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Es verdad que los tiempos no han ayudado demasiado. Cuando tomó posesión a principios de julio la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de ... Buruaga, todos los miembros del Gobierno de España, con Pedro Sánchez a la cabeza, estaban inmersos en la campaña electoral del 23J. Parecía razonable que tocaba esperar. La cita con las urnas abrió un largo periodo de interinidad con el Ejecutivo central en funciones y desde Peña Herbosa también fueron comprensivos. Primero vino la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo y después las lentas negociaciones entre el PSOE y sus socios, que no se desencallaron hasta el 16 de noviembre. Cinco días más tarde, los nuevos ministros tomaron posesión de sus carteras. El Gobierno cántabro daba por hecho que en ese momento se empezarían a abrir las puertas en Madrid y en los ministerios comenzarían a descolgar el teléfono, pero tampoco. Siete meses después del relevo en Cantabria, ni Buruaga ha conseguido el encuentro en La Moncloa que lleva tiempo pidiendo ni ninguno de sus consejeros se ha reunido con el ministro de su área, pero tampoco con secretarios de Estado o cargos inferiores de Transportes, Transición Ecológica o Industria, las áreas más sensibles para la comunidad autónoma. Ni en esos departamentos, ni en ningún otro.
Claves
Causó malestar en Cantabria El ministro Torres y el número dos de Medio Ambiente visitaron la región y no hubo reunión
Último episocio El secretario de Estado de Transportes canceló con solo 24 horas de margen el encuentro previsto ayer
Primeras sensaciones Peña Herbosa apunta que, aunque el contacto es mínimo, es más fluido con Sumar que con el PSOE
Ese era el compromiso Buruaga ha solicitado sin éxito una Conferencia de Presidentes, que en teoría se celebrará en Comillas
La falta de sintonía política entre Cantabria y Madrid es evidente. Desde luego, los choques con La Moncloa son ahora mucho más frecuentes que en la etapa de Miguel Ángel Revilla. Aunque el regionalista tuvo épocas de estrecha amistad con Sánchez -le ha reconocido asuntos como el compromiso con el pago de la deuda de Valdecilla y la puesta en marcha de las obras del AVE- y otras en las que primaron los reproches, el inicio de mandado de Buruaga se ha caracterizado por los desencuentros con el Estado. «Confrontación» intencionada, dice Pablo Zuloaga, que exige a la líder del PP que deje a un lado su activismo, que empiece a trabajar y que active «la imprescindible colaboración entra administraciones» para sacar adelante los proyectos de interés para los cántabros.
La presidenta defiende la tesis de que el Gobierno central trata a los cántabros como «españoles de segunda» y que el aislamiento al que los socialistas han sometido a la región en los últimos años se acentuará ahora a raíz de los pactos y las cesiones a Cataluña. Así lo ha manifestado Buruaga en comparecencias y declaraciones institucionales para valorar los pactos de Sánchez con los independentistas, la investidura o el proyecto de ley de amnistía, entre otros asuntos.
No se entienden en los asuntos fundamentales, pero el problema va más allá. Es que ni siquiera se hablan. Parece que el Gobierno central tiene al de Buruaga castigado. O así lo interpretan los populares. En la lista de agravios aparecen la visita del secretario de Estado de Medio Ambiente y número dos de Teresa Ribera, Hugo Morán, y la posterior del nuevo ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres. En los dos casos compaginaron su agenda institucional con actos de partido en Torrelavega y Castro Urdiales, respectivamente, pero no tuvieron tiempo de reunirse con la presidenta Buruaga ni con alguno de los consejeros. Después del 23J, pero antes de la investidura, pasaron también otros dos ministros por Cantabria, los ya cesados José Manuel Miñones (Sanidad) y Joan Subirats (Universidades). Ellos tampoco tuvieron encuentros bilaterales con el Ejecutivo autonómico.
A ello se suma un nuevo episodio, ocurrido esta misma semana. Los consejeros de Fomento e Industria, Roberto Media y Eduardo Arasti, estaban citados ayer a las 13.30 horas en el Ministerio de Transportes para un primer encuentro con el secretario de Estado -número dos de Óscar Puente- con el objetivo de conocer los planes del Gobierno de España en materia de carreteras y ferrocarriles. Con un margen de menos de 24 horas, el gabinete de José Antonio Santano canceló la cita alegando «problemas de agenda».
Sin fecha aún para la visita de Buruaga al Palacio de La Moncloa, que el Gobierno cántabro ha solicitado oficialmente -igual que ha solicitado una convocatoria de la Conferencia de Presidentes, que Sánchez prometió a Revilla que se celebraría en Comillas-, si mañana no hay sorpresas inesperadas se romperá esa racha de siete meses sin un encuentro bilateral -sí se han visto con más acompañantes en conferencias sectoriales- entre un consejero cántabro del nuevo Gobierno del PP y un ministro. Será con la visita del titular de Cultura, Ernest Urtasun, que se acercará a la comunidad autónoma para participar en el acto de colocación de la primera piedra del proyecto conjunto del Archivo Lafuente y el Museo Reina Sofía en la antigua sede del Banco de España. El también portavoz de Sumar tendrá un encuentro con la alcaldesa de Santander, Gema Igual, y otro con Buruaga y la consejera del área, Eva Guillermina Fernández.
El Ejecutivo cántabro destaca que, en cualquier caso, durante estos siete meses la comunicación está siendo más sencilla con los ministerios de Sumar que con los del PSOE. No fue fácil y estuvo plagada de reproches cruzados con la crisis de los pélets. Un ejemplo: todos los consejeros han pedido encuentros en Madrid con los máximos responsables de los ministerios y la única cita ya cerrada es con la titular de Juventud, Sira Rego.
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