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Uno de cada diez cántabros que ha pasado el covid arrastra algún síntoma seis meses después de superar la infección. Quien transcurrido ese tiempo desde el contacto con el virus se note más cansado de lo habitual, aún no saboree las comidas, le sorprenda ... lo que le falla la memoria o le desespere lo que le cuesta dormir, sin que haya diagnósticos alternativos a los que achacarlo, puede estar entre ese 10% de personas que arrastra los efectos del covid persistente. Esta es la principal conclusión del estudio elaborado desde el Observatorio de Salud Pública de Cantabria, pionero en España y «uno de los primeros a nivel internacional» en comparar el impacto en la salud entre un grupo de población que ha pasado el covid-19 y otro que nunca ha estado expuesto al virus, con el objetivo de buscar las diferencias y determinar las consecuencias atribuibles al contagio.
Porque, como apuntan los investigadores en el informe al que ha tenido acceso este periódico, «mientras existen pruebas precisas para detectar la infección inicial por covid-19, no hay ninguna para detectar esta afección posterior, y aún no está claro qué lo desencadena, por qué algunas personas la padecen y otros no, y con qué frecuencia ocurren». Y esas secuelas a largo plazo tampoco van ligadas a la enfermedad más grave, pues pueden aparecer entre quienes tuvieron infecciones leves e incluso asintomáticas, lo que aumenta las incógnitas.
Fatiga. Es el principal síntoma persistente entre quienes contrajeron el covid (12,5%) en comparación con los no contagiados.
Problemas sensoriales. La pérdida de olfato y gusto, los problemas de visión y los zumbidos en oídos, otras 'secuelas'.
Cambios menstruales. Es una de las alteraciones que el covid ha dejado en un 6,3% de las mujeres, según este estudio.
Protección de la vacuna. Entre las personas no inmunizadas hay un 9,2% más de sintomatología posterior a la infección.
Calidad de vida. Un 7,3% de la población manifiesta tener más problemas de salud ahora que antes de la pandemia.
Dolor. Del total de los encuestados un 7,1% refiere dolor o malestar, más acusado entre los que han pasado la infección.
Más frecuente en mujeres. El análisis por sexos concluye que las mujeres tienen 1,5 veces más riesgo de covid persistente.
Digestivo. No se han encontrado diferencias significativas en los síntomas digestivos entre contagiados y no contagiados.
Dermatología. El informe señala que no existen evidencias de que el covid genere una sintomatología específica en la piel.
En el intento por despejar algunas de esas dudas nació este estudio, elaborado sobre un grupo de cántabros mayores de 18 años que dieron positivo entre junio de 2020 y diciembre de 2021 -658 sujetos, entre los que quedaron excluidos los mayores de residencias y los reinfectados-, en comparación con una cohorte de personas que aún se había librado del virus -otros 657-. Según la información recabada, «al momento de la investigación, se estimaba que había unas 4.825 personas con algún tipo de síntoma persistente», destaca el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann.
A día de hoy, teniendo en cuenta la expansión del virus en el último año (ya sin registros oficiales entre menores de 60 años), esa cifra puede quedarse corta.
«Síntomas persistentes no quiere decir que sean para siempre, sino que tienen una duración de más de seis meses, aunque pueden ir resolviéndose en un plazo mayor», añade. Aunque el abanico abarca problemas neurológicos, sensoriales, de articulaciones, cardiovasculares, respiratorios o, incluso, urogenitales, «lo normal es que no coincidan todos a la vez, sino que los cuadros clínicos de cada persona sean diferentes». Según los resultados de las encuestas de esta investigación, el rastro más frecuente entre quienes contrajeron el covid, que destaca por encima del resto, es la fatiga (12,5%), seguido de la pérdida de olfato (9,3%) y gusto (7%). El riesgo de quedarse sin capacidad de distinguir los sabores y los olores es seis veces mayor entre la población que ha pasado el contagio. Pero, además, también son más habituales las cefaleas y la sensación de hormigueo en quienes han superado el covid que entre los que han logrado esquivarlo, siendo los síntomas de carácter neurológico los que reflejan una mayor prevalencia en la comparativa, junto con esa alteración de los sentidos.
Reinhard Wallmann
Director general de Salud Pública
El informe del Observatorio destaca que las mujeres, en general, son más propensas que los hombres a sufrir las secuelas poscovid. «El estudio no entra a analizar el por qué esto es así, únicamente constata que todos los grupos de síntomas de covid son más prevalentes en la mujer que en el hombre. Además, se ha podido comprobar que la mujer presenta 1,5 veces más riesgo de desarrollar covid persistente. Sería un campo de estudio muy interesante para poder continuar con él», considera Wallmann.
La falta de concentración y, por tanto, los fallos de memoria es otra de las pistas que puede achacarse al covid, aunque la investigación revela que «son los problemas para hablar y comunicarse los que presentan un mayor riesgo» entre los casos confirmados. En cuanto a los problemas en articulaciones y ligamentos, que es otro de los grupos de síntomas analizados, la investigación concluye que «claramente» el dolor muscular es más frecuente entre los que se contagiaron. También acusan mayor debilidad en brazos y piernas que la población que no ha pasado la enfermedad, y de nuevo aquí, las mujeres tienen más papeletas de padecerla que los hombres.
Al tratarse de una infección respiratoria, sus secuelas también vienen por esa vía, sobre todo en forma de falta de aliento (disnea). En este caso, tienen tres veces más posibilidades de enfrentarse a este cuadro que la población que no ha tenido contacto con el virus. Sin embargo, en el ámbito digestivo apenas se han encontrado diferencias, más allá de cierta pérdida de apetito entre quienes han estado expuestos; y «tampoco existen evidencias científicas de que el covid genere problemas dermatológicos. Únicamente las erupciones cutáneas en la cara emergen como un síntoma asociado al covid, pero con una baja prevalencia», indican los investigadores.
TRANSMISIÓN>60 AÑOS
Incidencia a 14 días: 28
Incidencia a 7 días: 9
Casos últimas 24 horas: 6
Casos últimos 7 días: 15
HOSPITALIZACIÓN
Pacientes ingresados: 8
Ocupación por covid: 0,5%
Pacientes en UCI: 0
Ocupación por covid UCI: 0%
FALLECIDOS
Acumulado de la pandemia: 1.018
El grupo de síntomas urogenitales se ha abordado por sexos, llegando a la conclusión de que hay un 6,2% de las mujeres que han sufrido cambios menstruales tras pasar el covid y descartando en los hombres que la disfunción eréctil se pueda considerar un síntoma relacionado con la infección.
Además, la investigación del Observatorio se completa con una valoración general de la salud de los participantes, que sale «bastante positiva, con una media de 78,9 sobre 100». Si bien, «se ha producido un incremento del 7,3% de la población que manifiesta tener más problemas de salud que antes de la pandemia», un porcentaje que casa con el aumento de las personas que padecen dolor.
Desde la Dirección General de Salud Pública valoran que, al comparar los datos con un grupo de población ajeno al virus, «este estudio permite controlar cuáles son los síntomas más prevalentes entre los infectados, cómo afecta el estado vacunal a estos síntomas, cuáles son los factores de riesgo, cuál es la relación entre vacunación y utilización de los servicios sanitarios, así como conocer de primera mano el estado de salud general y la calidad de vida de las personas que han pasado el covid». En este sentido, Wallmann precisa que «los resultados son importantes para conocer más en profundidad las consecuencias del covid-19, de su impacto en la salud de las personas, de la importancia de seguir con los planes de vacunación, y también, de la organización de los servicios sanitarios al albur de los síntomas y los resultados obtenidos».
No en vano, «en el estudio se ha visto que la pauta de vacunación completa ha protegido a las personas que la tenían de los síntomas de covid-19, sobre todo se observa en síntomas de carácter neurológico, síntomas sensoriales y síntomas relacionados con las articulaciones y ligamentos. Además, la hospitalización y la UCI es más alta entre las personas no inmunizadas, por lo que podemos decir que la vacunación evita muchas entradas en el hospital. Sin embargo, en este estudio, no se ha podido observar una diferencia entre el porcentaje de casos de covid persistente en función de su estado de vacunación previo a la infección».
El elemento diferenciador del estudio elaborado por el Observatorio de Salud Pública de Cantabria, de la mano de los investigadores Adrián H. Aginagalde (director de este organismo hasta su salto al Ministerio de Sanidad –le sustituyó Norak Cruz–), Óscar Pérez y Laura Rasines –con la colaboración de Silvia Ventisca y Ana Freije–, es la comparativa de la muestra entre dos cohortes retrospectivas: casos confirmados de covid frente a contactos estrechos con resultado negativo, utilizando la herramienta de cribado denominada Isaric, las bases de datos de Go.Data y el personal entrenado de la Unidad de Vigilancia e Intervención del SCS.
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