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Óscar Armando Guerra (Torrelavega, 1973) fue proclamado hace unas semanas nuevo presidente de Asemtrasán (Asociación de Empresarios de Transportes Discrecionales de Mercancías por Carretera de Santander y Cantabria), después de que su antecesor y compañero de junta directiva, José Andrés Cianca, renunciara al cargo por ... motivos personales. A este transportista de graneles -cuya línea de actuación será «la unión, la acción y la transparencia»- le preocupa la delicada situación del sector, «que puede volver a la huelga si siguen reduciendo las ayudas al combustible».
-¿En estas escasas semanas al frente de la asociación le ha dado tiempo para dar forma a alguna iniciativa?
-Pues sí. Tenemos varias propuestas para trasladar al Gobierno regional, como la que va encaminada a que los camiones de tercera categoría (que ruedan a nivel nacional e internacional) no tengan que coger cita previa para pasar la ITV, lo que nos facilitaría la organización de nuestra jornada laboral y dejaría de condicionarnos la semana. También estamos pendientes de nuestra ubicación, ya que actualmente estamos de alquiler en el aparcamiento de la Ciudad del Transporte y no sabemos cuánto tiempo podremos permanecer ahí. Además, vamos a contratar a un secretario técnico, un abogado, para que nos ayude en la representación y la gestión diaria.
-En el segundo trimestre de este año se ha producido una reducción en la actividad de las empresas transportistas. ¿El aumento del precio del gasoil está detrás de ello?
-Tras una bajada a principios de año, se ha registrado una nueva subida y empieza la inquietud. Y a eso hay que sumar que la ayuda que nos daban de 20 céntimos ha ido disminuyendo hasta llegar a los 5 céntimos a partir del 1 de octubre. La gente está nerviosa porque no sabe si va a cumplir con su trabajo diario y poder sacar una rentabilidad a la actividad que tiene. El problema que tenemos es que el mercado no permite repercutir los precios a medida que aumenta el gasoil y cuando baja, enseguida se reduce el precio al transporte relacionado con ese gasto, que supone un 30% de los costes totales.
-¿Por eso han vuelto a solicitar la reducción de 20 céntimos?
-Efectivamente.
-¿Y cree que si no atienden su petición podría repetirse la huelga del pasado año?
-Puede ser, el porcentaje es muy elevado porque, si no prestan atención a las reivindicaciones de nuestro sector, esta profesión es inviable. Cuando hay un paro y en las noticias lo más llamativo es la imagen de los lineales de supermercado sin productos de primera necesidad hay que contemplar que los transporta están perdiendo dinero. Y la huelga es una medida de presión que no se toma a la ligera.
-Por si no tuviesen ya bastantes problemas, ahora se suma el de la falta de conductores.
-Sí, el problema es que la gente no quiere dormir fuera de casa porque quiere poder conciliar su vida familiar. Es un problema que va creciendo y no se está haciendo nada.
-El coste de sus vehículos también es otro hándicap, ¿no?
-Sí, tenemos que hacer frente al incremento de los precios de los vehículos, que están desproporcionados. Las cabezas tractoras cada vez cuestan más, al igual que las ruedas, que han subido un porcentaje muy elevado, pasando de algo más de 300 a los 500. Y a eso hay que añadir el tema de los peajes.
-Parece que el Gobierno ha llegado a un acuerdo con Bruselas para descartar el plan para imponer peajes en las autovías en 2024. ¿Qué supone eso para el sector?
-Ahora mismo estamos en octubre y el Gobierno está como está y te dice que no hay peajes. Pero si se forma el nuevo Gobierno dentro de un mes y te dice que sí hay peajes... ¿Quién firma ese compromiso? ¿Quién sabe? Con estos ingredientes, ¿cómo se va a animar la gente? Es complicado. Al final hay muchísimo gasto y muy poca rentabilidad, y es un trabajo muy sacrificado.
-Encima tienen problemas para dormir en algunas áreas de descanso.
-Sí y también tenemos problemas para aparcar y hacer los descansos diarios porque no hay sitio y tenemos que quedarnos en polígonos. Las condiciones que tenemos se van deteriorando y nadie quiere coger un camión. Prefieren otros trabajos.
-¿Da igual el dinero que se ofrezca entonces?
-Sí, la gente lo que quiere es estar en su casa a las siete de la tarde. Y es entendible, porque a los que estamos nos corre una vena de pasión porque nos gusta o ha sido lo que hemos mamado, pero eso se va agotando. No puedes vivir de sentimentalismos porque lo que importa es poder atender a tu familia y seguir avanzando.
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