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Los cántabros menores de 30 años lo tienen difícil para abandonar el hogar familiar e independizarse. Un mal endémico en España en el que la región ocupa uno de los lugares más destacados. Es la segunda del ranking donde las personas de entre 16 y ... 29 años tardan más en abandonar el nido. Solo el 13,7% (10.175 jóvenes) residía en su propia casa a finales del año pasado. Un dato únicamente superado por Castilla-La Mancha, que registró el 12,3%. Son cifras del último Observatorio de la Emancipación del Consejo de la Juventud correspondientes al segundo semestre de 2022, que ha analizado en un informe la Organización Juvenil (Ojuca) del sindicato UGT.
Una de las principales conclusiones es que a los jóvenes cántabros les cuesta más marcharse que a los de otras zonas del país. Es una realidad preocupante pues esconde detrás un crisol de motivos que gobernantes y políticos deben esmerarse en revertir. Básicamente, tardan más en irse, aunque parezca una obviedad, porque son los que menos recursos económicos disponen para acceder a una vivienda propia o en alquiler. «Una persona joven en edad de trabajar, entre 16 y 29 años, tiene que dedicar en Cantabria la mitad de su salario, el 53,6%, a pagar la hipoteca de un piso en propiedad o un 64% si lo hace a través de la renta de un alquiler», afirma el estudio de UGT.
10.175 menores de 30 años
viven emancipados en Cantabria, según los últimos datos de 2022.
12.445 euros netos anuales
(1.037 al mes) es el sueldo medio de los menores de 30 años.
Independizarse no es barato ni sencillo. Es necesario contar con una solvencia económica de la que es difícil disponer nada más incorporarse al mercado laboral. «Con el actual sueldo medio de una persona asalariada menor de 30 años en Cantabria, 12.445 euros netos anuales o 1.037 mensuales, y los precios desorbitados de las viviendas, sobre todo las de alquiler, nuestra región no es habitable para los jóvenes», sentencia Kiara Brambilla, portavoz de Ojuca.
El sindicato explica que el gasto medio de una hipoteca asciende a 567 euros mensuales y la renta para una vivienda en alquiler es aún mayor: 664. Pero tampoco deben obviarse los gastos de los suministros básicos (agua, luz, calefacción, alimentación...). «Esto evidencia que emanciparse es tarea imposible en la mayoría de los casos», subraya el informe.
26% de la población
de entre 16 y 29 años está en riesgo depobreza y exclusión social.
El problema no termina ahí. Comprar una vivienda no es tan sencillo como calcular simplemente si el sueldo da para afrontar la letra mensual. El estudio de la Organización Juvenil de UGT cifra el coste medio de la entrada inicial para un inmueble en 41.849 euros, que es 3,4 veces el salario anual íntegro de una persona menor de 30 años.
La lista de dificultades es larga. Al hecho de cobrar poco, tener que dedicar más de la mitad del sueldo cada mes para la vivienda y hacer un desembolso imposible en la entrada inicial, los jóvenes deben enfrentarse a otro obstáculo gigante. El Índice de Precios a la Vivienda del Instituto Nacional de Estadística (INE) situó a Cantabria el año pasado como la comunidad autónoma donde más subieron los precios, tanto para vivienda nueva (el 9,3%) como para segunda mano (el 9,8%). «Son incrementos que este 2023 están repuntando el 13,4 y el 3,5%, respectivamente, en un contexto de inflación y de tipos de interés más alto», puntualizan desde Ojuca. «Si a los salarios insuficientes y la precariedad laboral propia de la juventud se unen unas ayudas oficiales no especialmente efectivas, como los 250 euros mensuales del Bono Joven que no han llegado a la mayoría de sus potenciales beneficiarios, es lógico pensar que la emancipación juvenil es más que complicada», afirma Brambilla. En su opinión, la única fórmula para que los jóvenes cántabros se independicen solo se puede obtener «si cuentan con un salario mínimo de 15.000 euros netos anuales o si deciden compartir residencia, lo que reduce el coste pero a costa de perder calidad de vida».
De las 74.273 personas de entre 16 y 29 años censadas el año pasado en la región, el 37% tenía empleo (27.572), poco más de un 8% (6.056) estaba en el paro y más de la mitad, el 54,7%, se encontraba sin trabajo —la mayoría estudiaban–.
El informe de la Organización Juvenil de UGT apunta a otros condicionantes como causantes de las bajas cifras de emancipación. La última encuesta de Condiciones de Vida de 2022 reveló por ejemplo que un 26% de la población cántabra de entre 16 y 29 años estaba en riesgo de pobreza y exclusión social, unas 19.000 personas en total. La tasa europea Arope sitúa este umbral en unos ingresos anuales de menos de 10.088 euros.
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