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El periodista Marco García Vidart completa un reportaje para la sección de Deportes.
Síndrome de abstinencia

Síndrome de abstinencia

Teresa Cobo

Santander

Sábado, 25 de abril 2020

Hoy ha amanecido un día gris y apagado. He hecho un barrido visual por el plomizo panorama que se me ofrecía desde la ventana. Cielo gris, suelo gris, edificios grises. Cuando los grises se mezclan sin contraste el efecto es deprimente en el paisaje. La luz y el color son determinantes en nuestro estado de ánimo. ¿Recuerdan qué pinturas se quedaban enseguida pequeñitas en sus estuches infantiles y cuáles mantenían su esbeltez hasta el final? Con el marrón pintábamos los troncos de los árboles, pero tampoco encabeza la lista de popularidad de los colores. «Marrón» ha adquirido un significado peyorativo validado por la RAE para uso coloquial: «Situación u obligación molesta, desagradable o embarazosa». Nadie quiere «comerse un marrón», pero muchos se ponen morados a chocolate, una de las cosas apetecibles de la vida que tienen ese color.

A las direcciones electrónicas de El Diario nos llegan cada día torrentes de estudios, análisis y recomendaciones de fuentes interesadas o desinteresadas sobre los más diversos aspectos de la situación excepcional en que nos encontramos. Un informe de la empresa Gelt revela que el chocolate es uno de los alimentos más consumidos por los españoles durante el confinamiento. «Doy fe. Tengo la nevera vacía, pero ocho tabletas de chocolate», confiesa la periodista Ana del Castillo. La ingesta se ha incrementado «un 79% en estos días, sólo por detrás de la de aceitunas y patatas fritas». Los nutricionistas temen que regresemos de la cuarentena como un país de obesos.

Imagine que es usted uno de esos forofos del chocolate y que su médico le obliga a erradicarlo de su dieta por una emergencia en su salud. Suponga que eso ha ocurrido justo antes del encierro y que lleva mes y medio sin probar bocado de su alimento favorito. Piense en el rigor de la abstinencia. Y de pronto suena el teléfono y su doctor le invita a participar en un ensayo clínico para analizar los efectos del chocolate en la generación de endorfinas y la reducción de la ansiedad en condiciones de estrés. Usted tendría que comer una porción cada día, sólo del mejor, con mucho cacao y muy pocos azúcares. «¡No le beso porque no puedo!». Supongo que una frase similar le diría a su galeno en un arrebato de euforia.

Cobi, que es el de la derecha y ya no se asombra de casi nada, pero todo tiene un límite.
Imagen - Cobi, que es el de la derecha y ya no se asombra de casi nada, pero todo tiene un límite.

Algo así sintió el redactor de Deportes Marco García Vidart cuando le encomendamos un reportaje para la sección de Cantabria. Son muchos los periodistas de El Diario que, debido a la escasa actividad que hay en sus áreas de información por el estado de alarma, han pasado a reforzar otras, lo que les obliga a salir de su zona de confort. Lejos de ponernos verdes por endosarle un marrón, Marco enrojeció de la emoción: «¿Te animas a hacer un reportaje con fotos sobre los lugares a los que han regresado los animales en nuestra ausencia?». «Hummm. Déjame que lo piense. A ver. Salir de casa, conducir, ir a sitios con la cámara... Buffff. Es una decisión difícil... ¡¡Yuujuuuu!!».

La fotografía de naturaleza es el chocolate de García Vidart y la causa del síndrome de abstinencia que arrastra en esta cuarentena. Cuando volvía de libranzas y vacaciones se notaba a la legua si venía de vacío o si sus objetivos habían capturado alguna imagen de animales. Por su semblante sabíamos si lo que había pillado era jabalí, zorro, corzo... Si era lobo, la mueca de alegría le duraba toda la semana. En época de berrea adivinábamos hasta el tamaño de las astas del venado retratado. Así que, antes de conocer la fecha de publicación y los detalles sobre el reportaje, ya estaba en el coche con todo el equipo: «el 100-400 montado en la cámara, el 70-200 de 2.8 para cuando falte luz, y la compacta por si acaso».

Cobi, el caniche enano de Marco, va a notar el cambio. Debe de estar cansado de hacer de conejillo de indias con las cámaras de fototrampeo que seguro que el periodista ha camuflado en el jardín y hasta debajo de la cama. Pobre Cobi. Imagino que estas semanas habrá erguido las orejas a menudo creyendo que le nombraban desde el televisor. Con el monotema siempre de fondo y con los nervios, seguro que hasta su dueño le ha llamado Covid por descuido alguna vez.

El pelo rizado de Covid, perdón, de Cobi es blanco. Pero podría ser marrón. Lo digo por reivindicar ese color y recordar lo precioso que resulta en el pelaje de animales como el perro, el oso, el ciervo, la ardilla, el caballo, el león... En la cartilla sanitaria de Blue la veterinaria escribió «atigrado naranja». Eso me gustó. Es un gato muy guapo. Y es de justicia contar que las dos últimas noches me ha permitido dormir de un tirón. Sólo a mediodía ha reclamado su cepillado. Tres veces. Con Blue este día gris es más azul.

Lee aquí la serie Mesa de Redacción.

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