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Laura Fonquernie
Santander
Lunes, 5 de agosto 2019, 07:21
Empezó a donar cuando tenía 18 años porque se considera una persona «muy solidaria y leía constantemente en las noticias que hacían falta más donantes, ... había necesidad». Francisco García Llata, vecino de Muriedas, dona plasma una vez al mes si la salud se lo permite. Dice que con este gesto altruista se siente bien consigo mismo, no cuesta nada y, además, «ayuda a salvar vidas». El pasado mes de julio superó las 200 donaciones y recibió la distinción de Gran Donante por parte de la Federación Española de Donantes. Francisco se encuentra entre las cinco personas que más donaciones han realizado en Cantabria. Considera que la gente está concienciada con la importancia de este acto, pero que falta «mucha constancia». Y, sobre todo, que no van por «pereza», de ahí que destaque «la utilidad» de la unidad móvil.
–¿Recuerda cuándo comenzó a donar sangre?
–Empecé con 18 años porque era la edad mínima para poder hacerlo. Concretamente fue en octubre de 1974. En aquel momento donaba sangre porque era lo único que se podía. Ahora dono plasma. Tengo el carné número 5.124 de los cincuenta y tantos mil que hay. Lo cierto es que donantes de sangre somos muchos registrados. Pero luego a donar vamos muy pocos. ¡Qué más quisieran en el hospital que fueran todos! Solo van unas cuarenta personas diarias. ¿Que ocurre? Que la gente decide un día hacerse donante por la circunstancia que sea, entonces van y luego dejan de hacerlo.
–Ese no es su caso, precisamente.
–He sido un donante vago. Me apunté con 18 años y, evidentemente, no lo llevaba al pie de la letra. No acudía todas las veces que eran posibles. Tan sólo iba una o dos veces al año. Así estuve una temporada hasta que al final me asenté. Y lo empiezas a hacer de manera regular. De haber ido durante todos estos años cada cuatro meses tendría alrededor de 400 donaciones. Y el que más tiene lleva 300, el presidente de la asociación. Yo soy el quinto de Cantabria en número de donaciones.
–¿Qué le movió a hacerse donante? ¿Lo tenía pensado antes?
–No. Con esas edades no piensas tanto en ayudar o en prestar cosas. Yo simplemente leía las noticias y veía en los medios, constantemente, que se necesitaba sangre, que había que ayudar. Al ver que hacía falta, rápidamente empecé a colaborar. Soy una persona muy solidaria. Todos los que donamos somos solidarios con la sociedad. El lema de la Hermandad de Donantes de Sangre y Tejidos de Santander y Cantabria es que con cada donación salvas cinco vidas. Si cada vez que vas al hospital salvas todas esas vidas, merece la pena el gesto.
–El pasado 17 de julio recibió una distinción muy especial por parte de la Federación Española de Donantes.
–Sí, la de Gran Donante. Es la que obtienes cuando llevas más de 200 donaciones. A día de hoy llevo ya 207. La siguiente será ahora, a principios de agosto.
–Y usted lleva tantas porque dona plasma, además de sangre.
–Sí, y plasma se puede donar con más periodicidad. Sangre son sólo cuatro veces en un año. Mientras que plasma puedes una vez al mes. En caso de extrema necesidad incluso se puede donar una vez a la semana, pero no es habitual.
–¿Cuál es la diferencia entre una extracción y la otra?
–No soy médico. Sé que dentro de la sangre están el plasma y las plaquetas. Con estas donaciones, si alguien necesita plaquetas, te pueden meter una bolsa de eso en lugar de la sangre. También se puede realizar de forma directa. Yo les he autorizado para que, si en un momento concreto, necesitan una transfusión de sangre, me llaman y voy a donde sea. Se puede hacer de forma directa, del paciente al donante. Hay otra diferencia, la sangre parece que dura de 4 a 6 meses una vez extraída. El plasma, sin embargo, una semana. No dura tanto tiempo y hay que donar más a menudo.
–¿Cómo se extrae el plasma?
–Así es como me lo hacen a mí. Me pinchan y hay dos tubos, por uno sale la sangre y por otro regresa. La sangre va a una centrifugadora. Ahí es donde se saca el plasma y las plaquetas. Por decirlo de alguna manera, luego la sangre sale limpia y así regresa a tu cuerpo. La donación de plasma no conlleva tantos riesgos como la de sangre;al final te sacan medio litro y eso no lo recuperas tan fácil, en cinco minutos. El plasma sí. Te bebes un zumo o algo así y ya estás recuperado, no necesitas nada más. El inconveniente del plasma es que tienes que estar una hora allí. Si vas a donar necesitas tiempo. Por el contrario la sangre la donas en menos tiempo. Yo diría que 15 minutos. Y, por supuesto, consecuencias ninguna. Yo en 45 años me he mareado una sola vez.
–Después de tantos años, ¿qué le aporta donar sangre?
–Lo hago por solidaridad. Solidaridad con la sociedad. Soy muy feliz cuando voy a donar sangre. La satisfacción no se puede explicar con palabras. Si naciera de nuevo, volvería a ser donante de sangre. Hay que ir. Aunque lo de la donación de sangre también lo podemos ver bajo la perspectiva de que, al hacerte donante, tienes de una forma gratuita y desinteresada un seguimiento de tu salud. No es igual ir a hacerte una analítica al médico de cabecera que el análisis riguroso que te hacen allí. En una donación no puede fallar nada.
–Hay más control.
–Cuando vas a hacerte la extracción lo primero que te hacen es un cuestionario sobre tus hábitos. Para controlar absolutamente todo. Yo soy tan habitual que hasta me sé las preguntas. A la más mínima incidencia te llaman para decirte si estás bajo de algo. Es una forma egoísta de que te controlen. Por supuesto yo no voy por eso. Esto lo digo ahora.
–A veces alguien lo inculca. ¿Tenía algún familiar que donase?
–No, nadie. Ni de forma directa ni indirecta. La verdad es que no tengo nadie cercano que sea donante. Mi mujer se animó cuando me conoció. Y seguiría donando, pero por asuntos personales y de salud tuvo que dejar de hacerlo. Pero no, a mí nadie me lo ha inculcado. Yo sí que se lo he dicho a mucha gente, que se animen. No cuesta nada acercarse. De momento no he conseguido que vayan.
–¿Cree que la gente está concienciada de la importancia de donar sangre?
–Sí está concienciada porque hay mucha información a través de los medios. Se escucha constantemente la necesidad que hay de sangre. Creo que hay un factor que ha sido muy importante, la unidad móvil. Si no, seríamos la mitad. Hicieron una gran labor poniendo un autobús que va por empresas, pueblos, universidades, que está en la calle. Lo que sí es cierto es que falta constancia. Yo creo que a la gente le puede dar pereza, nada más.
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