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El cierre de más de sesenta explotaciones ganaderas dedicadas a la producción de leche durante el último año en Cantabria vuelve a poner de manifiesto el duro ajuste que sigue atravesando el sector. Incluso el respiro que había supuesto en estos meses el incremento de ... los precios que recibían por la leche parece llamado a su fin, después de que las últimas ofertas de la industria supongan un descenso de hasta cinco céntimos por litro, una bajada que no ha sido negociada y que, de producirse, supondría la desaparición de más cuadras.
Según el Informe de entregas de leche del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación correspondiente al pasado enero, el número de ganaderos ha pasado de los 957 de febrero de 2022 a los 894 registrados en ese mes de 2023, con el que, por vez primera, la cifra de explotaciones se sitúa por debajo de las 900. El volumen de leche producida, en cambio, experimenta un ligero ascenso, desde las 32.402 toneladas de febrero de 2022 a las 33.919 de enero de 2023. Durante todo este periodo, el precio que obtenían los ganaderos por su leche se había ido incrementando mes a mes, pasando de los 0,368 euros por litro que recibían en febrero de 2022 a los 0,601 que se han cobrado de media este enero.
Nestlé ha sido la primera industria en la región que ha intentado forzar esa bajada, con una oferta de contrato para mayo de cinco céntimos menos, como explicó uno de los ganaderos afectados, que hasta ahora les vendía la leche a 61 céntimos por litro. «Esos cinco céntimos menos representan la viabilidad de la cuadra ahora mismo, y me llevaría a plantearme reducir las vacas que estén por debajo de los 22 litros diarios, porque dejarían de ser rentables. Se está hablando además, y esto no es oficial, de que en junio pretenden bajar otros cinco céntimos, y de ser así eso ya seria el cierre definitivo».
En un comunicado conjunto, las organizaciones agrarias Aigas La Unión, Asaja Cantabria, UGAM-COAG y UPA, han alertado de las «graves consecuencias» que podría tener la bajada de precios que «de forma unilateral y sin negociación» persigue la industria: «En poco tiempo podría llevar a volver a ver escasez de suministro y falta de leche y productos lácteos en los lineales».
Recuerdan que esta misma semana han sido tres las explotaciones, con más de 200 vacas en total, que han anunciado el cese de la actividad, «y no es debido a que sus titulares alcancen la edad de jubilación».
Gaspar Anabitarte
UGAM-COAG
«Pase lo que pase con el precio de la leche, el problema del cierre de explotaciones no tiene solución porque la cuestión de la edad es inexorable –explica Gaspar Anabitarte, de UGAM-COAG–: no hay incorporaciones al sector y van desapareciendo; necesitaríamos que se incorporasen unos cien ganaderos cada año para que la cosa no fuera a peor, pero no se incorporan ni diez. Económicamente ha sido un desastre todos estos años, y el ordeño es una cadena de por vida: es difícil que un chico joven se condene a trabajar siete horas diarias y sin vacaciones».
Guillermo Blanco
Consejero de Ganadería
«Quieren imponer esos precios pese a que no hay razones para bajarlos –asegura Raúl Guillarón, de Asaja–. Los costes de producción están muy altos, al mismo nivel que estos meses pasados. Ellos son conscientes de que se están retirando explotaciones, y la producción no se ha incrementado: saben que en unos pocos meses se pueden quedar sin leche. Lo que tienen que hacer los ganaderos es negociar con la industria y no aceptar esas condiciones».
Tampoco cree que haya justificación para modificar así los precios Manuel Sainz, de Aigas. «Los costes son los que son. el precio que se paga tiene que ver con esos costes de producción. Si se baja en origen volverá la sangría de cerrar explotaciones y sacrificar vacas porque no alcanza».
«El problema es que cuando una industria da ese paso la siguen las demás. No se entiende la estrategia de Nestlé, sabiendo que van a perder ganaderos si llevan a cabo esa bajada. La gente lo que está haciendo de momento es no firmar ese contrato, pero no sé hasta qué fecha seguirán recogiendo leche sin que se firme».
Alberto Pérez Quintial, de UPA, reconoce que los precios de la leche en los supermercados han subido «hasta 1,18 por litro», pero con los costes de producción en los actuales niveles «la industria no puede decidir pagar menos solo porque lo crea conveniente». «La leche tiene un precio acorde a los costes para los ganaderos, que deben tener un margen de beneficio como el que ahora tienen. La industria debería reconsiderar su postura: si baja el precio desaparecerán los ganaderos y la leche, y tendrá que comprarla fuera de España, lo que supone un perjuicio global. En la provincia de Teruel ya no hay ni un ganadero de leche, y en Cantabria corremos el mismo riesgo cuando tenemos unas condiciones idóneas para producir».
«Me parece mal que las industrias empiecen a flojear cuando parecía que se había obtenido un precio digno», resume Guillermo Blanco, consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. «Hay que insistir en que no se puede acabar con la gallina de los huevos de oro: el productor es el eslabón más débil de la cadena y no se le puede dejar caer. Si no se les paga, habrá menos ganaderos. Les habían puesto un precio digno, y me causa preocupación que empiecen a desmoralizar ahora a la gente, cuando están empezando a sacar el pescuezo del agua».
¿Se alcanzará un acuerdo? «Los tractores siempre tienen gasóleo en el depósito para sacarlos a la calle –advierte Gaspar Anabitarte, de UGAM-COAG–, pero primero hay que agotar el proceso de negociación. De momento, estamos ahí».
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