«Santander es un tesoro por descubrir»
Andrés Vargas | Guía turístico e historiador ·
Tras unir sus dos grandes pasiones, la comunicación y la historia, se dedica a realizar visitas guiadas por la capital cántabraSecciones
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Andrés Vargas | Guía turístico e historiador ·
Tras unir sus dos grandes pasiones, la comunicación y la historia, se dedica a realizar visitas guiadas por la capital cántabraComo «una mezcla extraña entre Juanes y Revilla». De esta forma se autodefine Andrés Vargas, un joven colombiano de 28 años que, tras llegar a Santander hace catorce, actualmente se dedica a la profesión de guía turístico, una labor que considera «apasionada y desinteresada», y ... a la que llegó «por una carambola del destino». Enamorado de la historia y la comunicación, así como de la ciudad y su pasado, Vargas se graduó en Historia en la Universidad de Cantabria (UC), donde se encuentra realizando un máster en Patrimonio Histórico y Cultural, que compagina con su labor dentro de una empresa de 'free tour', un servicio turístico cada vez más extendido en España y Europa y que, como él mismo asegura, «es un término que provoca confusión».
–¿Cree que el concepto de 'free tour' es algo ambiguo y puede provocar malentendidos?
–Sí, lo es. La gente hace una traducción errónea del ingles al castellano, entendiendo que 'free' quiere decir gratis. Pero el matiz de 'free' se refiere a libre. Al final del tour se deja una propina, cuya cantidad es libre, dependiendo de si se ha disfrutado más o menos de la visita. Pero, cuando trabajas de esto, sabes que te expones a ello y que son cosas que pueden pasar.
–¿Qué le llevó a ser guía turístico?
–La casualidad, totalmente. Mis dos pasiones son la comunicación y la historia, y cuando las mezclé me llevó a ser divulgador. Una vez ahí, creí que ser guía turístico era una posibilidad, ya que supone comunicarte con gente que no conoces, enseñando la historia que tanto me apasiona, y no había mejor oportunidad de hacerlo que en la maravilla que es Santander.
–Por tanto, ¿cree que esta profesión es vocacional? ¿De pequeño se le había pasado por la cabeza dedicarse a ello?
–Creo que todos los trabajos deberían ser vocacionales, ya que, si te vas a dedicar a algo por el resto de tu vida, te tiene que gustar como para realizarlo de forma correcta, sobre todo de cara a otra gente. Y creo se puede aplicar para ser guía turístico. Si bien es cierto que yo no tenía esa idea planeada, la unión de mis pasiones me llevó a hacerlo. Respecto a la segunda cuestión, curiosamente a mí de pequeño no me gustaba la historia, quería ser científico, pero cuando crecí me di cuenta de que no era lo mío y que se me daban mejor otras cosas, aunque creo que es algo que le pasa a todo el mundo.
–Cantabria cuenta con un déficit en la faceta del turismo internacional. ¿Qué acciones cree que se podrían llevar a cabo para revertir este problema?
–No conozco bien los datos acerca de sí hay un déficit o no. Lo que sé es que el turismo en Cantabria ha aumentado considerablemente desde el comienzo de siglo, y que se han llevado a cabo proyectos que ayudan a ello, como el Centro Botín o el embellecimiento de la fachada de la bahía de Santander. Pero creo que la clave para revertir este problema es una mayor inversión pública y público-privada en cultura, arte, conciertos..., para intentar convertir la ciudad en una capital de la cultura. Hay que seguir trabajando en esta apuesta. Otra medida beneficiosa creo que sería aumentar y alargar el centro cultural de Santander, que no fuera tan limitado sino que pudiera llegar hasta incluso La Marga.
–Entonces, ¿se podría decir que el perfil del turista varía entre épocas como la estival y otras, como la Navidad?
–Considero que el turismo en verano es mucho más internacional, seguramente por el atractivo factor de las playas. Pero tengo claro, por mi experiencia en los tours, que el turismo nacional es bastante homogéneo durante el año. De hecho, me sorprendió la cantidad de turistas nacionales que se acercaron el pasado invierno a Santander, seguramente porque para muchos sea una ciudad desconocida en el norte. Los turistas nacionales saben bien lo que hay en Asturias o el País Vasco, pero desconocen la carga cultural de Santander.
–La siguiente cuestión es acerca del Santander oculto y desconocido para gran parte de los ciudadanos. ¿Existe realmente?
–Por supuesto. Toda la zona del Cabildo de Arriba, del antiguo arrabal que se encontraba fuera de las murallas, era un barrio que antes pertenecía a la aristocracia, a los hidalgos y a los grandes comerciantes, y que ahora se encuentra algo olvidado y necesita un poco de mano pública, ya que mucha gente lo desconoce. Por tanto, creo que con un pequeño impulso institucional se le sacaría mucho provecho a esta zona, ya que tiene un gran potencial.
–Para finalizar, ¿podría escoger tres emplazamientos de Santander a los que iría si tuviera que realizar su última visita?
–Es una pregunta complicada de contestar. Creo que el primer emplazamiento iría desde la Catedral hasta el Parlamento de Cantabria, el Santander oculto del que antes hablábamos. El segundo punto lo formarían dos miradores, el del teleférico del Río de la Pìla y el del Centro Botín, que me pareció un acierto ya que nos permite ver Santander desde el mar. Por último, pasearía por Mataleñas, desde donde se ve todo el Sardinero y el mar Cantábrico en abierto, algo increíble.
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