pero el precio se elevará. También aumentará el precio de los vapeadores y demás formatos electrónicos.
Evitar la promoción. Se estudia prohibir en las cajetillas la imagen de la marca.
Controlar la publicidad encubierta. También en las redes sociales.
Programas en entornos escolares. Sanidad quiere poner en marcha planes de promoción de la salud en colegios e institutos.
Eliminar sabores y aromas. Para que los más jóvenes no se confundan, el Ministerio quiere suprimir sabores y aromas que enmascaran el sabor del tabaco.
No fumar en el coche y el parque infantil. Estos dos serán los nuevos espacios en los que no se podrá fumar.
También prohibir la publicidad fue muy efectivo en su día «aunque luego la promoción del cigarillo se cuele» subrepticiamente en series y películas, apunta la experta, que está segura de que limitar espacios es un mensaje muy poderoso para las nuevas generaciones: «Si los niños ven que sus padres se tienen que levantar de la mesa de una terraza para fumar... eso va calando y el cigarrillo no se considera normal».
Y, al final, «desnormalizar» es ponérselo «difícil» a ese 19,75% de cántabros enganchados al pitillo, una estrategia que dio resultado cuando se prohibió fumar en los centros de trabajo. «A la gente le parecía tan incómodo tener que salir fuera que muchos optaron por dejar el hábito».
En Cantabria, cuando un adicto se plantea salir de su dependencia y quiere apoyo de la red sanitaria pública, debe dar un primer paso en dirección a su centro de salud. La técnico del Plan de Prevención del Tabaquismo asegura que en Atención Primaria, el personal médico y de enfermería «está muy formado» para respaldar estos procesos y cuenta con fármacos específicos que se expiden con receta. En 2020, iniciaron estos tratamientos 2.725 cántabros y, en 2021, otros 1.280. Los casos más graves -por patologías concretas o los de grandes reincidentes- se derivan a la Unidad Especializada, que vio 580 pacientes en 2020 y 490 en 2021.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.