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La seguridad con la que el presidente del Puerto de Santander, Jaime González, compareció públicamente hace tan sólo seis días para confirmar la normalidad de los trabajos del muelle 9 de Raos ha durado poco. «No tenemos admitida ni reconocida ninguna fecha de demora ... y, a fecha de hoy, seguimos con la planificación inicial», especificó el pasado sábado tras justificar las últimas intermitencias en la obra como meras convenciones del proceso de construcción. Menos de una semana después, el Puerto confirma a este periódico que «dado el avance actual de las obras», no podrán cumplirse los plazos del calendario y probablemente tampoco el presupuesto, dado que la empresa adjudicataria, FCC, ha solicitado una revisión de ambos.
Las intensas críticas que despertaron en su momento por parte de sectores profesionales la licitación de la obra con un descuento del 32% sobre el precio inicial, de 25 millones de euros, encuentran ahora toda su razón de ser. FCC anunció ya el pasado julio que le resultaba imposible asumir la obra por la cantidad que en su día ofertó -17.253.173 euros más el IVA correspondiente, de 3.623.166 euros- y ahora ese lastre obligará a revisar todo lo acordado. La Autoridad Portuaria de Santander (APS) confirma que se encuentra estudiando las propuestas de FCC y aún no ha emitido respuesta; pero todo apunta a que el presupuesto tendrá que incrementarse irremediablemente.
2003 Comienza a hablarse del proyecto.
2009 Se licitan las obras, que salen a concurso en un primer momento por 29,5 millones de euros.
2010 La primera apertura de ofertas se fijó para febrero; después se aplazó 'sine die'.
2015 El Ministerio de Medio Ambiente da el visto bueno.
2016 El Puerto desbloquea el proyecto.
2017 En abril arranca la obra para alargar el espigón central del muelle 9.
2017 En julio deja de haber movimiento de máquinas.
2017 Se reanudan las obras en octubre después de tres meses de parón.
El episodio suma una muesca más de infortunio para un proyecto determinante para la modernización del Puerto que parece condenado a la eterna demora, porque acumula ya un retraso de más de 14 años. El 18 de octubre de 2018 estaba fijado como fecha límite para la finalización de las obras. Justo pasados los 18 meses de ejecución del proyecto iniciado el 18 de abril de 2017. Pero tal y como están las cosas el Puerto se ha resignado: «Se considera que esta fecha no podrá cumplirse».
Las interrogantes regresaron al foco del proyecto el pasado mes de julio, pasados los tres meses del inicio de la actividad -el 24 de abril de 2017-. En la explanada junto al borde del mar las máquinas dejaron de trabajar. Y así pasaron hasta tres meses. Entonces hubo una explicación clara: «Ha sido la normal y procedente discusión entre direcciones de obra», explicó Jaime González.
«No hay máquinas trabajando sobre el terreno, pero continúan el resto de trámites administrativos así como las reuniones semanales de la obra», prosiguió el presidente de la APS. La razón técnica aclaró que el relleno debía asentarse previa instalación de las nuevas grúas, muy pesadas, pero de fondo traslucían unas posibles discrepancias entre FCC y el Puerto. Diferencias y dificultades que ahora quedan constatadas para confirmar que tanto el presupuesto como los plazos deberán revisarse. El Puerto asegura que «la APS no ha contestado a ambas solicitudes de FCC, ya que el área de infraestructuras está discutiendo con la dirección para analizar los argumentos y las posibles soluciones».
A pie de obra, la actividad continúa ajena a la burocracia de los despachos desde el pasado octubre. Dos equipos de ejecución de columnas de grava realizan el tratamiento de mejora del terreno para la cimentación de los cajones del futuro muelle, mientras la draga de succión trabaja en el acondicionamiento del acceso al muelle.
El primer papel del proyecto para el muelle 9 de Raos se movió en las oficinas de la Autoridad Portuaria en 2003 y desde entonces la historia de este proyecto clave para la modernización del puerto se ha encontrado con tantos baches que parece tocado por una maldición. El presidente de la instalación anunció en 2005 que la obra se licitaría ese mismo año, pero no fue así. Llegado 2009 las obras salieron a concurso por 29,5 millones y se presentaron más de una decena de empresas. Hubo que esperar a 2015 para que definitivamente el Ministerio de Medio Ambiente hiciera público en junio que el proyecto tenía todas las bendiciones para seguir adelante, y en 2016 el Puerto desbloqueó la obra licitada definitivamente en 25 millones. En abril de 2017 arrancó la obra para alargar el espigón del muelle 9, acto al que asistieron el Ministro de Fomento y el presidente de Cantabria.
Una ampliación que permitirá que dos buques transoceánicos atraquen al mismo tiempo en puerto cántabro -ahora sólo puede hacerlo uno- y también añadirá espacio para almacenamiento y para la llegada de nuevas líneas de transportes de vehículos. Un negocio, este último, en el que la ciudad está poniendo mayor interés en los últimos años.
Las demoras en las obras del muelle 9 están ya sobre la mesa, pero para que una máquina comience a trabajar en el derruido muelle 4 de Maliaño aún habrá que esperar un año. «Afortunadamente no es una zona del puerto que registre mucha actividad y por eso no afecta al día a día del tráfico», confirma Jaime González. La pesada máquina zanjadora que cayó a la bahía tras derrumbarse parte de esa zona del Puerto donde se encontraba aparcada ha quedado inhabilitada desde esa fecha. «A día de hoy tenemos acotado el recinto que abarca del muelle 1 al 4». Los pilares de hormigón que sustentaban el suelo, con una antigüedad de 90 años, cedieron sin que hubiera que lamentar víctimas, y los trámites para acometer la rehabilitación de este espacio se prolongarán durante al menos un año.
«Contamos con un presupuesto de 10,6 millones para rehabilitar esta zona y ahora estamos en fase de estudio de las alternativas que pueden resultar más convenientes». «Puede que utilicemos columnas, o quizá bloques...». En este 2018 se procederá a la tramitación administrativa de toda la obra y a su licitación.
«Y no será hasta 2019 cuando probablemente podamos ver una intervención física en la zona para comenzar la reconstrucción de esos muelles desgastados por el tiempo», esgrime González. «Ninguna otra zona del puerto contempla una intervención similar. Pero sí es cierto que hay infraestructuras, como el puente levadizo, que llevan buena parte del presupuesto asignado cada año a mantenimiento».
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