«Siempre me ha entusiasmado esta tierra»
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El expresidente de Endesa disfruta en la región de largos paseos por el monte, aunque la playa, con marea baja, ha cobrado otra dimensión en su vidaNunca se pierde el tiempo conversando con Manuel Pizarro (Teruel, 1951). Cuando habla de gastronomía, de sus paseos por el monte o la playa, de viajar, te contagia su entusiasmo, te traslada con sus recuerdos y vivencias. Ameno y con la facilidad de arrancar una ... risa a su compañero de tertulia, en este momento de la vida tiene claras sus preferencias: sus nietos y disfrutar de la naturaleza, la lectura y los viajes. Tras su vasta carrera profesional, en la que sigue muy activo, ahora disfruta de la presidencia de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. No perdona un verano en Cantabria con su mujer Yolanda Barcina, exalcaldesa de Pamplona y expresidenta de Navarra.
–¿Cómo y cuándo disfruta de Cantabria?
–Siempre me ha entusiasmado Cantabria. Llevo años viniendo, aunque desde que me casé con Yolanda Barcina (tienen casa en la región), vengo de manera más asidua. Es una comunidad muy completa para los que nos gusta el mar y la montaña. Los Picos de Europa son maravillosos. Los descubrí más a fondo de la mano de José Luis Gil, entonces presidente del su patronato, a la vez que yo lo era del Parque Natural de Ordesa.
–Sé que la playa no es su debilidad, pero este verano ha descubierto el Puntal y su primer chiringuito y ha disfrutado del arenal. ¿Hay que tener cuidado con los prejuicios que nos pueden hacer perder grandes oportunidades?
–Soy más de mar que de playa, lo reconozco, pero un buen amigo me invitó a pasar el día en el Puntal y comimos en el chiringuito. Me acerqué con mucha curiosidad y los disfruté. Sin duda, respondiendo a tu pregunta, muchas veces es más importante el viaje que el destino. Nunca se sabe dónde puedes encontrar una gran oportunidad. Por ejemplo, mi vida cambió a raíz de un viaje a Santander, en 1984, donde coincidí con mi maestro Manuel Goded, quien me insistió en que preparara las oposiciones de agente de cambio y bolsa, abandonando mi carrera como abogado del Estado, e introduciéndome en el mundo financiero. Se puede aprender y disfrutar en cualquier sitio.
Para mí, lo importante al descubrir sitios nuevos, es ir siempre bien acompañado de la persona adecuada, de lo contrario, las cosas te pueden dejar de interesar. En esto he tenido suerte este verano. He disfrutado mucho conociendo la iglesia de San Martín de Tours, en Cigüenza (Alfoz de Lloredo); o Novales y la historia de sus limones. También me quedé anonadado con la biblioteca del monasterio de Cóbreces.
–¿Cómo es su relación con la naturaleza? Sus paseos, ¿dónde los disfruta más?
–Me gusta mucho la naturaleza y disfruto paseando en cualquier sitio. Uno de los más recientes y deliciosos fue el que di por el Puntal, con marea baja. Recuerdo, cuando comencé a venir a Cantabria con Yolanda, que no entendía la obsesión de la gente con las mareas. En verano, ¡todo gira en torno a ellas! En el Mediterráneo, que era lo que yo frecuentaba más por aquel entonces, la marea le daba igual a todo el mundo (risas). Ahora lo entiendo perfectamente y claro que influye para mis paseos. Disfruto tanto de ellos. Me permiten poner las cosas en su punto. De lo que más disfruto en la vida es de los paseos, la lectura y los viajes, que te permiten distanciarte de las cosas, verlas en su dimensión.
–La gastronomía es otro de sus placeres. ¿Ha avanzado algo en su interacción con la cocina o a estas alturas de la vida es un caso perdido?
–Caso perdido, absolutamente. Si hay alguien que pueda hacer algo por ti y mejor, para qué insistir. Así tienes más tiempo para otras cosas. Si es cierto que disfruto mucho de la gastronomía y en Cantabria, es fantástica, desde sus restaurantes con estrellas Michelin a los más modestos, que me vuelven loco, en pequeños pueblos. Comer en estos lugares suponen momentos únicos. Piensa que quien te da de comer, te está cuidando. Y a todos nos gusta que nos cuiden.
–Ya tiene nietos como para montar un equipo de fútbol, once. ¿Cómo se ve la vida a su lado?
–Los nietos son el gran regalo de la vida. Los hijos son algo que esperas y a los que hay que educar. Los nietos llegan cuando la vida ya está regulada, en el momento de disfrute.
–En su casa, ¿a qué hora se pone la lavadora?
–Sinceramente, ni idea. España está sufriendo las consecuencias de meter en la factura de la electricidad, durante muchos años, conceptos que no le corresponden. Es como cuando metes muchas cosas en la mochila. Llega un momento que ya no puedes cargar con ella. La mitad de la factura corresponde a temas fiscales, que deberían estar incluidos en los presupuestos. Somos menos competitivos que el resto de Europa y eso es un problema.
–Su vínculo con la UIMP es largo y estrecho. ¿Cómo está viviendo la actual polémica de la institución?
–Lo cierto es que lo sigo muy de lejos. Hace tiempo que no participo en ninguna de sus actividades. Y yo, de las cosas que no conozco, no opino. Pero no cabe duda de que la UIMP es sumamente importante para Santander. Hubo un momento que era un gran referente, todo y todos los importantes pasaban por allí. Es de gran relevancia que siga siendo un lugar de prestigio y recupere su esplendor.
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