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La crisis sanitaria por el Covid-19 ha despertado el espíritu colaborador del tejido empresarial cántabro, que ha reaccionado ante la falta de material con donaciones de guantes, mascarillas o equipos tecnológicos de laboratorios privados. Las donaciones llegan de sectores variados, pequeños y grandes empresarios, y ciudadanos anónimos. Gracias a sus aportaciones el hospital Marqués de Valdecilla ha reunido 60.000 guantes, 58.000 mascarillas y otros elementos de protección.
«¿Cómo podemos ser más útiles? Esa es la pregunta que se están haciendo los empresarios cántabros desde que comenzó la crisis, lo he visto estos días en muchos empresarios con los que he tratado y nos sentimos frustrados por no poder hacer más», señaló Manuel Huerta, presidente de Oxital, empresa que ha donado a Valdecilla equipos de su laboratorio para analizar la calidad del agua y alimentación, que también sirven para detectar el Covid-19. «Estas máquinas las utilizamos a diario para detectar legionela o listerina y cuando surgió la crisis nos dimos cuenta de su otra utilidad, tan importante en estos momentos».
Clínica Piñal: 10.000 guantes y 400 mascarillas.
Textil Santanderina: Confección de 5.000 petos desechables.
Armando Álvarez: Bobinas de plástico para elementos sanitarios de protección, como batas o pantallas. La plantilla realiza las gestiones.
Pernía Recar: 5.300 guantes y 80 mascarillas.
Arniella Transportes: 1.500 guantes, 157 mascarillas y 48 soluciones hidroalcohólicas.
Olimpus: 1.000 guantes.
Ferretería Ernesto Cubas: 27 buzos con capucha desechables y 200 mascarillas.
Bathco Group: 1.200 guantes.
Lofer Hostelería: 200 guantes.
Iberomed: 600 guantes.
BBVA: 4 respiradores no invasivos.
Oxital: Termociclador para detectar el Covid-19, centrifuga, ordenador y software y 250 hisopos.
Chemical Cantabria: 200 litros de dióxido de cloro y 20 botellas de pulverizadores.
BSH Electrodomésticos: 7.500 mascarillas.
ITM: 6 cámaras de seguridad UCI.
Laborcan: 300 hisopos.
Dupont: 4 buzos impermeable.
Nestlé La Penilla: 300 estuches bombones 8 unidades.
Clínica Álvarez Novoa: 11.000 guantes.
Banco Santander: 40.000 mascarillas.
Trapa: Chocolate.
El Corte Inglés: 15 tablets.
Donantes chinos anónimo: 900 guantes, buzos y 200 mascarillas.
Estudios Durero: 4 cajas con máscaras faciales.
Prysmian Cable Spain: 500 mascarillas.
Universidad: 160 batas desechables, 200 calzas, 32.000 guantes, 1.545 mascarillas y 15 pijamas desechables.
Cristina Sáez Collantes: 1.000 euros, cantidad en metálico.
David Puente (particular): 20 botes de crema hidratante.
Urgo: 9 corpitol.
Laura Elices: 18 mascarillas.
Internacionesl S.A.: 270 gafas, 750 guantes y 240 mascarillas.
Hapi Ibérica Alimentación: 240 batas sanitarias y 6.000 guantes.
Iberomed: 600 guantes.
Sanidad Animal: 1 aparato extractor.
Dentista Ana Beatriz: 7.200 guantes.
Agrupación Civil Corvera de Toranzo: 3 guantes y 120 mascarillas.
Automanipulados: 2 mamparas.
Borja Mateos Layfil: 300 mascarillas.
Cooperativa Peñasanta: 45 cajas de leche y batidos.
Consejería de Presidencia: 88 gafas, 1.814 guantes y 290 solución hidroalcóholica.
Gobierno Cantabria: 350 buzos, 2.400 calzas, 35.040 guantes, 3.611 mascarillas, 295 pantallas protectoras, además de alcohol, agua oxigenada, hidrogel, bobinas secamanos y 5 equipos dentista.
Dirección de Justicia: 9.000 guantes y 2.258 mascarillas, además de hidrogel y biogel.
También se han producido fructíferas colaboraciones entre empresarios, como la iniciativa puesta en marcha por Armando Álvarez en colaboración con Textil Santanderina para confeccionar petos desechables. «Tenemos que sentirnos orgullosos de las personas de la industria española y cómo han reaccionado para paliar la escasez de medios», destacó José Antonio Mazorra, director de Márketing de Textil Santanderina. «Los gobernantes deben tomar nota de que un país no puede vivir sin su propia industria y que hay que potenciar y ayudarla a renacer». Esta empresa del sector textil -de las pocas que quedan españolas- reaccionó al inicio de la crisis sanitaria creando una línea de producción de mascarillas no certificadas para uso sanitario. Su presidente, Juan Parés, marcó el objetivo de fabricar 125.000 unidades y llevan 53.000. También ha suministrado a Amica 15.000 metros de tejido para la confección de batas de hospital.
De otro sector diferente, Chemical Cantabria, empresa de nueva creación, acababa de recibir una provisión de dióxido de cloro estable, un potente antipatógeno capaz de eliminar el virus de cualquier superficie, es inocuo y no produce residuos. La emergencia sanitaria hizo que la química cambiara de planes comerciales, ya que estaba apunto de lanzar una campaña para el sector de la alimentación: «Hemos donado parte del 'stock' a la limpieza de salas e instrumento del hospital, 84 residencias de ancianos, autobuses urbanos y a los Cuerpos de Seguridad del Estado», explicó César Gil, presidente de la empresa. «La donación ha supuesto mucha inversión, pero no es el momento de pensar en rentabilidad sino en echar una mano y creo que así lo comparten todos los empresarios».
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Ana del Castillo
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