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Se muestra convencido de que Santander lo tiene todo a favor para convertirse en una ciudad de la cultura. José Guirao, ministro de Cultura y Deporte desde hace un año, cuando Màxim Huerta dimitió por fraude fiscal, ha demostrado músculo de gestor cultural tras ... una trayectoria que pasó por el Museo Reina Sofía o la Casa Encendida. Esta semana ha regresado a Cantabria en su primera visita oficial a Altamira. El ministro en funciones asegura que apoya el Mupac pero hasta que no tenga un proyecto definitivo, «todo está en el aire»
-¿Qué balance hace de su gestión de apenas un año?
-Ha sido un periodo de gobierno muy intenso y muy fructífero. Ahora esperemos que se pueda continuar la labor de gobierno no para rematar sino para hacer muchas cosas que no hemos podido plantearnos este año por diversos motivos. Unas por cuestiones presupuestarias, pues tuvimos que asumir presupuestos que no coincidían en muchos casos con los planteamientos nuestros; pero sobre todo hay muchas iniciativas legislativas en la que hemos trabajado que están ya muy desarrolladas y a la espera de ponerlas en marcha. La primera de ellas reiniciar la ley del Deporte que estaba pendiente tras el borrador de tramitarla al Congreso. También tenemos pendiente una modificación de la ley del patrimonio histórico, no para cambiar nada pues ha soportado muy bien el paso del tiempo, sino para ampliarla a temas que en estos años han surgido y han hecho evolucionar el concepto, dado que no estaban incluidas las cuestiones de patrimonio industrial, afinar en el patrimonio inmaterial o los patrimonios contemporáneos como los audiovisuales. También incorporar algunas figuras de protección y, sobre todo, la del paisaje cultural. Y, finalmente, está pendiente la ley del Instituto de las Artes Escénicas y de la Música, Inaem, un compromiso que se halla en la fase de redacción del anteproyecto, acorde a la que regulan otros ámbitos del Ministerio de Cultura, como son el Prado o el Reina Sofía.
-¿La ley de mecenazgo se ha convertido en un mantra recurrente?
-Más que una nueva ley, como muchos creen, se trata de mejorar la ya existente e incorporar de una manera más nítida todos los temas que no sólo corresponden a grandes empresas, fundaciones o corporaciones, sino de micromecenazgo con el objetivo de que sea una cuestión de cultura arraigada y general del país. Tanto desde la Administración como desde los medios la tarea es trasladar la cultura del mecenazgo y eso supone ir más allá de los incentivos fiscales.
-No depende sólo de su intención, o deseo, pero en estas semanas en funciones, ¿se ha planteado su continuidad en el ministerio?
-No es la prioridad. Lo importante es que haya investidura lo antes posible y que el presidente del Gobierno pueda conformar su equipo lo más rápido posible. A nivel personal me siento como el resto, creo que todos los ministros estamos implicados en un proyecto colectivo, de Gobierno, el de Sánchez y del Partido Socialista, y lo importante es el proyecto. Las personas estamos en un segundo lugar y siempre al servicio del presidente.
-El Ministerio no es la caja pagadora de proyectos ajenos. Los ayuntamientos y diputaciones están en su derecho de plantear los proyectos que quieran. Pero el Ministerio participa sólo en aquellos proyectos que comparte. El Ministerio tiene unos recurso limitados y debe atender a todo el territorio, no puede estar al albur de lo que los demás decidan. Nuestra condición sine qua non es compartir ese proyecto. Es erróneo pensar que el Ministerio es la caja pagadora. Se comparten proyectos y, en especial aquellos que supongan un compromiso mutuo.
-Estamos pendientes de salir de este impasse político y presupuestario porque, de haber sido otro el escenario, ya podríamos haber destinado algo. Lo importante es que para todos es una nueva legislatura y cada parte puede planificar, jerarquizar e ir hacia adelante. Si no planificas no llegas a ninguna parte porque los recursos siempre son escasos. Pero la sintonía con los planteamientos generales de la comunidad es total. Cuando en el caso del Mupac veamos el proyecto, podremos valorar la envergadura y la medida de la colaboración. Sin proyecto delante todo está en el aire.
-¿Se ha sentido como un ministro sustituto, que ejerce en la provisionalidad?
- No, al final lo importante es el proyecto colectivo y lo que puedas hacer dentro de él. Lo demás son cosas que, a la edad que tengo, la verdad es que no me afectan en absoluto.
-El mundo editorial ha presentado su balance de temporada hace unos días. Y usted ha presidido esta semana su reunión en la Torre de Don Borja que empieza una nueva etapa e identidad...
-Conocí la Fundación Santillana hace muchos años y esta visita se inscribe en el encuentro con editores que se ha celebra en la nueva Torre. Los datos más llamativos revelan que la edición en papel y la venta han aumentado casi un 2% y llevan cinco años de crecimiento. El sector está contento por ello y también el ministerio. Otro tema es el estancamiento del libro digital. Sobre ello hay distintas maneras de verlo. La piratería es una de ellas porque queda claro por las descargas que de no existir las cifras hubiesen sido mucho mejores. Pero tampoco hay que olvidar que la generación que más lee tiene muy arraigada la costumbre del papel. Los que daban por muerto el libro sobre papel quizás no tenían en cuenta los hábitos lectores de dos o tres generaciones.
-Y ha querido estar presente en el cumpleaños del Museo de Altamira, en su primera visita al Centro de Investigación como ministro...
-Altamira es uno de los museos nacionales con mayor atractivo y solidez. Además los datos han demostrado que las visitas han aumentado en estos últimos años. En 2018 más de 280.000 y en crecimiento continuo desde hace tres años cuando la cifraba rondaba los 250.000 visitantes, lo cual es una magnífica noticia.
- No obstante toda medida de futuro permanece suspendida dado que el Patronato no se reúne desde hace año y medio. ¿Qué perspectiva se abre?
-Tras la investidura, efectivamente, tenemos previsto convocar y reunir al Patronato antes de final de año. Y la dirección del Museo y Bellas Artes se encuentran haciendo una revisión de todos los temas, medidas y acciones que se necesitan abordar para lograr mejoras.
-Uno de los factores siempre mediático y pendiente de actualizar es el de las visitas semanales a la cueva original por sorteo. ¿Hasta qué punto es urgente y necesaria una revisión?
-Ese régimen de visitas está establecido por las estudios que se hicieron para abordar las cuestiones de conservación. Lo fundamental es la conservación y en estos temas, valga la redundancia, yo soy muy conservador. Todos lo que no se haga tiene que tener como primer objetivo la conservación en las mejores condiciones del bien cultural concreto. Hay mucha presión en torno a Altamira y la entiendo, pero justamente la neocueva y el museo nuevo se hicieron para dar salida a esa presión ciudadana, y aumentar o reducir las visitas dependerá siempre de lo que digan los estudios y los datos científicos. Ante la duda o un posible empate de criterios yo siempre me decantaré por mantener el régimen actual o incluso disminuir el ritmo de visitas. Después de miles de años no podemos permitirnos hacer nada que vaya en contra de esa conservación milagrosa.
-¿En qué momento está la posible apertura de la cueva de las estalactitas, también un proyecto postergado en varias ocasiones?
-También está el mantenimiento, las colecciones, las visitas... No obstante soy partidario de ver las cosas siempre en su conjunto. Porque al margen de los recursos económicos y humanos, que no siempre están ahí, es preciso ver cómo encaja todo en un discurso global, y que sea coherente y pedagógico. Estamos dando a conocer un patrimonio pero también trasladar a los ciudadanos un conocimiento, una historia y ver cómo es ese itinerario pedagógico. Muchas veces, aunque está cambiando a mejor en todas partes, los discursos que se plantean, dan por hecho que quienes visitan un museo conocen los antecedentes y el contexto. Y se traslada una información que no está bien digerida ni ordenada. Lo importante es que el visitante se lleve una idea lo más completa posible sin que suponga un exceso de información, que no se quede en lo anecdótico.
-¿En cualquier caso siempre será un museo atípico por la referencia dominante de la cueva?
-Bueno, es cierto. A mí los que me gustan son precisamente los museos atípicos. No es cuestión tanto de gustos, sino de que hay museos que tratan cuestiones particulares lo que supone un reto más complejo que otros. Como Altamira sólo hay una y ese el es reto, contar algo único. Lo particular te obliga a ver cómo reconvertirlo en universal.
-Santander vive un momento marcado por varios proyectos culturales ya encaminados o sobre los que hay varias expectativas. ¿Qué reflexión le merece este paisaje como ciudad de futuro?
-Mi visión y valoración es cien por cien positiva. La cultura es una apuesta ganadora para cualquier ámbito. Si analizamos la situación concreta de Santander vemos que lo tiene todo a favor para ser una ciudad de la cultura. Posee una tradición musical enorme, un auditorio fantástico, Altamira en la periferia, la UIMP, o el Centro Botín, que ha significado una apuesta muy positiva en lo artístico y en lo urbano, que representa un proyecto arquitectónico magnífico de uno de los grandes creadores del siglo como es Renzo Piano; y con una programación de primer nivel. A ello se suma que la Colección del Santander se trasladará aquí. Lo que se pone de manifiesto es el interés del ámbito privado por la cultura. Lo importante es que estamos hablando de proyectos públicos y privados y en la suma todos ganamos, lo cual es ejemplar. Santander tiene una grandísima oferta cultural y esa apuesta la alabo, comparto y celebro.
-Recientemente, mantuvo su primera reunión con el vicepresidente de Cantabria Pablo Zuloaga. ¿Cómo valora esta cita?
-El encuentro fue muy bien. Como es lógico hablamos de cuestiones que están ahí, caso del Mupac y de Altamira pero al margen de las prioridades de la comunidad, insistí en que lo importante es jerarquizar.El vicepresidente, como responsable también de Cultura, me hizo ver sus prioridades y, sobre todo, la importancia del Mupac, un proyecto que conocemos bien.
-La próxima semana se cumple un año de la firma del convenio entre el Ministerio y el Reina Sofía-Archivo Lafuente para crear el centro asociado en el antiguo inmueble del Banco de España. ¿En qué momento se encuentra el proyecto?
-El Ayuntamiento tiene muy avanzado el proyecto. Hablé con la alcaldesa hace unos días y el compromiso sigue en pie. Ahora entramos en la etapa de cerrarse el proyecto y adjudicarla obra y después la instalación. Fue mi primera firma como ministro y me sentí feliz porque conozco bien la importancia y riqueza de ese archivo y la trascedencia de integrarlo en un discurso mayor y más complejo que es el del Reina Sofía. La colaboración del Ayuntamiento ha sido siempre total. Conozco a Lafuente y aunque no era ministro he seguido el proyecto desde los tiempos de Iñigo de la Serna y si ha habido retrasos no ha sido culpa del ayuntamiento. El convencimiento es que se trata de un fondo documental realmente impresionante, de calidad internacional. Hay que decir a los santanderinos y a los españoles en general, que esta es una cuestión que trasciende a la propia ciudad y lo local. La sintonía con el ayuntamiento es total. Es un proyecto importante no solo para Santander sino en general para el discurso del arte contemporáneo.
-¿Cabe esperar alguna sorpresa?
-Va todo en orden, se siguen dando pasos y creo que por el buen camino. He hablado hace unos días con la alcaldesa (Gema Igual) y si la agenda lo permite intentaremos mantener una reunión con motivo de la entrega del reciente Premio Plaza Porticada al proyecto. Además, estamos muy agradecidos por la parte que nos toca.
-¿Qué opina del presidente cántabro?
-No conozco personalmente a Revilla pero su carácter reivindicativo me parece siempre positivo. Lo importante no es que prime esa actitud, sino que pueda encauzarse bien. Una de las características del presidente Revilla es que es un hombre claro y eso siempre ayuda a resolver los problemas y a poner todas las cartas sobre la mesa.
-Una de las polémicas más sonoras del mundo del arte, que usted conoce bien, ha sido el reciente despido de Rafael Doctor al frente del Centro Andaluz de la Fotografía acordado por el gestor cántabro Fernando Francés. ¿Qué opina?
-Me parece siempre un error despedir a un gestor cultural. Y en este caso Rafael Doctor es de los grandes que tenemos en España. Está en ese grupo privilegiado pues aborda un gran trabajo y experiencia. Sí, lo que puedo decir es que la medida me parece un error.
-¿Cuál es su objetivo si puede abordar las actuaciones que ha emprendido?
-Aunque los presupuestos siempre mandan y hay que esperar, me gustaría trabajar mucho en la cooperación con las comunidades autónomas. Mi impresión de este año de gestión tras estar con todas es que hay muy buena disposición, también con la oposición. Recuerde, por ejemplo, que el estatuto del artista salió por unanimidad. La voluntad de remar todos juntos al margen del color político la he visto clara. Y eso para la cultura es fundamental. Mejorar los mecanismos de cooperación y lograr el consenso y, en este sentido, soy muy optimista.
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