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Un gran número de vehículos transita por la autovía A-8 a la altura de Saltacaballo, en el término municipal de Castro Urdiales. Fernando Gómez
La siniestralidad en Saltacaballo se reduce casi un 25% desde la instalación del radar

La siniestralidad en Saltacaballo se reduce casi un 25% desde la instalación del radar

En cinco años no ha habido muertes por exceso de velocidad pese al último repunte de accidentes leves

Daniel Martínez

Santander

Viernes, 5 de julio 2019, 07:16

Cantabria ha tenido tradicionalmente dos puntos negros en sus carreteras. El tramo de la N-629 entre Colindres y Limpias, que acumula 19 muertos en tan solo 20 años, y los últimos kilómetros de la A-8 en el límite con el País Vasco. La zona de Saltacaballo ... fue uno de los quebraderos de cabeza de los responsables autonómicos de la Dirección General de Tráfico (DGT) por la acumulación de accidentes de gravedad en el espacio que separa Castro Urdiales y el puente de La Arena, ya en tierras vizcaínas. Los habituales excesos de velocidad en un trayecto especialmente sensible por su desnivel y la gran densidad de vehículos configuraban el cóctel perfecto para que las estadísticas de siniestralidad se dispararan. Ahora sigue siendo un punto conflictivo por los continuos atascos, pero las cifras que más preocupan, las de fallecidos y heridos graves, han experimentado una importante caída. De hecho, en los últimos 36 meses únicamente una persona que circulaba por esta parte de la Autovía del Cantábrico ha tenido que pasar por el hospital a consecuencia de un suceso de estas características.

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