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La Comisión Europea ha puesto en pie de guerra al sector pesquero después de enviar al Consejo de la Unión el borrador del reglamento que regulará la pesca de fondo, que es la que se practica entre 400 y 800 metros de profundidad. La ... intención de Bruselas es cerrar 94 caladeros en las costas de España, Portugal, Francia e Irlanda. El Cantábrico también se verá afectado en el caso de que el documento se apruebe en los términos actuales. «Estamos muy preocupados porque hay zonas que afectan a nuestra costa», admite Marta López, directora general de Pesca y Alimentación.
En el mapa que maneja el Consejo Internacional para la Explotación del Mar (ICES, en inglés), se observa como hay cuadrículas rojas frente a las aguas de Cantabria, País Vasco, Asturias y Galicia. «Nuestra flota está compuesta por unos 130 barcos y sólo tenemos tres arrastreros, pero con que sólo uno se vea afectado ya es suficiente», afirma López. «Estas cuadrículas rojas, para el Cantábrico, corresponden a 25 kilómetros cuadrados. Lo que pretende Europa es que si en ellas hay algún hábitat vulnerable, prohibir toda la pesca de fondo», explica Antonio Punzón, investigador científico de la sede cántabra del Instituto Español de Oceanografía (IEO). Esta abarca desde el propio arrastre, al palangre o los anzuelos. En definitiva, cualquier arte, sin distinciones, que toque el fondo marino.
El tamaño utilizado para aplicar las restricciones es criticado tanto por el Gobierno como por los científicos. «No negamos la importancia de proteger los entornos más vulnerables, pero lo que no se puede hacer es matar moscas a cañonazos», señala la directora general de Pesca. «Las cuadrículas son demasiado grandes. No deberían hacerse las prohibiciones en base a ellas. Nos estamos gastando el dinero para hacer las mediciones con mayor precisión y ese tamaño es excesivo», subraya Punzón. «Una extensión de 25 kilómetros cuadrados es una barbaridad. Son zonas tan grandes que abarcan todo tipo de fondos de arena, roca...», recalca López.
El Instituto Español de Oceanografía es uno de los asesores del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que, junto con las comunidades autónomas, está tratando -en sintonía con el resto de países afectados- de convencer a Europa para que cambie de opinión. «Ellos asumen, además, que por encima de un determinado nivel de presión pesquera, el efecto causado es tan grave que ya no quedan ecosistemas vulnerables. Dicen que, por tanto, a partir de ese nivel de impacto el arrastre puede seguir funcionando porque ya no queda nada que proteger. Es algo absurdo», sentencia Punzón.
La Alianza Europea de Pesca de Fondo (EFBA, en inglés) se queja de que de los cuatro escenarios que propusieron a Bruselas los científicos, se optó por el más restrictivo que implica el cierre de casi un centenar de caladeros.
«La decisión final no se sabe, aún no se ha determinado qué se va a vedar. Todo el mundo ha presentado alegaciones porque afecta a un sector muy importante», señala López. De hecho, en la votación hubo países que se abstuvieron, algunos incluso de los que no estaban afectados. Lo hicieron en protesta por la falta de asesoramiento científico adecuado y la debilidad de las evaluaciones de impacto. Llamó la atención que saliese adelante sin una mayoría cualificada a favor o en contra del texto.
«En un principio, puede parecer que a nivel nacional somos los menos perjudicados, pero no es así. Aunque nuestra flota de arrastre sea pequeña en comparación con Galicia, por ejemplo, para nosotros es muy potente y valiosa», concluye la directora general.
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