Santander se abastece ya del pantano del Ebro tras cumplir el Ministerio el pacto del agua

«Se está cumpliendo el pacto con el Ministerio y Santander ya está captando agua del pantano desde el pasado junio», acreditó ayer la directora general de Obras Hidráulicas de Cantabria, Sandra García. En concreto, desde mediados del pasado junio. «Actuamos a demanda del Ayuntamiento de Santander, que se abastece de forma ordinaria de los recursos propios de los ríos Pas y Pisueña. Cuando ellos nos dicen que no les basta, es cuando traemos agua del pantano», explica García.

El Gobierno regional logró el permiso el pasado 3 de marzo, después de una larga tramitación con la que se puso fin al conflicto del agua. Se trata de una autorización especial que abre la puerta a hacer una excepción a la ley. «La norma no permite el intercambio de caudales entre cuencas. Y es que la nuestra es la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, pero el pantano pertenece ya a la Confederación Hidrográfica del Ebro», aclara la directora general de Obras Hidráulicas.

Cantabria podía tomar hasta 26 hectómetros cúbicos anuales con la condición de devolverlos en épocas de bonanza. Es decir, en invierno, cuando las lluvias permiten la aportación al pantano. El pasado invierno y tras la rúbrica del acuerdo, se bombearon hasta 0,8 hectómetros cúbicos hasta el pantano. Más, de momento, de lo que se ha captado este verano. Fue un acto cargado de simbolismo, para dejar constancia de la buena voluntad de la región para cumplir lo que le toca en este pacto.

El problema: que toda devolución obliga a un gasto energético absurdo, pues hay que impulsar un bombeo que debe salvar 150 metros de monte para conducir caudales de los ríos Besaya e Hirvienza hasta lo alto. Además, al pantano nunca -o casi nunca- le falta agua. Es más, muchos años supera los límites considerados de desbordamiento.

Por eso el siguiente paso -por lo que está trabajando ya el consejero Gochicoa- es porque se incluya la posibilidad de no tener que devolver los 5 primeros hectómetros cúbicos que se tomen cada verano. Una cantidad que coincide, de media, con el máximo histórico que ha necesitado Santander en época estival.

«A día de hoy podríamos coger agua del Ebro para Santander y todo el arco de la bahía; pero en todos estos años sólo hemos necesitado hacerlo para Santander», afirma García. La autovía del agua, ese complejo entramado de tuberías que recorren la región de este a oeste y de norte a sur, sirve para conducir caudales desde donde sobra, hasta donde falta y ha sido suficiente para resolver buena parte de este problema. Aunque pese a su eficacia, esta instalación no resulta suficiente para resolver la papeleta de Santander en esta temporada, cuando el turismo incrementa la demanda. «Los ríos cántabros bajan con mucha pendiente, desaguan muy rápido al mar y eso nos obliga a depender mucho de la lluvia para mantener caudales, por eso el pantano es clave para regular el abastecimiento a una población grande como la de Santander», zanja la responsable de la Consejería.