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«La globalización sanitaria ha hecho que el mundo se vea envuelto en algo que no se había visto hasta ahora», señala el neumólogo Ramón Agüero, que en su trayectoria profesional ha vivido otras emergencias sanitarias, aunque «no son comparables». Por eso, defiende la necesidad ... de informar a la población de la situación desembocada por el coronavirus, para que tome conciencia de cuál es la «amenaza», porque es «responsabilidad de todos» contribuir a frenar su impacto. «No es bueno decir 'esto no es nada', porque es falso, pero tampoco hay que entrar en pánico y ponerse en el '¡Dios Mío, qué me está pasando!'», sostiene.
El que fue jefe de servicio de Neumología en el Hospital Valdecilla, hasta su jubilación en 2018, se muestra esperanzado: «Vamos a contener la epidemia», aunque algunas zonas puedan verse abocadas a la fase de mitigación, que «habrá que afrontar con medidas locales y solidarias, lo que requiere guardar todas las precauciones y evitar el contacto social».
Agüero, que consciente de la demanda asistencial venidera se ofrece «a volver a Valdecilla si se me necesita», insiste en que ahora la labor de contención -reforzada ya en las comunidades con mayor contagio- ha de ser compartida «por todos y cada uno, y con raciocinio. Tenemos que ser solidarios con los demás, y para eso hace falta concienciar a la gente de manera individual». Prevención por la vía de la información. «Se trata de preparar a la gente para que evite el contagio -a ti puede que no te suponga un problema, pero a un enfermo bajo de defensas le puede matar- y cuidar a los profesionales sanitarios, porque son los que nos van a salvar». De lo contrario, avanza, «puede ser una desgracia mundial».
Las medidas de prevención empiezan -añade- por «aprender a no tocarse». El neumólogo recuerda que en la crisis sanitaria del ébola, en 2014, «un abrazo era darse el codo». Ahora, «estamos ante un virus desconocido que en el 80% de los casos desencadena síntomas leves, pero que en un 20% da problemas, muchos de ellos graves. Y ninguno estamos inmunizados. Nuestras defensas nunca han tenido que enfrentarse a este virus». De ahí que sea altamente contagioso.
Para dimensionar el problema, aclara que «esto no es igual que una gripe», enfermedad que recuerda «causa más de 250.000 fallecimientos al año y frente a la que sí existe vacuna». En cambio, «frente al coronavirus estamos en una situación de indefensión», lo que hace imprescindible ese trabajo de contención para «ganar tiempo a que la ciencia avance».
¿Cómo? «Consiguiendo que la población siga las recomendaciones. Que la persona con infección respiratoria dé aviso y se aísle en su casa, que no insista en ir a Urgencias, para no bloquear el sistema. Hacer la higiene de manos mil veces. El coronavirus entra por la nariz, los ojos y la boca, así que es fundamental no llevarse las manos a la cara», explica.
A su elevado nivel de contagio (fruto de esa falta de inmunidad en la población), el Covid-19 añade otra dificultad: la ausencia de tratamiento eficaz. «Ahora mismo hay más de 300 ensayos de 30 fármacos y varias compañías buscando una vacuna, que podría empezar a ensayarse en pacientes en julio. Pero mientras tanto, la forma de tratar las complicaciones del coronavirus es con aislamiento, oxígeno, evitar las coinfecciones y, en caso de neumonía (que en la gripe no es frecuente, pero en Covid-19 sí) poner ventilación mecánica hasta que el sistema inmunitario responda».
El neumólogo apunta que «lo que está ocurriendo con el coronavirus nos va a cambiar la vida en el futuro, sobre todo la forma de relacionarnos con los demás, afectará al ocio, a las empresas (más teletrabajo)...». La ventaja -añade Agüero- es que tiene una mortalidad bastante menor que otros patógenos de la misma familia. «Parece que está en el 2%, pero probablemente sea más baja cuando se pueda hacer ese cálculo incluyendo los casos no diagnosticados». Y lo compara con otros escenarios pasados: «El brote del MARS de 2012 en Arabia Saudí, que era un coronavirus también, tenía una mortalidad del 35%. Y el SARS de 2003 era más letal (en torno a un 10%), aunque estuvo localizado en China y se pudo controlar en ocho meses».
Consciente de la magnitud del reto sanitario, Agüero muestra su «agradecimiento y solidaridad con todas esos profesionales que están inmersos en la primera línea de fuego para la contención del Covid-19». Opina que «en Cantabria, en estos momentos, estamos bien» (con doce casos confirmados y bajo control), «tenemos un hospital (Valdecilla) bastante bien preparado y un personal sanitario muy implicado», opina el neumólogo, sin perder de vista que la sacudida del coronavirus «puede venir mañana mismo». Considera «adecuadas» las medidas adoptadas por el Ministerio de Sanidad hasta ahora: «Aprendimos de Italia, que en el norte, donde comenzó la epidemia, actuó tarde». No comparte, en cambio, que el pasado domingo se permitiera la celebración de las manifestaciones del 8-M en toda España. Y es de los que opina que «nos acabará pasando factura». ¿Cuánto durará la epidemia? «No lo sé, pero aún no ha llegado a su pico máximo».
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