Secciones
Servicios
Destacamos
Desde el inicio del estado de alarma y durante 168 jornadas, Fernando Calderón (Santander, 1969) despejó a través de su artículo diario –desde entonces publica semanalmente cada lunes– en este periódico algunas de las muchas dudas que a todos nos generaba una pandemia desconocida. Ingeniero ... especializado en Química, la afición por la divulgación científica le llegó al unir su curiosidad con la avidez lectora. «Creo que tengo facilidad para traducir todo el lenguaje científico y técnico de los textos y estudios científicos al idioma de la calle», afirma Calderón, que dedica gran parte de su tiempo a empaparse de las novedades que van surgiendo en distintas ramas del conocimiento y que actualmente trabaja en la biblioteca del centro cultural Doctor Madrazo.
–¿Estamos ante el principio del fin de la pandemia? ¿En qué horizonte temporal podremos decir sin temor a equivocarnos que hemos vencido al virus?
–Quizás es pronto para decir que se ha terminado el covid, pero el grueso del problema ya está solucionado gracias a la vacunación. Está el riesgo de que aparezca alguna mutación resistente a la vacuna, pero riesgos relativamente menores, porque también las vacunas que ya se están utilizando se pueden adaptar con cierta facilidad.
–¿Existe riesgo de que la relajación de los hábitos de higiene durante el verano y la mayor movilidad social provoque un repunte de la incidencia?
–Además de la vacunación, el verano es una época más favorable porque la mayor parte de las actividades se hacen al aire libre. Esta pandemia es sobre todo una pandemia de interiores. El gran problema son los locales cerrados. Al aire libre, con mínimas precauciones, se puede controlar perfectamente.
–Entonces, ¿podemos descartar una quinta ola?
–Es posible que llegue, porque la vacuna no ha alcanzado ese tope del 70% de la población. Además es una estimación, porque es posible que sea necesario el 80% o el 90% para lograr la inmunidad de grupo. En cualquier caso, las olas sucesivas van a ser de menos amplitud, menos contagios y menos graves.
–¿Qué riesgos continúan vigentes en relación a la continua aparición de nuevas variantes?
–Surgir van a surgir, seguro. Las mutaciones en los virus son constantes. Es un virus de ARN, una familia en el que las posibilidades de mutación se multiplican respecto a otros como el sarampión, que es de ADN.
–El año que viene, entonces, seguiremos hablando del virus.
–Estará ahí, con total certeza. Es muy difícil erradicar una enfermedad. Incluso con la viruela, contra la que hubo una campaña de vacunación en todo el mundo con campañas gigantescas, llevó bastantes años lograrla de forma total. Se podría hacer lo mismo con el covid, pero llevará mucho tiempo. Años.
d. martínez
–¿Llegaremos a desechar por completo los hábitos que hemos adquirido con la pandemia o muchos continuarán vigentes?
–Posiblemente nos olvidemos, aunque sería bueno que quedara alguna cosa. La higiene de manos siempre es aconsejable aunque no haya una pandemia, aunque no sea de forma habitual. El tema de las mascarillas yo creo que en otros países, como en Japón, se ha visto más. No creo que aquí cuaje. Pero no estaría de más que al menos el que está enfermo, que la use para evitar los contagios a su alrededor. En los centros de salud, en Urgencias. Que sea consciente que es un foco de contagio.
–¿Ha conseguido la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantener su prestigio como institución científica que tenía antes de esta crisis?
–Su prestigio ahora mismo es bastante relativo. La OMS depende mucho de la financiación de algunos países con intereses muy concretos. Parto de la base de que todos los expertos que están ahí intentan hacerlo bien, pero ha cometido errores. Algunos por falta de capacidad, porque el poder y las herramientas que tienen son reducidos. Su problema no ha sido tanto de respuesta a la pandemia, pero sí en la comunicación, como ocurrió al principio con el uso de la mascarilla. El contagio aéreo se solucionaba con la mascarilla aunque al principio dijera que no era un problema porque algunos de sus expertos decían que era prácticamente imposible que se produjera contagio por esta vía. Han acabado reculando.
–Hasta ahora las vacunas son efectivas con todas las variantes. ¿Esto puede cambiar si aparecen cepas más potentes?
–El problema no es el poder de la variante, sino que las vacunas van dirigidas a una parte concreta del virus. A una proteína que es la que funciona como antígeno y hace que nuestro organismo reaccione. Si las mutaciones en el virus se producen en esa proteína concreta, puede llegar un momento en que cambie lo bastante como para que nuestro organismo vacunado no reconozca la amenaza.
–¿La continua aparición de variantes se podría evitar con una extensión de la vacunación a los países menos desarrollados?
–El mayor problema es conseguir llevar la vacunación a todo el mundo y no solo a los países desarrollados, porque si no se corre el riesgo de que se queden allí bolsas pandémicas. Que no se extinga el covid y que vuelva a circular por todo el mundo de forma inmediata o dentro de diez años. Sabemos que se está vacunando en muchos países, pero en otros no sabemos qué ritmo llevan.
–Llevamos meses debatiendo sobre la liberalización de las patentes. ¿Qué opina?
–Ahí entran en juego los factores económicos. En enfermedades como esta, que involucran a todo el mundo. El hecho de que no se pueda vacunar en países pobres es un problema porque desde allí se puede concentrar el virus y después expandir de nuevo al resto del mundo. Entiendo que aquí la economía debería quedar en segundo plano y liberar esas patentes para hacer la vacunación universal.
–¿Con el conocimiento que tenemos casi medio año después de que se empezara a vacunar, existen grandes diferencias entre las cuatro dosis comercializadas?
–Parece que la efectividad es muy similar en todos los casos. En los ensayos clínicos se hablaba de diferencias pequeñas. De todas formas, los ensayos clínicos son orientativos, porque se han hecho con bastante gente, pero no con millones de personas.
–¿Europa acertó al no autorizar algunas de las vacunas que sí se ponen en otros lugares del mundo? ¿Se han demostrado menos efectivas?
–Yo creo que fue lo correcto. Sputnik, por ejemplo, la lanzaron los rusos sin haber cubierto todas las fases de ensayo clínico que han tenido Pfizer, AstraZeneca, Moderna… Ellos directamente se saltaron la tercera fase y comenzaron a vacunar. La seguridad total no existe nunca, pero es mucho mayor si ha cubierto todas las fases de ensayo. En cualquier modo, parece que funciona bien y parece que ya están iniciando negociaciones para traerla a Europa. Igual que con las vacunas chinas, que tenían el mismo problema.
–Más allá de la dedicación de los profesionales, que es algo en lo que todo el mundo está de acuerdo, ¿cómo cree que ha respondido el sistema sanitario español?
–Ha hecho lo que ha podido. Siempre tiene un equilibrio complicado, porque todos los años las epidemias de gripe te llevan el sistema hasta el límite. Al llegar algo más complicado, como el covid, es normal la saturación que hemos visto. Y luego la vacunación es un problema de disponibilidad. No es que estén siendo lentos o rápidos, es que no había vacunas.
–Siempre se ha dicho que el sistema español era muy bueno en la asistencia pero tenía muchas carencias en la prevención, ¿servirá la pandemia para cambiar esta tendencia?
–La prevención también es un tema de educación. Quizás hay que introducirlo más en el sistema educativo, no en el sanitario. También igual tiene que ver con la idiosincrasia de los españoles, que tenemos otras actitudes, somos gente más cercana… En otros lugares puede jugar a su favor la educación y la forma de ser de la ciudadanía.
–¿Llegaremos a saber con total seguridad el origen del virus? Hay varias investigaciones en paralelo.
–Es muy complicado. Sería difícil en cualquier caso, pero es que las autoridades chinas no están muy por la labor de facilitar el trabajo de los investigadores. Se sabe por su genética que está emparentado con los de los murciélagos y eso ya es una pista evidente para saber que el origen es natural. El salto de los virus de los animales a los humanos es el mayor peligro a futuro en control de enfermedades. Enfermedades nuevas, como pasó con el SIDA. Una de las mayores pandemias del siglo XX.
–Se solía decir que cada 100 años había una gran pandemia. ¿Los nuevos hábitos humanos y el cambio climático harán que las avenidas sean cada vez más frecuentes?
–Sobre todo la mayor movilidad de las personas. Los medios para movernos no son los mismos y la mayor facilidad hará que las epidemias viajen cada día más rápido. Quizás en el pasado había más que una gran pandemia cada 100 años, aunque probablemente había menos información.
–A pesar de ese esfuerzo informativo y divulgador, ¿le sorprende la facilidad que han tenido las 'fake news' para penetrar en la sociedad?
–Antes había muy poca, ahora igual hay demasiada. A veces es difícil discriminar la información buena y la mala. Sobre todo cuando datos dudosos los difunden incluso algunos científicos. Ha habido opiniones contrarios de expertos que, como mínimo, confunden.
–¿Se mantendrá el interés por la ciencia que se ha generado a raíz de la pandemia?
–Estaría bien. La ciencia se ha puesto en primera línea con este asunto, pero en general ha estado muy descuidada, sobre todo en nuestro país. Está bien que de vez en cuando salte a la primera página y genere interés, porque eso también puede hacer que aumente el apoyo por parte de las instituciones hacia esas ramas que están olvidadas. Cada euro que se invierte en la investigación, devuelve a la sociedad muchos más.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.