«El sector está al límite y lo entiendo, pero yo no he hecho nada. Sólo quiero trabajar»

Ocurrió que, al finalizar el encuentro, varios hosteleros se acercaron cámara en mano para interpelar a Revilla y pedirle explicaciones por entender que el espacio en el que había transcurrido la comida no cumplía con las condiciones que se exigen al resto de negocios del sector. En concreto reclamaban que estaba en un interior, donde además había estado fumando un puro (aspecto que Revilla ha negado pese a tenerlo en su mano). Desde entonces, el restaurante de la capital cántabra y la ventilación de la mesa en la que almorzó el presidente (debe tener como máximo dos paredes para que sea considerada terraza y pueda utilizarse), han atraído todas las miradas. «Es un tema político que me ha pillado en medio», incide la hostelera.

Esa mesa del restaurante no es nueva, ni se abrió ese día en particular, sino que se ha utilizado durante estos meses: «Ahí puede comer todo el mundo», añade. Y lo ha hecho «mucha gente» porque está aprobada por Salud Pública que en este negocio, como en el resto, ha hecho inspecciones para comprobar el cumplimiento de las medidas sanitarias. «Estoy encantada de que vengan a comprobarlo porque cumplimos a rajatabla», señala.

Calvo defiende que la suya es una terraza similar a las que pueden verse en otros negocios. Sin embargo, el vídeo generó mucho revuelo e incluso la propia Asociación de Hostelería de Cantabria decidió presentar una denuncia ante la consejería de Sanidad por considerar que Revilla «comió en el interior de un negocio de hostelería», actividad «prohibida» actualmente. En su opinión, la terraza no cumple los requisitos establecidos en la resolución del BOC. «Siempre tiene que tener dos lados completamente abiertos y se vio claramente que no era así», explicó su presidente, Ángel Cuevas.

La denuncia incluye el nombre del negocio y le señala directamente. ¿Entiende que debe haber una multa? «Aquel que no cumple creemos que tiene que ser sancionado, sin duda», respondió Cuevas la semana pasada. La propietaria del establecimiento lamenta esta actuación de la asociación y entiende que «no ha actuado correctamente» con ella. Sobre lo que señalan, Calvo concreta que «la ventilación es más que sobrada» porque tiene el techo abierto y una puerta de dos metros de ancho que no se cierra. «Si llueve te mojas» al igual que en la calle y si hace viento ningún cliente se libra de él, apunta.

La dueña de La Capitana resume que sólo quiere «trabajar», igual que lleva haciendo durante más de una década, y olvidar un debate en el que «se han mezclado asuntos políticos» que poco o nada tienen que ver con su local, pero que, sin embargo, le están «haciendo mucho daño». Dice que tiene «la conciencia muy tranquila porque no he hecho nada», insiste. En su opinión, el tema de fondo es «el enfado» y eso es «lo que más miedo debería darnos». Ahora sólo espera que este conflicto, que pone el foco en la hostelería, no afecte a la imagen del sector.