Secciones
Servicios
Destacamos
NACHO GONZÁLEZ UCELAY
SANTANDER.
Viernes, 27 de julio 2018, 17:04
La Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria mantiene bajo control a 359 mujeres que consumen ácido valproico, un principio activo presente en determinados medicamentos recetados para tratar la epilepsia, los trastornos bipolares o las migrañas cuya prescripción en embarazadas podría estar generando malformaciones ... físicas en el feto, dificultades de aprendizaje, bajo coeficiente intelectual y autismo.
Considerado un escándalo sanitario a la altura del de la talidomida (un fármaco para aliviar las náuseas en el embarazo muy popular a finales de los años cincuenta que entonces causó graves malformaciones a miles de niños en toda Europa), este reciente del ácido valproico -que en España distribuye el laboratorio Sanofi como Dépakine- empezó a engendrarse en los ochenta, cuando comenzaron a describirse algunos casos de retraso en el desarrollo en niños de madres tratadas con este compuesto durante su periodo de gestación.
¿Qué es? Es un fármaco antiepiléptico que se utiliza, además, como estabilizador del estado de ánimo (el trastorno bipolar).
Sus riesgos Su prescripción en mujeres en estado de gestación puede generar malformaciones físicas a sus fetos.
Su comercialización Se comercializa en un centenar de países. En España los distribuye el laboratorio Sanofi como Dépakine.
Coincidiendo justo con el cambio de milenio, allá por el año 2001, trascendió que de 594 hijos de madres con epilepsia atendidas en un centro de Reino Unido, un 30% de los hijos de aquellas que habían ingerido valproato durante la gestación necesitaban de ayudas educativas especiales frente al 3,2% de los de las que se habían expuesto a otros medicamentos.
Diez años después, en 2011, se conoció que entre los 210 hijos de entre nueve meses y cinco años de edad de pacientes con epilepsia inscritos en un registro de Reino Unido se había observado un retraso del desarrollo en un 40% de los expuestos al valproato frente a un 4,5% de los no expuestos.
A pesar de tan llamativas conclusiones, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios no reaccionó hasta el año 2014, cuando el escándalo del ácido valproico ya había dado el salto de Reino Unido a Francia y de ahí a toda Europa dejando por el camino varios cientos -quizá miles- de afectados con el que hoy es conocido como síndrome fetal del valproato.
Etiquetado con un triángulo negro invertido, lo que significa que está sujeto a seguimiento adicional, el Dépakine, como sus derivados, es hoy un producto sometido a una especial vigilancia por parte de las autoridades sanitarias españolas, que aconsejan evitar el valproato en las mujeres sujetas a especiales circunstancias.
En concreto, en aquellas con capacidad de gestación, en edad fértil, «pues puede causar defectos de nacimiento y problemas en el desarrollo temprano del niño si se toma durante el embarazo», una recomendación que después actualizó y extendió a esas otras sometidas a tratamiento de epilepsia.
Pero ¿qué pasos ha dado Cantabria para minimizar las consecuencias del uso del valproato?
Según precisan fuentes del Servicio Cántabro de Salud, a la emisión de la primera Nota Informativa de la AEMPS, en 2014, «se procedió a la difusión de la misma a todos los profesionales, a la publicación en la intranet del SCS para el acceso de todos los profesionales y se elaboró una hoja informativa, remitida por correo electrónico desde la Gerencia de Atención Primaria a todo el personal con recomendaciones a seguir».
Y más recientemente, en febrero de este mismo año, a la emisión de una segunda Nota Informativa de la AEMPS con nuevas medidas, «se procedió al desarrollo en el sistema de información corporativo del Servicio Cántabro de Salud para Farmacia por receta de la consulta automática para que cada médico de atención primaria acceda a la relación completa de sus pacientes con este medicamento».
De acuerdo con los datos del SCS, «a mayo de 2018 hay 359 mujeres que retiran este medicamento de las oficinas de farmacias de Cantabria a través de receta médica». Y conforme a esta misma fuente, «el consumo de ácido valproico por mujeres en el mes de mayo de 2018 fue de 618 envases».
No consta que en Cantabria se hayan producido casos vinculados con el síndrome fetal del valproato, aunque no sería de extrañar que, al igual que está sucediendo ahora en otras comunidades autónomas, comiencen a florecer con la publicación de informaciones como esta, vinculadas a un escándalo sanitario de magnitud internacional que la mayoría de las mujeres tratadas con Dépakine durante su embarazo ignoraba entonces.
«Bastará con que aten cabos», explicaba ayer Carmen Rosa Galán, presidenta de la Asociación de Víctimas por el Síndrome del Ácido Valproico, Avisav en su abreviatura. «No hay ninguna mujer procedente de Cantabria entre las mamás que nos están consultando», precisa. «Pero no me extrañaría en absoluto que las hubiera, porque este problema afecta a cientos de mujeres en todos los rincones de España», añade la responsable del colectivo, que es madre de un niño diagnosticado de Asperger.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.