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Las líneas del número de habitantes de cada uno de los municipios cántabros trazan recorridos que trepan o se hunden en función del año, incluso el mes, en el que se observen. Pero esa trayectoria dibuja algo más que un baile de cifras. Habla de ... los precios de los alquileres y las hipotecas, la mortalidad, el envejecimiento, el éxodo de los jóvenes a la ciudad en busca de trabajo, la llegada de extranjeros, el retraso de la maternidad y la caída de la natalidad y la despoblación de la Cantabria más profunda. Una lista de ingredientes cuya mezcla arroja el número del censo para representar la fotografía de lo que vive cada ciudad y pueblo en ese momento.
Los últimos datos del censo de población del Instituto Nacional de Estadística (INE), a fecha 1 de enero de 2023, dejan varias conclusiones de la coyuntura actual de la región. La primera de ellas es que las grandes ciudades atraen cada vez a más gente. Tanto Santander como Torrelavega ganan población después de la tendencia a la baja en la que estaban inmersas desde la pandemia. La capital cántabra tenía en el arranque de este año 172.655 nombres en su padrón, 1.178 más que el ejercicio anterior y después de perder 523 vecinos de 2021 a 2022. Desde el 2018, Santander sumaba año tras año habitantes, pero el covid rompió la estadística y la curva empezó a abatirse. Ahora esa trayectoria vuelve a cambiar y la ciudad más poblada de Cantabria regresa a la senda del crecimiento en la que casi siempre estuvo, ayudada en gran medida por la llegada de extranjeros.
En el caso de Torrelavega, la ciudad ha mirado con recelo una curva de población que constataba un goteo de pérdida de habitantes que parecía difícil de revertir. Justo antes de la pandemia, la capital de Besaya sumaba 103 habitantes, su único repunte poblacional en diez años, (cayó sin freno del 2009 al 2019), pero la irrupción de la crisis sanitaria volvió a menguar el censo. Todo ello con la preocupación de caer por debajo de la barrera de 50.000 habitantes, determinante para temas como el reparto en los Presupuestos Generales del Estado y la consideración de ciudad en diferentes ámbitos, como la actual Implantación de Zonas de Bajas Emisiones. Ahora, tras la sangría de los últimos años, Torrelavega rompe la tendencia y se aleja un poco más de esa barrera con 137 nombres más en el censo que en 2022 y alcanza los 51.232 vecinos, 29 más que hace dos años.
El alcalde de Torrelavega Javier López Estrada (PRC), se muestra «francamente satisfecho y orgulloso» por el crecimiento de vecinos después de dos ejercicios de caída: «La ciudad tiene que dejar atrás el miedo de bajar de los 50.000 habitantes, las políticas y medidas de años y años de trabajo están dando sus frutos y esto sólo va a ir a mejor» explica al otro lado del teléfono con un tono en el que se percibe ese orgullo del que habla. A su juicio, «las políticas de dinamización social» son las que están detrás de este «muy buen» dato y señala como principales retos «en los que ya se trabaja», la construcción de vivienda «de calidad y accesible para jóvenes y familias» y la «dinamización de la economía local».
Estos censos al alza de los grandes núcleos de población cántabros están aupados en gran parte por la llegada de extranjeros al tiempo que las estadísticas de natalidad languidecen. Así se refleja también en el cómputo de la población de Cantabria, que en 2023 asciende hasta 588.387 personas, 2.937 más que en 2022, aunque lejos todavía del récord de 2012, cuando el censo total se engrosó hasta los 592.387 habitantes. Y es que las personas de otros países que eligen Cantabria cada vez representan una mayor porción de los habitantes de la región. Este año son 41.711 los vecinos extranjeros, 4.787 más que en 2022 y 5.899 más que hace dos años. Así, suponen algo más del 7% de la ciudadanía cántabra.
Esta estadística permite ver la variación del padrón en los 102 municipios respecto al año pasado: en 61 aumenta, en 37 disminuye y en cuatro permanece intacto. Los que más vecinos suman, dejando atrás Santander y Torrelavega, son Piélagos (+287) y Bezana (+207), municipios colindantes a Santander que crecen en los últimos años como alternativa a la capital con un precio de la vivienda más asequible. También destacan los crecimientos de Bárcena de Cicero (+156) y Entrambasaguas (+139) por su tamaño, los dos cerca de los 5.000 habitantes. Castro Urdiales también aumenta su padrón con 115 castreños más que el año anterior. En la cruz de la moneda, también hay un puñado de municipios que ven cómo su población ha menguado.
La caída más acusada es la de Reinosa con 101 vecinos menos que el año pasado y tras perder otros 154 de 2021 a 2022. Es decir, 255 habitantes menos que hace dos años en una población de poco más de 8.500. Misma situación en Laredo, donde el censo disminuye en 113 residentes y en Camargo, con 58 nombres menos que el año pasado.
Este último ha sido en la serie histórica un municipio que cada año sumaba empadronados, pero hace dos años también perdió otros 91 vecinos. Su alcalde, Diego Movellán Lombilla (PP), cree que «Camargo ha perdido muchas oportunidades» y achaca este descenso a una «mala gestión» del anterior gobierno municipal. «Necesitamos un Plan General actualizado para tener suelo en el que construir vivienda y que los camargueses puedan quedarse y no irse a otros pueblos», reivindica al tiempo que asegura que «Camargo volverá a ser el municipio pujante y que atrae población que siempre fue».
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