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Los Corrales y Santa María de Cayón son dos de los municipios con más papeletas para quedar pintados de rojo durante una semana como consecuencia de la evaluación del semáforo covid. En la localidad del valle de Buelna, los dos principales indicadores que determinan ... la aplicación de medidas restrictivas se encuentran en nivel muy alto, con una incidencia a siete días de 130 entre la población general y de 82 entre los mayores de 65 años. En Santa María de Cayón, la tasa a siete días es de 87 casos por 100.000, un nivel alto, pero entre los vecinos de más edad se dispara hasta 129, y hay una clara tendencia de ascenso que puede marcar la decisión de la Consejería de Sanidad.
Cantabria se mantiene en nivel dos de alerta, correspondiente al riesgo medio, y la mayor parte de los municipios seguirá otros siete días en la misma situación en que se encuentran, con limitaciones mínimas.
Un barrido por el mapa de la incidencia permite comprobar que toda la zona sur de la región se mantiene limpia y tranquila. Otro tanto sucede en el occidente, con Liébana a salvo del virus, como la zona costera... hasta llegar a Comillas. El municipio soporta unas tasas a siete días de 144 y 331 entre personas de 65 años en adelante, y mucho tendrían que cambiar las cosas para que se libre de una semana con estrecheces en su actividad.
La localidad ha soportado razonablemente bien la crisis sanitaria, con un número total de casos moderado (73), seis de los cuales se detectaron en las últimas dos semanas.
¿Es posible que haya influido en estos datos la llegada de visitantes? Hay otras localidades costeras y turísticas en situación similar. Arnuero, por ejemplo, presenta unos registros muy elevados, con incidencias, general y de mayores, de 190 y 606, respectivamente. En Noja las cifras ofrecen una gran discrepancia, con una tasa de 193 casos a siete días y de cero en la incidencia acumulada de los más mayores.
Siguiendo con la comarca oriental es obligado hacer parada en Castro Urdiales, que aún no ha podido abrir el interior de sus establecimientos de hostelería desde que comenzó a utilizarse el sistema de gestión del semáforo covid. Al entrar en juego tantas variantes en esta población, es difícil determinar si se levantará alguna limitación para la próxima semana: su tasa a siete días se asoma al nivel alto, con 81 casos por 100.000, pero la incidencia entre los vecinos de 65 años en adelante es baja, de 20. Aparentemente, la población podría comenzar a disfrutar de las libertades de un nivel medio de riesgo, pero la cercanía del País Vasco, donde se han detectado brotes de las mutaciones más peligrosas del virus, y la intensa movilidad de ciudadanos en los dos sentidos, pueden hacer que Salud Pública adopte la postura más cauta, como ya ha hecho en semanas anteriores.
Castro es el único de los grandes municipios de Cantabria en situación de cierto riesgo. Los demás, con más o menos holgura, parecen superar las exigencias de vigilancia epidemiológica. Así, Santander, la capital, disfruta de margen, con tasas de 39 y 7. Mucho más amplio es este colchón en Torrelavega, donde el nivel de alerta se mantiene en mínimos, como en Piélagos y Santoña.
En otros, la falta de congruencia entre los dos principales indicadores que se atienden arroja dudas sobre el dictamen final de Sanidad, que puede determinar un riesgo bajo o medio. Es lo que sucede en El Astillero, Santa Cruz de Bezana y Laredo, en los que la incidencia entre los habitantes de más edad es de cero y contrasta con unas tasas a siete días que tampoco resultan preocupantes en exceso.
La falta de sintonía más o menos acusada se hace patente en numerosos municipios de menor entidad del interior de la región, donde los responsables de la Sanidad cántabra deberán poner en la balanza no los números crudos, sino toda la serie de variables que se tienen en cuenta en poblaciones reducidas para evitar las distorsiones de las fórmulas estadísticas. Hazas de Cesto, Riotuerto, Penagos, Selaya, Puente Viesgo, Solórzano, Villacarriedo y Ribamontán al Monte, entre otros, se encuentran en estas circunstancias.
En líneas generales, lo que se valora en estos casos es la capacidad de detectar, acotar y rastrear los contagios, empezando por traducir las tasas en infecciones reales y número de brotes. La tendencia, la situación sanitaria de los municipios limítrofes, la aparición de positivos de origen desconocido o el número de contactos por caso, son algunos de los factores que se analizan y que determinan la conveniencia de limitar el contacto social y aplicar medidas limitativas.
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