

Secciones
Servicios
Destacamos
Hay dos detalles que resumen lo que fue un sábado fatídico. Que a las doce del mediodía cerraron todos los bares y que lo más visto en la televisión no fue un partido de fútbol, sino el mensaje en el que Sánchez anunció las medidas del estado de alarma. Eso en España sólo puede ser algo gravísimo. La sanidad cántabra planteó su plan de choque con la suspensión de todo lo programado que no fuera urgente. Y para muchos, lo urgente fue correr a los supermercados. Una ansiedad que se enfocó en el papel higiénico. Se insistió en el uso del 900 612 112 para no saturar los teléfonos de emergencia y el día –que se llenó de mensajes acabados con un 'quédate en casa'– acabó con un gesto que ya es un símbolo de resistencia. El aplauso a las ocho de la tarde. Balance: 47 positivos, 9 curados.
Las calles empezaron a vaciarse, pero demasiado poco a poco. «¿Pero no empezaba mañana?». No. La Policía realizó, sobre todo, «labor pedagógica» y apercibimientos a los que no cumplían la norma en el primer día de confinamiento obligatorio. Locales y parques públicos cerrados, pero aún demasiada gente. En Laredo, por ejemplo, los agentes acudieron a tres velatorios para recordar la limitación en el número de visitas. Durísimo no poder acompañar a los muertos. «No podemos permitir que la crisis sanitaria se convierta en una crisis económica», aseguró el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, que pidió ayudas. Los sanitarios salieron a las puertas de las Urgencias de Valdecilla para agradecer el aplauso. Resistiré. Emocionante. Balance: 52 positivos, 10 curados.
El primer día laborable de los cántabros en un estado de alarma supuso una jornada ralentizada, pero no parada. Demasiada gente por la calle retorciendo la norma de la compra o del perro. O paseando, sin más. De las advertencias, a las sanciones. La Policía detuvo a una persona en Santander y puso más de 25 multas. Las grandes industrias de la región aplican planes restrictivos, pero, en general, no cierran. A nivel nacional (y también en Cantabria), se hace evidente la falta de material de protección. El Gobierno de Cantabria hace un llamamiento para conseguir mascarillas y los hospitales de la región habilitan camas ante lo que se viene. Se suceden los gestos. Nando Agüeros sale a su balcón en Torrelavega y canta 'Viento del norte' a sus vecinos. Balance: 58 positivos, 10 curados.
El balance va en las primeras líneas porque se registra la primera muerte por coronavirus en Cantabria. Un hombre de 88 años. Balance: 58 positivos, 10 curados y 1 muerto. Fue un día duro. Con la estampa del ejército en las calles (la UME despliega 97 efectivos para realizar, sobre todo, tareas de desinfección, una labor a la que se suman muchos municipios) y los primeros cincuenta ERTE sobre la mesa, sobre todo en el sector terciario. Sánchez anuncia 200.000 millones para paliar los efectos. Las donaciones de mascarillas alcanzan las 12.000 unidades en la comunidad. Pero hacen falta más. Los desplazamientos por carretera en transporte público se han reducido un 90%. Y surgen problemas a cada momento. Por ejemplo, los españoles (y cántabros, entre ellos) atrapados en el exterior.
Los efectivos de la UME regresan a León tras desinfectar varios puntos por toda la región y se conoce que el consumo de internet crece un 40%. Cosas de estar confinado. Cantabria suma diez nuevos casos. El dato positivo es que es la comunidad con menos afectados. No es un consuelo. Más, al saberse esa misma noche que ya hay un diagnosticado en una residencia de mayores. En Limpias (finalmente son tres, aunque el dato no aparecerá en la estadística hasta el día siguiente). Habla el rey, Sánchez dice que «lo peor está por llegar» y en las inmediaciones de los Campos de Sport se instala un puesto fijo de atención médica. Los pescadores, otros héroes en una larga lista de personas que no paran. «Hay miedo hasta para salir a la mar». Balance: 58 positivos, 10 curados y 1 muerto.
Los datos de contagios en la residencia de Limpias y la situación de trabajadores y usuarios en estos centros es un enorme foco de preocupación. La otra crisis, la económica, deja ya 127 ERTE con efectos en 1.550 trabajadores cántabros. Y subiendo. Empresas como Textil Santanderina cambian el paso y empiezan a fabricar mascarillas. Solidaridad. El 90% de los hoteles está ya cerrado cuando llega la orden de que deben bajar la persiana en siete días. La nota positiva llega desde Mercasantander: «Hay productos de sobra y no falta de nada». No hay problemas de suministro. Llama la atención las multas que ponen los agentes a los protagonistas de una caravana insólita: la de coches de puente desde Vizcaya a su segunda residencia. Balance: 83 positivos, 10 curados y 1 muerto.
En una sola jornada, se diagnostican 61 nuevos casos. Así que los números vuelven a las primeras líneas. Balance: 144 positivos, 10 curados y 2 muerto. Sí, dos muertos. A última hora se confirmó la segunda víctima mortal, un hombre de 69 años con patologías previas. Además, las autoridades avanzan que el número real de infectados podría ser de unos mil y que el ansiado pico podría estar en torno al 30 de marzo. Con la idea de aumentar las pruebas, los balances serán más realistas. Además, se conoce que un trabajador de la residencia Santa Ana, de Santoña, está diagnosticado. Más preocupación y más controles en las carreteras para hacer que se cumpla el confinamiento. Desde el domingo, doce detenidos. En el aeropuerto, desde ahora sólo habrá un vuelo diario a Madrid. El resto, cancelado.
La semana se cierra con la certeza de que lo peor está por llegar. Las cifras y las informaciones lo confirman. Cantabria se despierta con las tempranas noticias de dos nuevas muertes y se acuesta con otro fallecido. Ya son cinco. Parece increíble. Han pasado sólo siete días desde que el presidente del Gobierno anunciara el estado de alarma. Ese sábado, ese día, en Cantabria había 47 casos positivos y 9 curados. Esas cifras quedan ahora muy lejos. Balance: 215 positivos, 11 curados y 5 muertos. De un día para otro, 71 casos nuevos. Los efectivos municipales toman el relevo de las tareas de limpieza y desinfección que realizaron los militares. Se suceden las vídeo-conversaciones con la pantalla del móvil repartida entre las caras de amigos y familiares. Y a las ocho, al balcón. Es la vida que toca.
Publicidad
Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Álvaro Machín | Santander
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.