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Antes de empezar el verano el sector turístico hace sus previsiones sobre cómo va a ser y conforme avanza la estación estival compara los números de ocupación con los registrados años anteriores para valorar si el que está en curso mejora o no las cifras. ... Al menos así ha sido siempre, pero la crisis del coronavirus lo ha cambiado todo. Para la mayoría de alojamientos cántabros el mes de junio ha durado apenas un par de fines de semana, desde que comenzó la movilidad con el País Vasco. Y en general lo califican de «flojo». Algo que, por otro lado, tampoco ha sorprendido. Ahora el sector arranca julio con un nivel medio de ocupación que gira en torno al 70%.
Ocurre que el porcentaje de reservas en las casas rurales y los paradores ya supera el 80%, mientras que en los hoteles, de momento, ronda el 60%. Al menos eso es lo que reflejan las reservas a día de hoy, a principios de mes. No obstante, los diferentes tipos de alojamientos consultados por El Diario Montañés se muestran optimistas y esperan que esos números mejoren conforme vayan avanzando las jornadas, aunque, como en el caso de muchos hoteles, no se acerque al porcentaje que disfrutaron el año pasado que fue del 90%.
El reparto de las reservas es desigual. Por ahora parece que entre semana resultará más difícil toparse con turistas en los municipios, un panorama que cambiará de cara al viernes. Algunos alojamientos aseguran que muchos fines de semana podrán colgar el cartel de completos. La situación es «inestable» y el sector coincide en que la tendencia de este verano es a que las llamadas lleguen a última hora y los turistas confirmen su visita prácticamente el mismo día que tengan pensado desplazarse. En cualquier caso, siempre que la pandemia dé una tregua y no haya rebrotes, esperan poder «aprovechar» el verano.
Dibujar un mapa único de reservas para la región es complicado porque las cifras varían según el tipo de alojamiento y la ubicación de los mismos. En el Hotel Astuy, en Isla, han tenido una «muy buena ocupación estos diez días de junio», señala su director, Emérito Astuy. Y para julio, al menos ayer por la tarde, las reservas alcanzaban ya un 60%. Eso sí, con la expectativa de poder cerrar el mes con hasta un 85%, e incluso rozar el lleno los fines de semana.
Las variaciones en las cifras se van a deber sobre todo a un factor: «Hay mucha reserva de última hora». Aunque los números a final de mes sean positivos, este julio no podrá compararse con el pasado porque el 2019 fue «buenísimo» y ahora las circunstancias son completamente diferentes, pero tampoco va a ser un «mal mes», insiste. ¿Y qué va a ocurrir en agosto? «Del 5 al 25 esperamos que sea como siempre».
Sergio Peón, director del Hotel Bahía, en Santander, también considera que este año va a ir «al día». Igual que hoy por la mañana entra una reserva, la noticia de un rebrote puede provocar la cancelación por la tarde. Como ha ocurrido con los contagios en el edificio de Castilla-Hermida. Por eso no es fácil «hacer previsiones». En su caso el mes de julio arranca con un 50% de ocupación frente al 90% que han rondado otros años este mes. Con el añadido de que este verano los precios de las habitaciones «están más bajos».
En el Hotel El Muelle, en Suances, las cifras son parecidas y entre semana esperan estar en torno a un 50 o un 60% de ocupación. Y es que ése es el dato con el que empiezan julio muchos hoteles cántabros. También en Noja manejan números similares. Concepción Alonso, encargada del Hotel Las Olas, señala que el porcentaje de los primeros días del mes es de un «70%» y, más o menos, el resto de las semanas ronda un 60%. Esa es la previsión. Lo más probable es que las cifras cambien casi cada día. Y el miedo a un posible rebrote centra las preguntas diarias. Por eso las dudas que plantean los turistas tienen que ver con las «cancelaciones gratuitas». Es precisamente la situación sanitaria la que marca el ritmo de las reservas y los visitantes buscan la garantía de poder cancelar el viaje sin que les suponga un coste. Una flexibilidad que ya ofrecen muchos alojamientos turísticos. En el Estrella Norte, en Isla, hoy tienen una ocupación algo más baja, en torno a un 40%. Eso sí, el primer fin de semana del mes colgarán el cartel de lleno. Así empieza julio para el Hotel Silken de Santander, aunque allí esperan cerrar el mes con un 70%.
El porcentaje más alto de ocupación está en las casas rurales, en la reserva de viviendas completas que «puede estar por encima ya del 80%», señala Jesús Blanco, presidente de la Asociación de Turismo Rural. Aunque también en su caso reciben llamadas de última hora. La crisis sanitaria ha reforzado la figura de un turismo alejado de grandes aglomeraciones. La gente quiere moverse, pero prefiere ir a lugares tranquilos donde poder disfrutar del tiempo en familia y «estar aislado». No obstante, si se hace la media con otro tipo de alojamientos rurales, los niveles de ocupación en este sector bajan hasta un 40% porque, si bien algunos están «llenos», hay instalaciones que tienen menos reservas. «En las posadas y hoteles rurales las cifras son más bajas» y las visitas se concentran «el fin de semana», compara Blanco. La reserva de habitaciones, por el momento, no tiene tanta demanda ni siquiera en un entorno rural.
En general la previsión para julio es que se «anime» a partir de la segunda quincena mientras que las dos primeras semanas serán «flojas». De nuevo eso es hoy. Mañana el panorama puede ser otro porque «la situación es muy cambiante y las reservas se hacen con pocos días de antelación», insiste.
También los cuatro paradores cántabros pueden presumir de manejar números parecidos. «Arrancamos julio por encima del 80% de ocupación», dice José Carlos Campos, director comercial de la red de Paradores. Empiezan con fuerza. Parece que hay una apuesta por desplazarse a «zonas abiertas, de naturaleza». Sitios que no estén masificados y donde mantener la distancia de seguridad -clave para limitar la expansión del coronavirus- sea más sencillo. Así que las expectativas son «buenas», siempre y cuando la pandemia esté controlada y la gente sea responsable. Porque el virus sigue en la calle, la pandemia no ha terminado. Ahora que los desplazamientos están permitidos, es importante cumplir con las medidas de seguridad: lavarse las manos, usar mascarilla y mantener la distancia de seguridad.
Eneko Valle, presidente de la Asociación de Campings de Cantabria, también es optimista sobre cómo se presenta el verano: «Creemos que irá bien», aunque es consciente de que los datos no podrán compararse con los de otros años. La ocupación en sus alojamientos empieza julio en torno a un 50% o 60%. Sobre todo es a partir del 20 de julio cuando notan que «hay ya mucho reservado tanto en los camping como en bungalós». Desde ese día hasta mediados de agosto esperan «bastante movimiento» de visitantes. La previsión puede cambiar, pero la sensación del sector es que «se cumplirán las expectativas».
En sus instalaciones esperaban una «avalancha» de turistas con la reapertura de las fronteras con el País Vasco y, aunque sí lo notaron, la llegada de visitantes no fue tan alta. En junio el goteo de personas ha ido «poco a poco», la gente tiene ganas de desplazarse, pero es aún «algo reticente». Valle destaca la responsabilidad de los turistas que cumplen las medidas.
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