Siete meses con el consultorio cerrado

Durante el estado de alarma, el Servicio Cántabro de Salud (SCS) cerró casi el 90% de los 125 consultorios rurales, concentrando la asistencia urgente y no demorable en los centros de referencia de cada zona de salud. Superada la primera ola de covid, se fueron reabriendo la mayoría, aunque la falta de médicos de familia se vio agravada durante el verano por las vacaciones de la plantilla y el aumento de la demanda derivada del repunte de contagios. Como consecuencia 17 se han quedado sin reabrir. Entre ellos figuran los de Cueto y Monte (Santander), Corvera (Alto Pas), Obregón y Liaño (El Astillero), Zurita (Bajo Pas), Miera –en este caso, no por falta de médicos sino por un problema informático–, Mijares, Ubiarco, Viveda y Queveda (Santillana del Mar), Isla y Castillo (Meruelo), Lamadrid (San Vicente), Riaño (Gama) y Carabeos y Villanueva de la Nía (Reinosa).

El cierre total de estos consultorios es difícil de entender para muchos de sus usuarios pues hasta marzo, que estalló la pandemia, en buena parte de ellos el médico pasaba consulta una o dos veces por semana. «Están aprovechando para cerrar lo poco que había y ahora la gente tiene que ir al centro de salud de San Vicente, que está en pleno centro y donde aparcar en algunas épocas del año como en verano es una odisea», se lamenta Carlos, vecino de Lamadrid. Una situación similar se vive en Mijares (Santillana del Mar), como cuenta Cionín Pérez: «Nos venía muy bien tener aquí al médico cada quince días», pues este servicio les permitía hacer determinadas consultas y pedir recetas sin tener que desplazarse hasta Santillana. «Ahora, la gente mayor tiene que coger un taxi para ir hasta allí». Las personas de edad avanzada son los principales afectados por el cierre de los consultorios rurales ya que son ellos quienes con más frecuencia acuden a consulta.

En otra comarca de la región, en Campoo, se repite la queja. Fidel Rodríguez, de Arroyal de Los Carabeos (Valderredible), reconoce que se tienen que organizar entre los vecinos para poder trasladarse hasta el consultorio de Mataporquera (Valdeolea), a unos 10 kilómetros de distancia. «Muchos ya no tienen carné ni medio de transporte», señala.

Y lo mismo apuntan los residentes de Liaño (Villaescusa), que desde marzo reciben atención sanitaria en El Astillero. María Esther del Pozo, que acompaña a su madre al centro de salud, recuerda que en el pueblo «hay gente muy mayor sola, que no tiene forma de ir hasta allí». Denuncia también que «no se está haciendo atención domiciliaria, con lo que el practicante no está acudiendo a hacer curas y se dan casos como el de una vecina que tiene úlceras en las piernas para la que son muy dificultosos los traslados». Por ello, al igual que sucede en Guriezo, los vecinos se están movilizando y han emprendido una campaña de recogida de firmas pidiendo la reapertura del consultorio de Liaño, «que está nuevo y flamante».

Derivar o reagrupar a los pacientes en otros centros de salud es una solución que no gusta a la mayor parte de los afectados. A la presidenta de la Junta Vecinal de Viveda (Santillana del Mar), Mari Luz Muñoz, le parece «vergonzoso» que se haya suspendido el servicio en el consultorio de su pueblo. «Nos están privando de los servicios básicos y si todos tenemos que ir a Santillana, habrá un colapso allí», vaticina. Aunque se solidariza con los sanitarios, «eso no quiere decir que no podamos contar con un centro de salud más cercano». Muñoz ha solicitado una reunión con responsables de la Consejería de Sanidad para preguntar por el cierre: «Nos han respondido por mail que no nos van a recibir».

En la comarca campurriana también permanece cerrado el consultorio de Barruelo de Los Carabeos (Valdeprado del Río) que antes del estado de alarma ofrecía servicio tres días a la semana durante una hora. «Es una vergüenza que aún no se haya recuperado el servicio, aunque sea uno o dos días por semana, y lo peor es que desde la Consejería de Sanidad, desde marzo, no se hayan puesto en contacto con el Ayuntamiento para ofrecer alguna explicación y posibles soluciones», señala el alcalde, Jaime Soto (PP). «Se les llena la boca hablando de la despoblación de las zonas rurales y a la primera de cambio nos dificultan el acceso a la sanidad más básica», critica.

El cierre del consultorio de Miera se produce en unas circunstancias especiales, pues no está directamente relacionado con la pandemia ni con la ausencia de facultativos para cubrir las sustituciones. En su caso, las instalaciones dejaron de funcionar en verano por problemas técnicos. La Gerencia del SCS optó por la clausura temporal porque los sistemas informáticos son demasiado modernos para la infraestructura con la que cuentan, con lo que la descarga de radiografía, recetas y demás informes era muy lento. La solución pasa por instalar internet de alta velocidad, para lo que se está intentando buscar financiación.

Un caso singular dentro del panorama regional es el que representa el municipio de Valle de Villaverde, el enclave cántabro en la provincia de Vizcaya, donde la situación geográfica juega en su contra, pues no es fácil encontrar a un profesional dispuesto a desplazarse hasta allí para cubrir la baja de su médico, dando lugar al cierre del consultorio hasta septiembre. La alcaldesa Esther Gómez, que hace tan solo unas semanas que asumió el cargo, ya señaló durante la toma de posesión que la mejora de la sanidad en el municipio era el principal objetivo de su mandato. «Aunque hemos recuperado el médico desde el mes pasado, no se han cumplido la mayoría de los días que nos dijeron desde Atención Primaria. No ha venido», denuncia.

Destaca que la población está «bastante envejecida» en todo el valle y «nuestros mayores necesitan unos cuidados de enfermería que no están recibiendo. No están contentos con el sistema de atención telefónica, quieren que se les vea físicamente porque hay cosas que, si no, no se pueden curar», explica la regidora.

Las dificultades que entraña la atención telefónica es otro de los aspectos que coinciden en denunciar muchos de los usuarios. La concejala de Sanidad de Guriezo, Marián Peña, pone voz a unas quejas escucha con frecuencia. «Tardan en coger. Hay que insistir muchísimo. Es casi imposible que respondan, hay saturación», indica. En Guriezo, los vecinos están recogiendo firmas y registrando quejas en el Ayuntamiento en demanda de mejoras en una atención primaria que consideran «la más importante del sistema sanitario y la que está abandonada», a juicio de la edil guriezana. «Si el consultorio de Castro necesita médicos, el facultativo de Guriezo acude a Castro, por lo que nos quedamos sin servicio en el municipio». «Si está, el médico acude a Guriezo tres días por semana (no completos), el pediatra viene un día a la semana y la enfermera es la única que acude de lunes a viernes», explica la concejala, quien recuerda que hace ya tres meses que pidieron reunirse con el consejero de Sanidad y el presidente regional, «pero a día de hoy, aún estamos esperando fecha».