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La futura presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, daba por hecho que el acuerdo con los regionalistas para cerrar su abstención y propiciar, así, su gobierno en solitario se cerraría en cuestión de pocos días, pero la realidad es que la negociación ... se complicó enseguida. Las peticiones del PRC -expuestas en un amplio documento dado a conocer la noche del pasado jueves- eran tan amplias, concretas y exigentes que parecían más «un programa de gobierno que un acuerdo puntual de investidura». Y para eso, dijo Sáenz de Buruaga, «ya tenemos nuestro propio programa».
Por eso nadie duda ya de que esta semana se antoja clave para definir el futuro equipo de Peña Herbosa. El encuentro que mantendrán populares y regionalistas será un segundo asalto para salvar esas diferencias que hacen inasumible el primer borrador. Un camino que pasa irremediablemente por reducir las condiciones del PRC, pues Buruaga ha jugado con ventaja en todo momento. No tiene por qué ceder más de la cuenta porque sabe que Vox está en la recámara, aunque el partido de ultraderecha ya ha dejado claro que su objetivo pasa sí o sí por un Ejecutivo de coalición, algo que los populares pretenden eludir como primera opción.
17 de junio
Constitución de los ayuntamientos si no ha habido recurso contra la proclamación de concejales.
22 de junio
Pleno constituyente del nuevo Parlamento de Cantabria Los 35 diputados toman posesión. Se elige al nuevo presidente de la Cámara y la Mesa, que la forman, además de él, dos vicepresidentes y dos secretarios.
15 de julio
Fecha límite para que el presidente del Parlamento, una vez oída a la Mesa, proponga un candidato a presidente del Gobierno de Cantabria.
24 de julio
Fecha tope para la celebración del Pleno de investidura del nuevo presidente.
En ese documento de acuerdo con el PRC no aparecen por ningún sitio las comisiones de investigación que tanto revuelo han levantado en los últimos días, ni tampoco las auditorías que el PP sí tiene previsto hacer en la Consejería de Obras Públicas y en el Servicio Cántabro de Salud (SCS). Lo que sí deja meridianamente claro el texto es que el PP deberá dejar por escrito y firmado que no gobernará con Vox en ningún momento de la legislatura.
Sáenz de Buruaga ya advirtió de que tampoco está de acuerdo en ese punto. «No vamos a aceptar que limiten nuestra capacidad para dialogar con el resto de partidos y, en su caso, a llegar a acuerdos puntuales», señaló la semana pasada, y levantó escozores en Vox.
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Fue Emilio del Valle, el que fue candidato a la Alcaldía de Santander por el partido de derecha, quien replicó en redes sociales: «Nosotros, sin embargo, vemos imposible llegar a acuerdos puntuales con quienes renuncian a construir la alternativa y pactan con el pasado y la corrupción», zanjó Del Valle.
Pero nada de ello ha modificado la dialéctica del PRC, que se mantiene firme en sus tesis a la hora de insistirle al PP que «debe garantizar que los acuerdos de gobernabilidad de Cantabria y sus instituciones no se verán amparados ni sometidos a fuerzas políticas que, como Vox, no consideran el actual sistema autonómico como un marco válido para la consecución de los fines de progreso, empleo, calidad de los servicios públicos y garantía de los derechos de todos los cántabros».
Lo que suceda a partir de esta semana es una incógnita. En la segunda ronda de negociaciones, una vez los populares han rechazado el documento de los regionalistas, ambos habrán de encontrarse en un punto medio o, de lo contrario, la única opción de Buruaga pasará por llamar a la puerta de la ultraderecha.
Algo que está tratando de evitar también a nivel municipal, donde el abanico de acuerdos puede abrirse mucho más entre todos los partidos. No en aquellos donde la misma noche de las elecciones los resultados resolvieron la gobernabilidad con mayorías absolutas o con la posibilidad de reeditar pactos que ya se han demostrado fructíferos. A día de hoy la situación está zanjada en 75 de los 102 municipios de Cantabria.
En el caso del PP, no harán falta conversaciones en todos aquellos donde los populares han logrado mayoría absoluta, 30 en total, con Santander, Piélagos o Camargo como ejemplos. Tampoco en El Astillero, una 'rara avis' nacional, pues Javier Fernández Soberón reedita el cargo tras alcanzar la mayoría absoluta con Ciudadanos, un partido casi extinto en todo el panorama nacional. Y una vez resuelta también la situación en Torrelavega, con el acuerdo entre el PRC y PSOE para mantener a Javier López Estrada con el bastón de mando, quedan aquellos donde las negociaciones se mantienen activas: 27 en total. Y el tiempo corre de cara al próximo sábado, día 17, cuando tienen que estar conformados todos los gobiernos municipales.
Un ejemplo es Castro Urdiales, donde de hecho ni siquiera han comenzado las negociaciones porque el proceso se encuentra estancado en una fase anterior. El PSOE sigue sin estar conforme con los resultados que arrojaron los pasados comicios, en los que consiguió 7 de los 21 concejales, y se quedó a una decena de votos de lograr el octavo representante. Una circunstancia que facilita la posibilidad de un equipo de gobierno a tres bandas entre PP-PRC-CastroVerde que dejaría a los socialistas en la oposición. Por eso, el PSOE impugnó dos mesas electorales de la pedanía de Sámano y habrá que esperar a que se resuelva este entuerto. De seguir las cosas como están, con el actual resultado sobre la mesa, la diplomacia de los populares podría derivar en un cambio de Gobierno en la localidad.
En Santa Cruz de Bezana, otro de los consistorios donde aún no hay acuerdo, el PP tiene a su alcance recuperar la Alcaldía con sus siete concejales; aunque tienen que entenderse con Vox, que con dos ediles tiene en su mano la llave de gobierno.
Otro municipio donde también se otea el cambio es Laredo. El PP venció por la mínima -superó por tres votos a Hacemos Laredo-, un resultado que arroja una lectura de reprobación al actual equipo de gobierno PSOE-PRC. Subió UxL e irrumpieron Ola Cantabria e IU-Podemos. En este caso las negociaciones pueden abrirse a dos, tres y hasta a cuatro bandas por la notable fragmentación de un ayuntamiento que pasa a sumar siete formaciones. Otro caso: San Vicente de la Barquera. El candidato popular, Julián Vélez, intentó la negociación con los socialistas para hacerse con el bastón de mando -el PSOE tiene la llave y podía decantarse por el PP o por la formación independiente de África Álvarez-. Pero la dirección regional socialista ya ha advertido de que no permitirá acuerdos de esta naturaleza y que expulsarán del partido a quien los rubrique.
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