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El personal de Enfermería de Atención Primaria cumplió con su plante a la Consejería de Sanidad con una huelga secundada en todos los centros de salud de la región, acompañada de concentraciones a las puertas para fotografiar la muestra del «hartazgo» que ... ha llevado a la profesión a protagonizar su primera movilización en Cantabria en los últimos 40 años. «Ha sido un éxito rotundo», destacó el sindicato convocante, Satse, antes incluso de saber que la movilización iba a acabar forzando (a última hora de la tarde) el acuerdo con la Administración, que resultó imposible en los tres intentos previos. Después de otra intensa mesa de negociación, Satse anunciaba esta tarde el fin de la huelga tras conseguir que el SCS rectifique y renuncie a imponer a la enfermería la gestión de la demanda urgente (triaje) para aliviar la sobrecarga de los médicos. «Tengo que dar las gracias a todos los compañeros por su gran apoyo, sin la unión de la enfermería este acuerdo hubiera sido imposible». Satse cifró el seguimiento de los paros en el 90%, mientras el Servicio Cántabro de Salud (SCS) hacía sus propias cuentas y lo rebajaba al 48%: 186 profesionales de 384 efectivos; eso sí, contando en el cálculo a los que estaban asignados a servicios mínimos, que eran 133. Respecto a las matronas, la Administración cifró el seguimiento en el 21%, de tal forma que apuntaba siete profesionales de 34 en la movilización, aunque hay que recordar que 24 de ellas también estaban de mínimos. A las ocho y media de la mañana la sala de extracciones de sangre del centro de salud de la calle Vargas cerraba sus puertas, dejando con el número en la mano a la treintena de personas que hacía cola esperando su turno. «Sentimos las molestias, pero a partir de este momento no seguimos con las analíticas porque comienza el paro de la enfermería, las huelgas son así», se disculpaba la enfermera Mercedes Díaz ante las quejas que expresaban los pacientes, en su mayoría de edad avanzada y ajenos a la convocatoria.
«¿Y ahora qué hacemos?», cuestionaba Alfonso Sánchez, recién llegado desde Valderredible para una analítica que «ya no me van a hacer. Ellos defienden sus derechos, y me parece bien que lo hagan, pero nos tienen que avisar para no encontrarnos con este problema». La alternativa, en su caso, era acudir a Valdecilla Sur o pedir cita para otra fecha, a sabiendas de que, si no avanzaban las negociaciones con Sanidad (y en ese momento estaban totalmente bloqueadas), la situación se repetiría jueves y viernes, y a partir del lunes la huelga se convertiría en indefinida. Como él, cerca de sesenta pacientes se quedaron sin pinchar en Vargas, donde la media diaria de extracciones ronda el centenar.
Y la escena de Vargas, «con gente que lo ha entendido muy bien e incluso nos ha apoyado, y otra que se ha enfadado un poco», como reconocía el enfermero Luis La Fuente, se repetía a esa misma hora en todos los centros de la región, limitándose la actividad de la enfermería a la atención urgente, pero dejando en punto muerto el resto de tareas que, «como no tienen reflejo en la agenda, parece que se hacen solas», criticaba la secretaria autonómica de Satse, María José Ruiz, al frente del comité de huelga.
Nada más llegar a la sala de extracciones para hacerse «una analítica necesaria para regular mi medicación», Fernando Ramos supo que había hecho el viaje en balde: «Conocía que iba a haber paros, pero en estas cosas nunca se sabe cómo van a afectar, así que nos arriesgamos a venir puesto que estaba citado. Todo el mundo tiene sus razones para hacer huelga, aunque en este caso nos coge a los pacientes en medio y nos hace trastorno».
Como en su caso, el personal de servicios mínimos informaba de la situación a los usuarios que iban llegando sin saber que la mañana estaba marcada por la reivindicación de las enfermeras. Ha sido ahí donde más se ha notado el parón «en defensa de nuestra profesión y de una asistencia sanitaria de calidad», como rezaba en los carteles pegados en paredes y cristaleras. Una movilización decidida finalmente la tarde del lunes –había sido pospuesta el viernes– tras fracasar las negociaciones con el SCS, que hasa entonces no había atendido a las principales demandas del colectivo, aunque sí se había avanzado en cuestiones como el pago de la autocobertura (al igual que se había aceptado para los médicos) o la libre elección de la enfermera, para que los ciudadanos sepan quién es el profesional que tiene asignado y puedan pedir cita con él sin necesidad de pasar antes por la consulta del facultativo –una medida que reivindicaba el Colegio profesional como solución para descongestionar las consultas médicas–. En aras de detener la huelga, la Administración también se había comprometido a reforzar las sustituciones y crear empleo estable para evitar la fuga de profesionales, así como impulsar el desarrollo de las especialidades enfermeras. «Hay cosas que pedimos que no tienen coste económico», señalaba Ruiz. «Paramos por la dignidad de la profesión».Yeste fue el mensaje que se pudo leer en las pancartas que acompañaban a algunas de las múltiples concentraciones celebradas por toda la geografía regional.
«Ha sido un poco descontrol cuando hemos tenido que comunicar a la gente que parábamos», reconocía Rosa Merino, «y la pena es que son los pacientes los perjudicados, pero es la única manera que tenemos de hacer valer nuestro trabajo y de que la Administración nos escuche. Se ha llegado a un acuerdo para reorganizar la Atención Primaria sin contar con la enfermería, atribuyéndonos un triaje de la demanda urgente que está fuera de nuestras competencias y que no nos cubre ningún seguro». Yese era el gran escollo en las conversaciones con el SCS. «Estamos dispuestos a apoyar lo que necesiten los equipos, porque queremos mejorar la sanidad y la organización del sistema, pero que cuenten con nosotras, que tenemos mucho que aportar», demandaba también su compañera Mercedes Díaz. Y es que el plan de mejora consensuado con el Sindicato Médico y ratificado en mesa sectorial, con el apoyo de CSIF y ATI, establecía que fueran las enfermeras las que asumieran esa labor de filtro de la demanda de urgencia, que engloba a todos los pacientes que llegan al centro sin cita previa. «Estamos todos de acuerdo con los paros para reivindicar el papel de la enfermería. Nos merecemos un respeto», apuntaba Jesús López, del centro de salud de Sarón, donde «la gran mayoría de los pacientes han mostrado su comprensión y nos han dado ánimos».
La continuidad o no de las movilizaciones dependía de la reunión convocada sobre la marcha desde el SCS, a la que la secretaria autonómica de Satse acudía al encuentro dispuesta a buscar un entendimiento, «pero con las líneas rojas muy claras: No se puede mejorar la calidad de la agenda de los médicos a costa de perjudicar a la enfermería, porque hay muchas funciones que hacemos, como la atención a domicilios, el control de vacunas o actividades de educación para la salud, que no tienen reflejo en nuestras agendas. Pedimos que se valore nuestro trabajo», insistió Ruiz.
CCOO y UGT han criticado este martes el acuerdo sobre Atención Primaria alcanzado por el Sindicato Médico y firmado en la Mesa Sectorial de Sanidad por los sindicatos ATI y CSIF, que consideran «despilfarrador, discriminatorio» y que consideran que «no contribuye a la recuperación de empleo de calidad».
«Lejos de solucionar la realidad actual de los y las trabajadoras y usuarias de la Atención Primaria se ha convertido en un acuerdo discriminatorio, estéril, despilfarrador que no ha hecho más que generar conflictos entre los diversos profesionales», ha asegurado ambos sindicatos en un comunicado.
Además, han trasladado su «indignación» al entender que el acuerdo «impide recuperar de forma efectiva la jornada de 35 horas de forma igualitaria para todos los profesionales de la Gerencia de Atención Primaria y que tampoco recupera empleo de calidad».
A juicio de CCOO y UGT, «el denominado 'Acuerdo de Organización de la Asistencia Sanitaria prestada por el Servicio Cántabro de Salud para la implantación de la nueva jornada de trabajo' carece de criterio gestor y no se basa en ningún tipo de estudio previo».
Estos sindicatos han recordado que el pasado 24 de octubre de 2018, en la Mesa General de Función Pública de Cantabria, firmaron la recuperación de las 35 horas en dos año
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