Nuria Riesco
Conocida en Instagram como 'la neuróloga con migraña', es una de las expertas que asiste en Santander a la IV Reunión de Cefaleas del Norte que organizan desde el Idival
Nuria Riesco, 'la neuróloga con migraña' –nombre de su cuenta en Instagram–, sabe lo que es tener que encerrarse a oscuras y en silencio por ese palpitante dolor de cabeza que va dejando inoportunos episodios, más o menos intensos, a lo largo de la vida. Maneja la teoría a la perfección y sufre las consecuencias de esta enfermedad sin cura que «no es solo un dolor de cabeza». Procedente del Hospital Central de Asturias (HUCA), es una de las expertas que participa en la IV Reunión de Cefaleas del Norte, organizada por los neurólogos de Valdecilla Julio Pascual y Vicente González, investigadores del Grupo Clínica y Genética de las Cefaleas del Idival, que han reunido en Santander (ayer y hoy) a un centenar de profesionales para abordar los últimos avances y retos en diagnóstico y tratamiento.
–¿Es la migraña parte responsable de que sea hoy neuróloga?
–No influyó, fue de casualidad. Aunque arrastraba dolores de cabeza desde la adolescencia, el diagnóstico de migraña lo tuve cuando estaba haciendo la especialidad (MIR) en Valdecilla.
–Siendo migrañosa y neuróloga, dudas cero cuando llega a su consulta un posible caso, ¿no?
–Claro, además me dedico especialmente a tratar los dolores de cabeza. Habrán pasado miles de pacientes ya por mis manos en estos años. Pocas veces tienes dudas con el diagnóstico, en el que además no hacen falta pruebas, lo hacemos en la propia visita.
–¿Qué le lleva a abrir esa 'consulta' de divulgación en Instagram?
–Se dieron dos hechos que coincidieron en el tiempo. Como consumidora de redes sociales, una herramienta de información muy poderosa, sentía que era una pena que no las utilizáramos, en este caso los neurólogos, para hablar de dolores de cabeza, cuando en el día a día en consultas de 15 o 20 minutos no tenemos tiempo de dar mucha información, nos centramos en el tratamiento. Y la otra cuestión es que coincidió en una época de mi vida en la que estaba pasándolo mal por la migraña. Me decía mi marido: 'Si tú, que te dedicas a esto, lo pasas así, imagínate la gente que no sabe lo que sabes tú'. Y ahí me planteé crear este espacio de encuentro entre pacientes, en el que demos información fiable, porque en redes sociales también hay mucha pseudociencia y mucho charlatán.
–¿Esa labor de divulgación puede ahorrar dolores de cabeza?
–Yo creo que sí. De hecho, cuando la gente me escribe o deja comentarios en los vídeos, me transmiten precisamente eso, que les ayuda a dos cosas: a sentirse comprendidos, porque en esta enfermedad hay mucho estigma y el paciente muchas veces lo vive y lo sufre en silencio; y que le damos información que es muy valiosa porque al paciente le gusta conocer lo que le pasa, conocer su enfermedad, no solo el tratamiento que tiene que tomar. El feedback que me transmiten es muy positivo.
–En uno de sus últimos vídeos, pregunta cuánta gente conocemos con migraña, para concluir que hay muchísimos más, pero no lo saben. ¿Hay más diagnosticados o sin diagnosticar?
–Deben de estar ahí a la par, más o menos se calcula que un 40% no están diagnosticados. Son cifras muy alarmantes, porque aunque esta enfermedad no tenga cura, sí tiene tratamiento efectivo que podría ayudarlos. Es una pena, entre todos tenemos que luchar por cambiar esto.
«Se calcula que hay un 40% de personas con migraña sin diagnosticar, entre todos tenemos que luchar por cambiar esto»
«Recuerdo el caso de una paciente que no pudo estar en la boda de su hija por una crisis de migraña muy discapacitante»
–¿Qué características hacen inconfundible la migraña respecto a otros dolores d cabeza?
–La migraña, lo primero, es que no es solo un dolor de cabeza. Ese es el síntoma predominante. Un dolor que aparece en forma de ataques a lo largo de la vida, con mayor o menor frecuencia. Nos afecta sobre todo a medio lado de la cabeza, aunque no siempre sucede. Es un dolor a veces palpitante, como si notáramos el corazón dentro latiendo, y más o menos intenso. Un dolor que empeora cuando nos movemos. Por eso los pacientes lo que buscan es estar tranquilos, en reposo, y le molestan los estímulos externos: luces, ruidos, olores… Además, la migraña asocia otros síntomas un poco invisibles y que los pacientes ni relacionan con la migraña, como sensación de mareo o rigidez de cuello. También nos cambia el humor y aparece la famosa niebla mental, que hace que nos cueste concentrarnos. Todo esto lo convierte en una enfermedad en algunos casos muy discapacitante.
–¿No es una locura echarle la culpa a la migraña de ser borde o estar más irascible?
–No, no, para nada. Siempre cuento una anécdota que tengo de una paciente que me decía: 'Llevo toda la vida conviviendo con el dolor de cabeza, si me lo quitas o me lo mejoras, fenomenal, pero yo lo que quiero es que me quites el mal humor, porque yo soy una tía maja, afable, pero es que cuando tengo el dolor de cabeza estoy insoportable y eso me afecta en la familia, en el trabajo, en mi vida social'.
–Los migrañosos lo que tienen es una larga lista de planes frustrados por el dolor, seguro que le ha quedado marcado alguno.
–Todos tenemos ahí una larga lista. Recuerdo perfectamente una paciente que no pudo estar en la boda de su hija porque ese día le dio un ataque de migraña muy discapacitante, de meterse en cama, de vomitar... Lo que sí que podemos hacer, y aquí lanzo un mensaje positivo, es recordar que la ciencia avanza y que tenemos tratamientos que en caso de que aparezca esa crisis, si tú lo llevas encima, si lo tomas pronto, es muy probable que en un rato el dolor desaparezca o baje bastante. Por eso, es necesario que la gente consulte por su migraña, porque aunque no tiene cura, si le ofrecemos estas opciones de tratamiento les van a dar mucha libertad en su vida en el día a día.
–¿En ese día a día, qué cosas pueden hacer los pacientes para evitar que se desate una migraña (y no vale controlar el estrés)?
–Pues mira, es verdad que el estrés o el postestrés le va a favorecer los dolores de cabeza. Pero podemos hacer más cosas. En general, a la gente que tiene migraña le trastoca mucho romper la rutina. Lo recomendable es mantener horarios de sueño. Incluso si hemos dormido un día de más, esa siesta que nos echamos el fin de semana, nos puede favorecer el dolor de cabeza. Es importante que estemos siempre bien hidratados y que no hagamos periodos largos de ayuno. Que intentemos cada 3-4 horas comer algo. Y se ha visto que el ejercicio físico puede ser muy beneficioso. Incluso más efectivo a veces que algunos tratamientos.
–¿Cómo han evolucionado los tratamientos para que los pacientes con migraña puedan tener calidad de vida aunque convivan con la enfermedad?
–Sobre todo en los últimos cinco años, ha habido un cambio radical en la forma en la que tratamos a los pacientes con migraña. Tenemos a día de hoy fármacos que no solo son más efectivos, sino que se toleran mucho mejor.
–Siendo una enfermedad que sobre todo afecta a las mujeres, ¿en qué medida puede desaparecer cuando llega la menopausia?
–Es cierto que un porcentaje no desdeñable de mujeres cuando llegan a la menopausia, ya establecida, mejoran de su migraña. Pero la menopausia no es una cosa que llega de un día para otro, es un proceso, y ese proceso que llamamos de perimenopausia es una época mala. O sea, previa a esa mejoría muchas veces tenemos una época que las pacientes vuelven a consultar, porque es una época complicada, que puede empeorar la migraña.
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