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Familia Toro Desde Marbella en autocaravana
Hay oficios que hacen que tengas que estar viajando de un sitio a otro continuamente. Este es el caso de Antonio Toro, un triatleta que, junto a su familia, recorre las carreteras de España montado en su autocaravana.
Su pasión, que es lo mismo que ... su trabajo, le otorga la oportunidad de conocer algunos lugares de los que para él son «las maravillas de España». Entre ellas está Cantabria.
«Viniendo de una zona como es Marbella, buscábamos algo similar y con amplias zonas de baño, y Santander fue nuestra primera opción».
A la hora de encarar todos estos viajes, los hoteles y apartamentos en los que solía hospedarse le limitaban el poder de conocer un lugar. «Cancelaciones de reserva, buscar sitios donde admitan mascotas... es lo que ha hecho que decidamos cambiar las noches de hotel y comprarnos una autocaravana», asegura el triatleta.
«La libertad que te ofrece una autocaravana no la tienes con nada porque puedes elegir donde pasar cada día. España solo se puede conocer por carreteras nacionales, no por autovías».
Familia Iglesias De Salamanca a una segunda residencia
Marta Iglesias, salmantina de nacimiento, es una agente comercial que se define como una mujer de corazón cántabro que le gusta rodearse de personas que le hacen sentir en familia. «Llevo veraneando en Cantabria desde que nací hasta los 56 años que tengo ahora, y si Dios quiere, seguiré así toda mi vida». En la región, más de tres de cada diez viviendas son segundas residencias o casas vacacionales. Madrid, Castilla y León y País Vasco son las comunidades de donde provienen más veraneantes.
La residencia Piquío y, después, Los Castros son las dos localizaciones a las que Iglesias ha podido considerar su hogar al menos durante tres meses al año desde que tiene memoria. El tener segunda residencia le ha proporcionado la suerte de mantener el contacto con personas a las que conoce de toda vida.
«Recuerdo los veraneos antiguamente como una reunión de amigos en la playa. Todos de Madrid, Zamora, Salamanca, Palencia... que nos juntábamos en Santander cada año. Somos la gran familia del toldo de la Primera playa de El Sardinero», relata.
Pareja López de Vega De Valladolid a un piso vacacional
Marta de Vega y Arkaitz López se enamoraron hace cinco veranos en las playas de Cantabria. «Santander es la ciudad del amor. Yo me enamoré veraneando y cada año que lo visitamos nos viene a la memoria el recuerdo de cómo nos conocimos y surgió esa magia», comenta esta joven de Valladolid. Sin embargo, antes de conocer al amor de su vida, De Vega ya consideraba a Cantabria como el lugar perfecto para pasar los veranos. «He venido aquí toda la vida con mi familia, y ahora alquilo un piso con mi pareja. No me imagino no pasar el verano aquí y espero que algún día nuestros hijos también puedan hacerlo».
De su infancia recuerda las costumbres más emblemáticas de los veranos santanderinos. «Mi mejor recuerdo de pequeña son los baños de ola, donde participaba en concursos de disfraces y pintura y, en alguna que otra ocasión, lo conseguí ganar», destaca.
El clima santanderino es otro de los factores por los que a la pareja les encanta esta ciudad. «Lo bueno que tiene Santander es que te ofrece la posibilidad de alternar y la temperatura de aquí es perfecta», resumen.
Mamen de Arroquia Pombo De Madrid a un hotel
Santander no sería tal y como la conocemos hoy si no hubiera sido por el legado que dejó Juan Pombo, tanto a la misma ciudad como a su familia. Mamen de Arroquia Pombo es la bisnieta de este famoso aviador cántabro, íntimo amigo del rey Alfonso XIII, impulsor del Palacio de La Magdalena y fundador del Gran Casino. «Yo en Cantabria tengo mucha historia familiar, el legado que me han dejado en un sitio maravilloso al que me encanta y necesito volver al menos una vez al año», explica esta madrileña que regresa cada verano a Santander para hospedarse en el hotel que la vio crecer.
«Al Hotel Santemar han ido mis padres toda la vida y, por eso, yo siempre que vuelvo por aquí repito, por su comodidad, localización, atención, la cercanía del mar, gastronomía y porque me hacen sentir como en casa al estar al lado del Casino», subraya. Mamen se reconoce enamorada de la ciudad y de cada uno de sus rincones. «Me encanta Santander, su gente y el porte que tienen los santanderinos. Es una ciudad muy señorial llena de playas que se sienten muy diferentes, y el mar Cantábrico no tiene rival».
Familia Polo De Pamplona a un camping
Verónica Polo y su familia son habituales del camping de la localidad de Isla, que recibe cada verano cientos de personas. «Me encanta pasar los veranos en Cantabria, sobre todo por su cercanía a mi ciudad (Pamplona) y por el clima. Además, la posibilidad de dejar la autocaravana en un camping y explorar la región sin límites nos parecía muy atractiva. La zona de Isla nos conquistó desde la primera vez que la visitamos», explica.
En este sentido, la familia Polo Pedrosa detalla todas las posibilidades que tiene esta comunidad. «Todos los días es algo distinto: Comillas, Santillana del Mar, Liérganes...; Cantabria nos da tantas opciones que nunca nos quedamos sin algo que hacer», afirman.
La familia repite en este tipo de hospedaje desde tuvo su primer contacto con él. «Hace 18 años vinimos por primera vez al camping de Isla y nos encantó por su proximidad a las playas y todos los servicios que nos ofrecía. Además de este camping hemos venido más veces como, por ejemplo a Cabárceno o Laredo. Cantabria es espectacular de ver».
Familia Díaz De Santander a una cabaña rural
a familia Díaz lleva acudiendo a la misma casa rural en Sobrepeña de Ebro desde que la pequeña de la casa, Amaya Díaz, tiene uso de razón. Precisamente ella es la que comparte sus primeros recuerdos en este lugar: «Llevamos viniendo el mismo grupo de niños toda la vida y nos juntamos aquí cada año para reconectar, ya que al ser de diferentes ciudades no tenemos muchas ocasiones de vernos durante el año».
Innumerables recuerdos, excursiones hasta el amanecer y reuniones de todos los vecinos en la plaza del pueblo cada mañana es lo que hace de esta pequeña residencia rural un lugar del que esta joven santanderina se declara «enamorada». Elegir este tipo de vacaciones depende en muchas ocasiones, no tanto del precio, sino de la cercanía de sus habitantes: «No miramos el hecho de que sea más económico, el principal motivo que tenemos para volver al valle cada año es la gente».
Estas viviendas ubicadas a lo largo y ancho del territorio cántabro cuentan con la ventaja de «sentir una libertad increíble al poder hacer lo que quieras sin desconfianzas ni ataduras», añade.
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