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El diseño del nuevo frente marítimo permitirá a Santander romper las barreras que separan el centro de la ciudad con su puerto. El diseño que están desarrollando al alimón la Autoridad Portuaria (APS) y el Ayuntamiento permitirá a la capital cántabra ganar al puerto todos los terrenos que van desde el Centro Botín hasta la Zona Franca, a la altura de la Biblioteca Central, y desafectar para uso cultural, dotacional y terciario algunos edificios emblemáticos: Capitanía Marítima, Sanidad Exterior o la actual sede de la APS.
Si todo se mantiene sobre el guión previsto durante los últimos meses, el atraque del ferri se trasladará hacia el interior de la bahía, a la altura del Depósito Franco en Varadero, lo que obligará a construir una nueva sede que, a priori, la compañía inglesa ve con buenos ojos, y a reordenar todo el tráfico de vehículos. El futuro modelo permitirá a los ciudadanos llegar paseando sin ningún límite hasta el borde de la bahía -desde el cantil del muelle de la zona de Antonio López hasta San Martín-, una histórica ambición del Consistorio y los santanderinos.
La operación urbanística «transformará» la fisonomía de la ciudad, como adelantó el presidente de la Autoridad Portuaria, Jaime González, en este periódico. Una opinión que ratifica la alcaldesa de Santander, Gema Igual, quien desvela los nuevos detalles, que se completarán con la construcción de un nuevo edificio para la Presidencia del Puerto.
El diseño que hay sobre la mesa es más avanzado que el Plan Maestro del Frente Marítimo, del convenio firmado en 2010 entre ambas administraciones y del Plan General de Ordenación Urbana de 2012, que fue tumbado por el Tribunal Supremo en noviembre de 2016 y obligó a paralizar todo el proyecto. González e Igual han querido hacer de la necesidad virtud y aprovechar para potenciar la integración del espacio y la urbe con la cesión de todos estos terrenos, que se sumarán a los 217.000 metros cuadrados que en su día desafectó la Autoridad Portuaria.
«Después de la anulación del PGOU y de truncarse el concurso de ideas que estaba en marcha, el Ayuntamiento de Santander y la Autoridad Portuaria recuperamos el grupo de trabajo bilateral entre ambas instituciones para analizar las posibilidades de continuar con el proyecto del frente con el objetivo de integrar en la ciudad las zonas que no lo habían hecho», explica Igual.
Han sido varias las reuniones mantenidas desde entonces, «lo que ha permitido avanzar para integrar, de la manera más ambiciosa posible, la zona que va desde el Centro Botín hasta el entorno del Barrio Pesquero». La Autoridad contempla, como avanzó Gónzalez, una reordenación «de todas las actividades portuarias, donde cada una de ellas saldría ganando, incluida la sede, y donde Santander se transformaría».
Igual explica que «sería necesario desplazar el atraque del ferri hacia el interior del puerto, donde también se construiría una nueva terminal». «De esta manera, todos los espacios portuarios entre la actual estación marítima y el acceso al puerto que ahora se usan para el embarque y desembarque del ferri, quedarían liberados de esta función y se podrían integrar completamente en la ciudad, eliminando la valla actual y permitiendo el libre acceso ciudadano hasta el mismo borde del muelle», recalca.
La alcaldesa recuerda que esta integración «va mucho más allá de la que estaba contemplada para esta zona en la planificación anterior, en la que se mantenía una franja de uso exclusivamente portuario entre la ciudad (Antonio López) y la bahía que se seguía destinando a las operaciones de embarque vinculadas al ferri». El proyecto que se paralizó con la anulación del PGOU solo contemplaba un retranqueo de unos metros de la valla que divide la urbe de la zona portuaria.
Además, el nuevo modelo, que se presentará a comienzos del año que viene, permitirá también en un futuro el uso y disfrute para la ciudadanía de la actual estación marítima, cuya reforma comenzará en noviembre y contempla una zona expositiva, una terraza en el techo y el Museo del Machichaco; así como algunas de sus actuales instalaciones.
A partir de ahí, se decidirá el uso que se le dará. El Consistorio, en cualquier caso, apuesta por zonas verdes y espacios lúdicos para los ciudadanos y descartan viviendas aquí. Es decir, se destinará al uso público, «sin perjuicio de que pudiera haber algunas otras edificaciones y nuevas construcciones», aunque, a priori, no lo ven necesario.
«Dentro del grupo de trabajo, ésta es la opción que cada vez ha ido ganando más viabilidad en todos los sentidos gracias al trabajo conjunto y coordinado entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria con el objetivo de dar los pasos administrativos y urbanísticos necesarios para que pueda ser una realidad y, de esta forma, continuar avanzando en la integración puerto-ciudad que tan buenos resultados ha dado en los últimos años», destaca Igual.
Donde sí dejan la puerta abierta a construir nuevas casas, uso residencial o alguna iniciativa comercial de calado es en la zona de Varadero. Sin embargo, desde el Consistorio detallan que será bastante diferente al proyecto anterior, ya que obligaba a pagar toda la operación urbanística con la comercialización del suelo. Para ello se introdujo una edificabilidad máxima de 150.000 metros cuadrados de uso terciario, que servirían para compensar los costes asociados a esas actuaciones. Así, los ingresos obtenidos del desarrollo urbanístico del proyecto y de la capitalización de concesiones alcanzaban unas plusvalías de 172 millones, cantidad suficiente para ejecutar las intervenciones previstas sin coste alguno para las administraciones.
«Ahora no tendremos los condicionantes de los costes y no debe ser autosuficiente financieramente», relatan desde el Ayuntamiento de Santander. En cualquier caso, el desarrollo de Varadero y de San Martín, que también se incluirá en el nuevo frente marítimo, está todavía más verde.
Para todo este proceso no será necesario un nuevo Plan General. El Ayuntamiento apuesta para reactivar el desarrollo urbanístico de la zona por una modificación puntual del Plan de 1997, que actualmente está en vigor, algo que permitiría agilizar considerablemente los plazos.
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