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Soledad Antelada es el claro ejemplo de que, empezando la vida laboral con una beca y en lugar pequeño como Cantabria, es posible llegar a trabajar para toda una candidata a la presidencia de los Estados Unidos. Y es que la actual vicepresidenta demócrata Kamala ... Harris acaba de incorporar a su equipo a esta hispano-argentina como experta hacker, con la misión de protegerla de los ciberataques durante esta campaña electoral contra Donald Trump. Antelada, argentina de nacimiento aunque de familia española, vivió toda su juventud en Málaga, en cuya universidad se graduó en Ingeniería de Sistemas Informáticos. Pero Cantabria tiene un hueco en su biografía, ya que su primer empleo fue como programadora para la región, recién terminados sus estudios universitarios: lo hizo para los Servicios de Emergencia de la Comunidad.
También estuvo programando en esos primeros compases laborales para un departamento homólogo en Andalucía, con la misma beca. De este inicio, similar al de miles de jóvenes, Antelada pasó a trabajar en el sistema de emergencias en Luanda, en Angola. Y hace ya 14 años que se trasladó a Estados Unidos para cursar un máster en ciberseguridad en San Francisco de donde salió convertida en lo que se conoce como una hacker ética: una especialista en tecnología informática especialmente dotada en saber buscarle las vueltas a los fallos de seguridad de los sistemas operativos. Los hacker a secas suelen convertirse en un quebradero de cabeza para las entidades, pero el hecho de llevar la etiqueta de 'ética' sitúa a Antelada en el lado de los buenos.
Esta condición llevó a la profesional malagueña a convertirse en la primera mujer hispana en enrolarse en el prestigioso Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, ligado a la Universidad de California, uno de los lugares donde se sentaron las bases de Internet. En 2017, la experta ya fue incluida en la lista de los 20 profesionales latinos más influyentes del sector tecnológico en Estados Unidos.
Hasta su fichaje por la campaña de Kamala Harris, Antelada seguía instalada en San Francisco, donde también ha trabajado para Google, que la fichó en 2022 como 'security program manager'. Aunque, sin duda, el escalón laboral que acaba de subir es el que la ha puesto en el foco público, ya que en el grupo de Harris ocupa el cargo de 'deputy Chief Information Security Officer (CISO)', es decir, de subdirectora de seguridad de la información.
Ella misma ha mostrado su orgullo por contribuir a esta campaña diciendo que esta «es una gran oportunidad para aportar mi experiencia en ciberseguridad y liderazgo a un equipo dedicado a crear un cambio positivo. Es especialmente significativo en muchos sentidos, entre otras cosas porque estamos comenzando el Mes de la Herencia Hispana», comunicó a través de LinkedIn cuando difundió su fichaje.
Su activismo feminista es otra de sus facetas a destacar. Desde su organización Girls Can Hack (Las chicas pueden hackear, fundada en 2014) se dedica a dar voz a las mujeres dentro del mundo de la ciberseguridad y, sobre todo, a atraer a las más jóvenes hacia el sector. Girls Can Hack es una entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo es «combatir el machismo que sigue reinando en las empresas tecnológicas y allanar el camino para que se incorporen más mujeres», explica en su web.
Otro reto que ha estado asumiendo en paralelo a sus destinos profesionales fue convertirse en la máxima responsable -durante varias ediciones- de la seguridad de la red más rápida del mundo: SCinet, una plataforma que se monta cada año para dar soporte a todas las actividades ligadas a la Conferencia de Supercomputación de Estados Unidos.
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