«Me siento maltratada», dice la exdirectora médica de Valdecilla tras su polémico cese

Pero hace justo un año, y contra todo pronóstico, gozó de la confianza del consejero de Salud, César Pascual (también de la presidenta Sáenz de Buruaga), que la mantuvo en el cargo tras el cambio de Gobierno pese al conflicto médico que arrastraba el hospital, con las peonadas congeladas y las listas de espera disparadas. Ella ya había formado parte del equipo de Pascual en la anterior legislatura del PP, cuando era él quien lideraba la Gerencia de Valdecilla. Es más, hubo quien llegó a pensar que podría ser la primera mujer en dirigir el hospital, aunque finalmente fue Acón la designada para ese título, con Miguel Ángel Soria ejerciendo de subgerente y pieza clave del organigrama del Servicio Cántabro de Salud.

De entrada, el tándem con Rosana García, que venía de ser la mano derecha de Rafael Tejido, funcionó. La gerente volvía a Cantabria después de ocupar puestos de gestión en otras comunidades y consideró «oportuno» aprovechar la experiencia de la directora médica en Valdecilla para emprender esta ilusionante etapa, sin dejarse influir por el cruce de opiniones de jefes de servicios y organizaciones sindicales. «Fui prudente y quise darle la oportunidad en aquel momento, aunque era la única persona del equipo que yo no había elegido», señala Acón, sorprendida de la trascendencia mediática de «un relevo natural, que no responde a razones personales sino a la propia función directiva, a la necesidad de buscar otro perfil de liderazgo. Uno escoge a quienes quiere que le acompañen en ese viaje». Y en esta ocasión el sustituto será Ramón Herrería Laherrán, médico de familia formado en el SCS, que se trasladará en comisión de servicio desde el Hospital Santa Marina de Bilbao, donde también ejerce de director médico. Un traslado que ya está en trámites con Osakidetza, con la idea de que se incorpore «a principios de septiembre».

Ahora bien, hasta qué punto había tensiones en la segunda planta del pabellón 21 para que ese cambio en un contexto «de formación de un nuevo equipo de confianza» (la gerente ha contado con profesionales que ya estuvieron con ella en Baleares), causara tal revuelo que acabó con la dimisión en bloque de los tres subdirectores médicos: María del Castañar García, Luis Iglesias y Guillermo Tejón, que parecían dispuestos a continuar sin hacer ruido hasta que llegara su reemplazo. «Ha sido un equipo excepcional», destaca Rosana García, agradecida por «la profesionalidad, eficacia, empatía, integridad y coherencia» de sus compañeros, que también han sido un gran apoyo en el momento «más triste» que le ha tocado vivir en sus 30 años de trabajo en Valdecilla. «Es mi hospital y lo quiero, no me merezco el trato que me han dado, que se me cierre el despacho y me digan que me vaya a casa, asignándome días de vacaciones que no había pedido. Me he sentido maltratada», confiesa a este periódico la exdirectora médica, que se quedó «perpleja» cuando Acón le comunicó que había llegado el momento de su cese, y más aún cuando le ofreció acordar que se trataba de una salida voluntaria por «el desgaste de los años de gestión en la pandemia».

Una propuesta que García no solo rechazó de plano en ese mismo instante, sino que desmintió públicamente cuando fue esa la versión que se trasladó en la reunión con los jefes de servicio. «No es una dimisión, es un cese, ni estoy cansada ni desgastada», reitera, «dolida por las formas» en las que abandona la Dirección. «Eso ha sido lo peor». Incluso el consejero admite que, respetando la legitimidad de la gerente para designar a su propio equipo, «se podía/debía haber hecho de otra manera». No obstante, Acón defiende que «las formas han sido impecables, porque en todo momento mi deseo ha sido que Rosana saliera con honores, de la forma más digna y mejor posible, porque se merece todo el respeto del mundo por la labor desempeñada, sobre todo en la época dura de la pandemia».

¿Qué ha fallado entonces? «A veces las emociones no las podemos modular», responde la gerente, que se incorporó antes de sus vacaciones al ver que García estaba «emocionalmente afectada» y le invitó a «irse a descansar, si necesitaba más tiempo para tranquilizarse». Pero «jamás -asegura- se le ha cerrado el despacho, eso es incierto». Más allá de esa aclaración, no quiere entrar en discusiones. «Por encima de todo está el respeto», zanja.

En los argumentos del cese se hace referencia a la gestión de las listas de espera y a la estrategia de digitalización y cronicidad, aunque extraoficialmente se apunta a que la puntilla a esas desavenencias internas pudo ser la rebelión de los jefes de servicio el pasado mayo tras la propuesta de traslados planteada desde el SCS, un fuego del que avisó la directora médica («No me hicieron caso») y que obligó al propio consejero a apagarlo.

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