Borrar
El catedrático José Antonio Martín Pereda, ayer, en Santander. R. Ruiz
«En los setenta tuve que convencer a la gente de las utilidades del láser»

«En los setenta tuve que convencer a la gente de las utilidades del láser»

El experto e investigador de la Universidad Politécnica de Madrid José Antonio Martín Pereda fue el autor del primer Plan Nacional de I+D

José Carlos Rojo

Santander

Viernes, 5 de abril 2019, 07:23

Cuando tras firmar su tesis en EE UU regresó a España en 1970, nadie en este país había trabajado antes con láser. Un invento norteamericano de principios de los sesenta. «No sólo es que no se conociera, es que tampoco se confiaba mucho en su utilidad», explica José Antonio Martín Pereda (Madrid, 1943), fundador en la Universidad Politécnica de Madrid del primer Departamento de Tecnología Fotónica español, que hoy será distinguido en la Universidad de Cantabria con el grado 'honoris causa'. «Tuve que investigar y convencer a la gente de que esta tecnología iba a tener múltiples aplicaciones. Al final, el tiempo ha demostrado que así es», explica el arquitecto del primer Plan Nacional de I+D.

–Es un galardón a toda una vida de trabajo.

–Me resulta muy estimulante por el reconocimiento académico, pero mucho más quizá en el plano personal, viniendo de donde viene, de la institución cántabra. Porque tengo hondas raíces familiares en Cantabria, una tierra que conozco desde los 10 años. Es, de alguna manera, como una vuelta a los orígenes.

–Usted descubrió la fotónica en EE UU y la trajo a España.

–Viajé a Norteamérica para escribir la tesis. Entonces no se le llamaba fotónica. Yo me dedicaba a jugar con el láser, a probar cosas. Era un tiempo en el que todo era mucho más sencillo, en el que uno podía trabajar en su laboratorio, en solitario. Ahora todo ha cambiado y cualquier proyecto precisa de un equipo.

–Ya no se siente cómodo...

–Creo que hay que dejar espacio para los que vienen detrás. Yo tengo 75 años y he estado tres de catedrático emérito, pero no quiero ser como otros que conozco que no terminan de irse. Me parece que hay que dejar que la ciencia se renueve.

–Porque tal y como está la inversión en I+D...

–El primer plan de I+D que diseñé yo en el 1987 se aplicó en el 1988. Era un intento de modernizar España en otro terreno porque ya se había modernizado políticamente y faltaba la otra pata: la ciencia y la tecnología. Por aquel entonces se puso en marcha y funcionó, pero al final esta España termina igual.

–¿A qué se refiere?

–Pues a que es difícil mantener algo si la gente no cree en ello.

–¿Se refiere a que hace falta más cultura científica?

–No tenemos conciencia de la importancia que tiene la ciencia y la tecnología en nuestras vidas. Para mucha gente parece decoración. Incluso los políticos, que son los primeros que debieran ser conscientes de esto, no lo valoran. Y sin ciencia un país no avanza, estará vendido a lo que traen de fuera.

–¿Se hace buena divulgación?

–Es complicado porque no tiene ningún rédito para quien lo hace. Un profesor e investigador que dedique un tiempo a hacer divulgación y lo tenga que quitar de su tiempo en el laboratorio no va a poder presumir de ello en el currículo. Así es difícil construir esa cultura de comprender lo importante que es la ciencia para nuestras vidas.

–Basta con mirar alrededor para entender que la fotónica está en todas partes.

–En el aparato que opera los ojos con láser, en los coches inteligentes que miden las distancias con esta tecnología o en los mandos de los televisores que cambian de canal con infrarrojos. La misma fibra óptica, que nos proporciona internet de alta velocidad, funciona a través de la transmisión de información por medio de la luz.

–Dicen quienes le conocen, los mismos que le han propuesto para esta distinción, que usted es el precursor de los estudios con cristales líquidos y bioestabilidad óptica. ¿Podemos probar su capacidad divulgativa explicando ambos conceptos?

–Empecé trabajando en España con estos cristales, esencialmente, porque eran baratos. Es un material que tiene la propiedad de ordenarse como un cristal ante la polarización eléctrica del medio. Disfruté mucho porque era una manera de 'jugar', de probar cosas a ver qué resultados obtenía, que en cierto modo en eso debe basarse la experimentación. Luego cambiaron las cosas, llegaron las nuevas pantallas de televisión, que aplicaban esto y todo se industrializó.

–¿Y la bioestabilidad?

–Es una tecnología muy peculiar. Un material que deja pasar una luz si llega a una determinada intensidad, y si no alcanza esa fuerza, directamente no pasa. Esto da lugar a que no hay términos medios, a una respuesta de pasa o no pasa, que es lo más parecido al lenguaje de la electrónica digital de unos y ceros.

–Cuenta que en sus inicios poca gente confiaba en la fotónica, incluso a nivel académico.

–Comencé a trabajar en la Escuela de Telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de Madrid en 1970 y hasta 1980 no empecé a impartir una asignatura de esta materia.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes «En los setenta tuve que convencer a la gente de las utilidades del láser»