

Secciones
Servicios
Destacamos
¿Cómo vamos a dejarlo? Al final es una ración que podemos aprovechar por la noche», comentaba este jueves David González después de que una camarera le dejará en la mesa un táper con las sobras de las carrilleras de rape que comió acompañado de su abuela, María Carmen Tezanos, en la Taberna La Prensa, en Santander. «La verdad es que da pena tirarlo», añadía ella. Así que mejor llevárselo a casa. Algo que ya tienen interiorizado y que «solemos hacer», reconocía David. Siempre que no terminan los platos que han pedido en un restaurante, ni se lo piensan. Por eso a ambos les parece bien que la futura Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario del Gobierno central incluya, entre otros puntos, la obligación de que los restaurantes comuniquen a sus clientes la posibilidad de que se lleven las sobras. «Creo que a veces no se pide por vergüenza», opina Esperanza Martínez, otra clienta. Ella y su pareja, Juan Carlos de José, también se llevaron este jueves a casa lo que les sobró. Una ración de comida que «la puede cenar mi hijo en lugar de tirarla», contaba.
Entre los clientes parece que no hay muchas dudas sobre lo positivo de la medida. Al otro lado, los hosteleros, en general, también reciben bien la norma. Sobre todo quienes ya hacían lo que terminará siendo obligatorio. «A mí me sabe mal tirarlo y lo pongo siempre en un táper», explica David Mora, propietario de La Prensa. Es más, en la cocina ya tiene recipientes de diferentes tamaños para poder poner todas las raciones en un envase adecuado para llevar. «Los camareros lo comentan antes de que el cliente lo diga», comparte. Se adelantan para, precisamente, evitar la vergüenza que parece darles a algunos comensales. Así que ve con buenos ojos la medida, pero si echa cuentas el gasto es alto. «A una media de 0,60 céntimos por táper, es un coste y todo suma», añade Mora.
Ramón López | Taberna del Herrero
La costumbre de pedir para llevar la comida que se queda en el plato es cada vez más habitual sin necesidad de que los trabajadores del establecimiento recuerden al cliente que existe esa posibilidad. «Mucha gente se la lleva, o sea que seguiremos igual. También lo hacen con las botellas de vino. Es algo normal», explica Paloma Marcos, del restaurante Maremondo, en El Sardinero. Cuando más comida suele desperdiciarse es «en los eventos», reconoce la responsable. Y todo lo que sea evitar tirar comida «es bienvenido».
Según la norma, este servicio se ofrecerá sin coste adicional alguno, y los bares y restaurantes deberán ofrecer «envases aptos». Algo que, insisten en el sector, ya hacían muchos negocios. «Nosotros lo ofrecemos siempre, y se lo damos en una bolsa», coincide también Ramón López, responsable de La Taberna del Herrero. Por eso no entiende que, con la entrada en vigor de la ley, no ofrecerlo pueda llevar aparejado sanciones. En su opinión, es clave «educar» y conseguir que el dicho de «no dejar comida en el plato» esté cada vez más interiorizado entre los clientes. No obstante, reconoce que en los últimos años «la gente lo pide más» porque, parece, «hemos perdido mucho complejo de llevárnoslo para casa», analiza el hostelero. Pero «creo que se puede hacer de otra manera», añade. Sin necesidad de hacerlo norma y obligación. Además es una medida que, «si se quiere hacer bien» por parte del restaurante, con un envase adecuado, «supone un gasto». «Lo hacemos de manera gratuita, pero gratis no es nada», recuerda.
Paloma Marcos | Maremondo
La evolución de ese gesto que supone aprovechar alimentos y no desperdiciar comida ha sido tal que hay quien, incluso, lleva el recipiente desde casa: «Tenemos clientes que vienen con su propio táper, es algo que me sorprendió», cuenta Ángela Matías, del restaurante Mr Uchu, ubicado en la calle Jerónimo Sainz de la Maza, también en Santander. Ella aprueba la medida porque considera que es buena «para evitar el desperdicio». Eso sí, «siempre que no nos suponga un gasto extra», añade la hostelera.
En su intervención, el ministro de Agricultura, Luis Planas, destacó que la ley persigue que los excedentes de comida se destinen al consumo humano, a través de la donación a bancos de alimentos y ONG. Un punto que «debería llevar años implementado», valoraba este jueves Aída mientras terminaba de comer en la Taberna La Prensa. Son muchos los establecimientos que se han buscado la vida para reducir al máximo el desperdicio. En el Mesón El Castellano, en la calle Burgos, «aprovechamos muchísimo todos los alimentos», dice su gerente, Marta Roales. Entre otras medidas, trabajan con la plataforma 'Too good to go' que sirve para vender la comida sobrante, pero a un precio reducido.
Además, por ejemplo, «el pescado que sobra lo escabecho y otra comida la utilizamos también para las tapas», añade. Por tanto, el aprovechamiento de la comida forma parte de su día a día desde hace años. Así que la medida «me parece bien», contesta antes de aclarar el mismo punto que otros compañeros de sector: «A ver el coste...».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Iker Cortés | Madrid
Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Doménico Chiappe | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.