Soldados en lugar de procesiones

El estado de alarma volvió a dejar este jueves una imagen singular: un Jueves Santo sin procesiones. En su lugar fueron militares del ejército los que se dejaron ver por el centro de Santander y Camargo y sustituyeron a los pasos de Semana Santa. Tras casi un mes de confinamiento, ya apenas se distingue un día de otro, aunque siempre hay fechas que se recuerdan sin importar la situación, y no pasan desapercibidas ni en mitad de una crisis sanitaria.

Como la Semana Santa del pasado año -una celebración que en Santander celebró catorce procesiones, en las que participaron un total de dos mil cofrades- seguro que la de este año se recordará. Este jueves, las principales vías cambiaron los cofrades por soldados uniformados con un chaleco reflectante, guantes y mascarillas. Y no se escuchó la música de los tambores sino el silencio de las calles vacías.

A lo largo del día recorrieron la capital desde La Magdalena hasta el centro de la ciudad. En Cantabria su labor ha sido la de patrullar las calles, estar presentes y velar por el cumplimiento del confinamiento. Además, se encargan del reconocimiento de algunas zonas consideradas críticas. Por ejemplo, donde se forman aglomeraciones. La de este jueves no fue la primera visita del ejército que se ha sumado a la guerra contra el coronavirus.

En Camargo los efectivos del Ejército de Tierra (Unidades de la Brigada X) realizaron las mismas labores en diversas infraestructuras, en el marco de la Operación Balmis contra el Covid-19. Según informó el Ayuntamiento, esta maniobra -que se desarrolla desde el inicio del estado de alarma en toda España- está centrada en la desinfección de determinadas instalaciones como puertos, aeropuertos y estaciones. Y también las sanitarias y dependencias tanto de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado como de otros servicios públicos esenciales.