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No es una novedad que Cantabria tiene un problema de envejecimiento entre su población. Una situación convertida en tendencia y sostenida en el tiempo según los últimos datos del censo anual de población del Instituto Cántabro de Estadística (Icane). Cartes, Castañeda, Entrambasaguas, Piélagos y Polanco ... son los únicos municipios de la región que tienen más habitantes menores de 16 años que mayores de 65. Además de estos cinco ayuntamientos, solamente se acerca a esta situación Meruelo, que curiosamente registra la misma cifra –368 personas– en ambas franjas de edad.
Pese a que los datos generales de población, a 1 de enero de 2024, arrojan un incremento de cuatro décimas en los habitantes de Cantabria, la comparativa es ligeramente inferior a la que deparó la misma fecha en 2023: entonces hubo medio punto de subida y el censo aumentó en 2.464 personas más. Además, la comunidad se encuentra por debajo de la variación que registra España –en su conjunto– con un 1,1%. El problema estadístico llega con la población joven –menor de 16 años– que baja año tras año, y se sitúa en 76.219 personas. Lo que supone el 12,9% de la población total en Cantabria y una reducción de dos décimas con respecto al año anterior. Asimismo, de los otros dos grupos, el que más crece es el de 65 años o más, por lo que la tasa de envejecimiento alcanza el 24,3%. A nivel nacional, Cantabria se sitúa en cuarta posición en población mayor de 65 años, según las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística (INE), tras Asturias, Castilla y León y Galicia. El resto de comunidades autónomas se encuentran muy cerca de la media española y no tienen como uno de sus principales desafíos las estadísticas demográficas.
«Está claro que por la tendencia de los últimos años nos enfrentamos a un reto demográfico», apunta Juan Carlos Zubieta, catedrático y sociólogo de la Universidad de Cantabria (UC). «La población de Cantabria envejece por un conjunto de factores. Por una parte, la mejora de la calidad de vida y de las condiciones sanitarias contribuye a que vivamos más años, es decir, la esperanza de vida aumenta y, además, hay un significativo descenso de las cifras de natalidad».
Y es que algunos de los problemas que tienen los jóvenes para pensar en tener hijos empiezan con marcharse de casa. La constante subida de precios a la hora de realizar gestos como llenar la cesta de la compra y la propia dificultad para acceder a una vivienda son los principales escollos. Los datos del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE) señalan que los cántabros hacen frente a algunas de las condiciones para emanciparse más difíciles de España. Ni siquiera al destinar todo su salario mensual pueden permitirse vivir en solitario. El coste de una habitación se reduce, pero supone más de una tercera parte (35,2%) de lo que ingresan salarialmente. Una problemática que repercute directamente a la hora de que se planteen tener hijos.
«Los jóvenes se independizan más tarde debido a dificultades para encontrar un empleo estable. Algunos dejan la región por las dificultades para encontrar un empleo de calidad, ya que priorizan el desarrollo profesional. Este movimiento migratorio implica una pérdida de capital humano con buena formación y, por otra parte, repercute en la nupcialidad y en la fecundidad», puntualiza el catedrático de la UC. «Como se ha repetido en múltiples ocasiones, para favorecer el aumento de la natalidad hay que desarrollar políticas nacionales, regionales y locales. Sin ayudas a la familia, recursos educativos y servicios sociales no se pueden revertir estas cifras», reflexiona Zubieta.
Los datos de natalidad y la mayor esperanza de vida con los que cuenta Cantabria dan una idea de la realidad a la que se enfrenta. El año pasado se convirtió en histórico por ser el ejercicio con menos nacimientos de la serie anual desde que se tienen registros –desde 1976–, solamente superada por La Rioja. Y aunque este año arrancó con un repunte positivo comparado con el anterior –un 7% de incremento–, el aumento de alumbramientos es uno de los deberes pendientes a mejorar en la región.
La dispersión geográfica es otro de los principales problemas relacionados con el envejecimiento de la población. En el informe realizado por el Icane, aunque la mitad de los municipios cántabros ganan población –53 para ser más exactos–, la realidad es que la distribución territorial refleja una localización muy clara, con más de la mitad (53,4%) de los habitantes establecidos en alguno de los cinco municipios más grandes: Santander, Torrelavega, Castro Urdiales, Camargo y Piélagos.
«En relación con el envejecimiento de la población, hay que tener presente que este fenómeno es espacialmente grave en las zonas rurales de Cantabria. Hay que realizar una acción decidida en los territorios que están en riesgo de despoblación, como dar ayudas económicas para fijar a la población joven, y junto a la inversión económica hay que dotar a estos espacios de medios de comunicación, servicios sociales y educativos», añade Zubieta.
La llegada de residentes extranjeros (3.049 personas)a Cantabria sufraga la pérdida de españoles que viven en la región (585 habitantes menos). En total, la población extranjera alcanza los 44.760 habitantes y representa el 8,2% del total. La mayoría de residentes tiene nacionalidad colombiana (14,8%), rumana (12,2%) y peruana (9,9%).
El sociólogo considera la llegada de inmigrantes como «una buena noticia» para Cantabria. «Los principales indicadores muestran que, en general, la población que está llegando se está integrando bien y no sufre rechazo, pero no hay que olvidar el desarrollo de programas educativos y sociales para favorecer la plena integración de estos colectivos», puntualiza. «Estos inmigrantes se están empleando en sectores que necesitan mano de obra y trabajos que, en general, no son apreciados por los jóvenes de Cantabria. Contribuyen al desarrollo social y económico», concluye Zubieta.
El crecimiento exponencial en los últimos años de personas centenarias en la región está íntimamente ligado al aumento de la esperanza de vida, que en Cantabria alcanza los 84,2 años de media, y rebasa por cinco décimas la española (83,77%). Un dato que la sitúa como la quinta comunidad autónoma en este ranking, por detrás de la Comunidad de Madrid, Navarra, Castilla y León y País Vasco, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Destaca la notable diferencia que existe entre géneros, puesto que 246 son mujeres y solamente 35, hombres. El aumento de calidad de vida, reflejado en el desarrollo y progreso de la medicina, se traduce en que desde el año 2021 se haya incrementado en 50 personas las que superan los cien años de vida en la región. Una tendencia y unos números que irán a más en los próximos años dado al envejecimiento que registra Cantabria.
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