«Nuestros sanitarios no pueden hacer dos cosas a la vez: vacunar y curar»

Del Val, para quien ya no existen domingos ni fiestas de guardar, tan solo días productivos, dejó este miércoles a un lado sus tareas para inaugurar el ciclo de charlas online organizado al alimón por el Instituto de Física de Cantabria y el Ateneo de Santander con una de esas conferencias que sientan cátedra.

Defensora de la eficacia del uso de las vacunas, y de su seguridad, la reputada inmunóloga explicó qué es una vacuna, qué tipos hay, para qué sirven, cómo funcionan y, ya en términos más concretos, en qué situación se encuentran las fabricadas contra el covid-19: los trabajos desarrollados y el resultado obtenido.

En un lenguaje muy sencillo, Del Val ensalzó de primeras la «fantástica cooperación que existe a nivel internacional» para intentar acabar con el coronavirus a base de vacunaciones masivas, «muy al contrario de lo que sucedió, por ejemplo, con la distribución de las mascarillas durante aquellos primeros días en los que los países rivalizaban por hacerse con ellas».

Coincidiendo con sus colegas en que el descubrimiento de una vacuna contra el coronavirus en tan breve plazo de tiempo, un año, ha sido toda una gesta científica, la viróloga asegura que lo hecho «ha sido realmente espectacular. En diez meses hemos conseguido averiguar tantas cosas que no puedo imaginarme lo que podremos llegar a conocer en otoño», afirma la doctora, para quien, visto desde dentro «es una aventura apasionante en la que todos nos hemos volcado».

Y rebatiendo que precisamente eso, el hallazgo tan temprano, genere dudas sobre sus efectos, la inmunóloga afirma tajante que las ya colocadas en el mercado «son muy seguras».

Lo son «porque los gobiernos han financiado la precompra de estas vacunas, que en la práctica quiere decir que han adelantado dinero para que se puedan hacer grandes ensayos clínicos, con resultados concluyentes». Y lo son «porque el volumen de voluntarios presentados a las pruebas de esta vacuna ha sido cinco veces superior al de los que se han presentado a cualquier otra fabricada antes contra un agente infeccioso».

Esto, dice, quintuplica los niveles de seguridad pretendidos. Da igual en una que en la otra. «Las dos vacunas son tan parecidas que hasta yo confundo los datos a veces», reconoce Del Val, que recuerda que si bien los ensayos han revelado alguna reacción alérgica grave a la solución, «ya se ha comprobado que esta solo se produce en una de cada 100.000 personas».

Para la inmunóloga madrileña, «que haya no una sino varias vacunas es importante» por cuanto el abastecimiento es escaso. «Necesitamos que esas fábricas, en distintos lugares del mundo y mediante distintas tecnologías, las elaboren para que cuando una tenga problemas de suministro no nos quedemos todos colgados, para que no haya un monopolio. Habrá algunas que sean mejores y nos permitan proteger del virus no solamente a los vacunados sino también a sus contactos y habrá otras que no lo sean tanto, que solo protejan al vacunado, pero si son rápidas, de momento es suficiente».

Precisamente respecto a eso, la efectividad de las soluciones, se refirió Del Val para recalcar que una persona vacunada puede seguir contagiando a su entorno si no aplica las medidas oportunas, como el uso de la mascarilla, por ejemplo.

«Aún vacunada, una persona tiene que seguir llevando mascarilla, sí, porque todavía se desconoce si estas vacunas protegen también al entorno del individuo, es decir, si esa persona vacu- nada deja de ser contagiadora o, al contrario, se convierte en un asintomático que contagia de una manera silenciosa».

Esto, dice, se sabrá con la experiencia recogida del tiempo. «El tiempo nos dirá si entre las personas que no están vacunadas circula menos el virus», explica Del Val, que lo ejemplifica. «Si vacunamos a todos los mayores de 65 años de edad y de repente en las fiestas que organizan los jóvenes en las universidades no se producen positivos, no hay brotes, no circula el virus, eso nos indicará que alguien ha dejado de contagiar y que ese alguien está entre los vacunados». Ese tipo de seguimientos, dice, «nos van a ir diciendo cómo evolucionan las vacunas».

Vacunas que para la viróloga son, por supuesto, la parte esencial de un proceso de recuperación en el que es determinante la concienciación ciudadana. «Todo lo que hemos conseguido ha sido gracias al esfuerzo que hemos hecho los ciudadanos. Si entre todos no nos mentalizamos, esta etapa de vacunación va a ser realmente muy difícil, porque nuestros sanitarios no pueden hacer dos cosas a la vez: vacunar y curar». De ahí que Margarita del Val recalcara en su conferencia que la vacunación es un derecho, pero también una responsabilidad.