Secciones
Servicios
Destacamos
Fue un acto sencillo. Una misa por encargo del Ayuntamiento de Santander con el consentimiento de la familia Hormaechea-Alonso. «No estamos en un acto social. Era ilustre y muy conocido. Pero vamos a quitar todo eso», dijo incluso Roberto Negrete, el sacerdote que ... ofició este lunes la ceremonia, para ceñirse al sentido religioso de la reunión. Sin embargo, la propia homilía y muy especialmente las intervenciones de los dos hijos del difunto entraron de lleno en la figura del que fuera alcalde de Santander y presidente de Cantabria, Juan Hormaechea Cazón.
El aforo en la Catedral estaba restringido a 160 personas y el día de perros hizo lo suyo para que nadie tuviera que quedarse fuera sin sobrepasarlo. La alcaldesa, Gema Igual, y el presidente del Parlamento de Cantabria, Joaquín Gómez, ocuparon el primer banco de una de las filas. En la otra, ese espacio correspondió a la familia. La mujer y los hijos de Hormaechea.
Junto a buena parte del equipo de gobierno municipal (casi todos los concejales del PP y los dos de Cs) y el edil de Vox Guillermo Pérez Cosío, asistieron los diputados regionales Íñigo Fernández (PP) o Cristóbal Palacio (Vox) –no hubo ninguna representación del Gobierno autonómico–. Colaboradores estrechos del expresidente (como José Abando) o personalidades de la vida profesional cántabra –como el empresario Santiago Díaz, el doctor Julio Rama o el abogado (y presidente de El Diario Montañés) Luis Revenga– se sumaron también a familiares y amigos.
«Hizo cosas muy bellas para la región», señaló Negrete en la homilía. Tras centrarse en el sentido religoso del acto y del adviento, sí que entró de lleno en la figura de Hormaechea. «Vio, juzgó y actuó», quiso resumir. Y no faltó alguna coletilla: «Cómo nos falta esto... Ver, juzgar y actuar». El religioso recordó las conversaciones «con las gentes de aquellos pueblucos de Liébana». «No había nadie que no me hablase de don Juan». Relató, en este sentido, que le contaban que «antes sólo comían pescado una vez al mes». Hasta que llegaron las carreteras y los caminos que se hicieron esos años. «Alguno dirá: ¿Pues qué va a hacer un presidente del Gobierno de La Montaña? Bueno, pues sí. ¿Pero hasta el rincón más rincón? ¿O nos gusta la parafernalia de los sitios más vistosos? No digo más...».
Tras la eucaristía –acompañada con el órgano y la voz de la cantante Rosa Goitia–, los hijos del exalcalde quisieron decir unas palabras. Juan recordó «los viajes a la Cantabria profunda». «Odiaba el barro porque decía que era el exponente de la miseria y fue una obsesión para él asfaltar hasta el pueblo más remoto». Lo dijo para recordar las pequeñas obras. «Es bueno tener grandes ambiciones, pero muchas veces en los pequeños actos se marca la diferencia para cambiar la vida de las personas». Su hermano Joaquín, a continuación, destacó de su padre conceptos como la innovación, «la capacidad de ver siempre puesta en el largo plazo», su habilidad para «conectar» o su pasión por el «contacto con la naturaleza». «Tuvo –dijo finalmente– una vida llena de acontecimientos y la fortuna de poder desarrollar su vocación».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.