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El futuro inmediato es eléctrico. O así lo contempla el borrador de la Ley de Cambio Climático que prepara el Gobierno de España, un ... documento en el que figura que, en un plazo de menos de dos años –21 meses– desde su aprobación, las gasolineras con mayor volumen de venta –más de diez millones de litros de gasolina y gasoil al año– tendrán que contar obligatoriamente con puntos de carga para coches eléctricos. Las que facturen por debajo de esa cifra –entre los diez y los cinco millones– no estarán exentas de la medida, aunque tendrán un plazo mayor para ponerlo en marcha –dos años y tres meses–.
En Cantabria, solo hay diez gasolineras con puntos de carga para coches eléctricos. «No sé si aumentarán en los próximos meses porque no existe una gran demanda de este servicio», apunta el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Cantabria, Jorge de Benito. Pone como ejemplo uno de sus establecimientos, en el que a lo largo de 2018 solo se han generado 30 euros de ganancias por este tipo de cargas. En 2016, explica, la asociación llegó a un acuerdo con la Consejería de Industria de la región acerca de la implantación de estos postes. «Nosotros planteamos que, si la gasolinera no contaba con los medios suficientes para desarrollar la infraestructura necesaria, no podría ofrecer este servicio», indica De Benito. Aún así, desarrollaron conjuntamente un plan de suministro que asegurase que, en todas las zonas de la región, hubiera alguna gasolinera que sí lo ofreciera. «No tuvimos en cuenta que fueran las estaciones de servicio más grandes, sino que estuvieran distribuidas por toda Cantabria». Pero llama la atención que, mientras la zona de Reocín cuenta con tres gasolineras con suministro eléctrico, los municipios de Santander y Torrelavega no tienen ninguna con esta característica.
Además de la posible falta de espacio, el coste de los postes de carga puede ser otro inconveniente para su colocación en todas las gasolineras de la región –y del país–. Su precio depende de su potencia. Los de carga semirrápida oscilan entre los 6.000 y los 10.000 euros, los rápidos están valorados en unos 24.000 y los superrápidos (como los de Tesla) pueden alcanzar los 300.000 euros. Los exigidos en el borrador de la Ley de Cambio Climático corresponden con los más económicos. «El Estado tendrá que planificar algún tipo de ayuda para que se implanten este tipo de infraestructuras, tanto en el ámbito público como privado», indica el presidente de CEOE-Cepyme Cantabria, Lorenzo Vidal de la Peña. «Al final, el sitio más lógico para realizar la carga sería en la propia vivienda, como el teléfono móvil. Deberían plantearse ofrecer facilidades para ello».
Lorenzo Vidal de la Peña |
Si la Ley de Cambio Climático entrará pronto en vigor, o si ajustará alguno de sus planteamientos, es algo que desconoce Del Pozo. Lo que tiene claro es «que no se puede anunciar una medida tan drástica y repentina de golpe y porrazo». Que en poco más de dos años todas las gasolineras españolas cuenten con suministro eléctrico es demasiado «precipitado». Y crea una «duda importantísima» en el consumidor. «Si pretendes comprarte un coche ahora, ¿por cuál te decantas?», se pregunta. Y es que en el borrador de la Ley también figura la prohibición de vender turismos de combustión a partir de 2040 y su completa erradicación en 2050.
Ahora mismo hay «en torno a 100» coches eléctricos en Cantabria. «No suponen ni el 0,5% de las ventas y no se aprecia un gran aumento en los últimos meses», asegura Vidal De la Peña. Mientras no haya suficientes infraestructuras en las que poder cargarlos, no aumentará el número de este tipo de vehículos. «La gente no va a animarse a adquirirlos si no existen puntos de suministro». Y al revés. «Las gasolineras no ofrecerán este servicio si no hay una flota suficiente para que sea rentable». En palabras del presidente de la CEOE, «es la pescadilla que se muerde la cola». En grandes ciudades, como Madrid o Barcelona, asegura que su venta «se ha disparado» por la incertidumbre que generan las recientes medidas que restringen el acceso de vehículos de combustión a los centros urbanos. «En el resto del país, apenas aumenta».
1. Cepsa- Revilla de Camargo
2. A. S. Término - Entrambasaguas
3. E. S. Boo G2 - Boo de Guarnizo
4. A. S. Reocín - Puente San Miguel
5. E. S. La Retama - Cabezón de la Sal
6. E. S. Ruente - Ruente
7. E.S. Parte Hermanos - Reinosa
8. Repsol La Pausa - Bárcena de Cicero
9. Electrinera Avia - Reocín
10. Tesla Supercharger - Reocín
Estas diez gasolineras cántabras no son los únicos puntos de suministro eléctrico de la región. En total, existen 50 espacios en los que se pueden cargar este tipo de vehículos, según recoge la página web Electromaps. Hay 14 en superficie –plazas disponibles de manera gratuita en núcleos urbanos o polígonos industriales–, cinco en aparcamientos, dos en campings (Loredo y Noja), 8 en hoteles, uno en el restaurante 'La venta de Castañeda', en Pomaluengo, tres en talleres, cuatro en concesionarios, uno en el parking subterráneo de El Corte Inglés (en Santander) y dos en viviendas privadas. La mayoría son gratuitos y en otros se cobra por el estacionamiento, como en el caso de los parkings. En el ranking nacional, Cantabria se encuentra a la cola del país y solo está por delante de La Rioja, que cuenta con 30 puntos de suministro. «De los pocos que hay, algunos no funcionan y otros tienen enchufes no compatibles con los coches eléctricos actuales», lamenta Vidal De la Peña. Deben desarrollarse medidas que promuevan el cambio progresivo de la combustión a la electricidad, defiende. Asegura que, si se ofrecen facilidades a los usuarios, la venta aumentará. «El Ayuntamiento de Santander ofrece OLA gratuita para este tipo de vehículos. Si, por ejemplo, permitiesen su circulación por el carril reservado únicamente para los autobuses y taxis, también se fomentaría su uso».
Estas medidas sobre los suministros eléctricos pueden generar «un efecto perverso», al igual que el que provocó el anuncio de la subida de los precios del gasoil, compara Del Pozo. «En cuanto se anunció, las ventas de vehículos de gasolina se dispararon en detrimento de los de gasóleo». Un fenómeno que, lejos de beneficiar al medioambiente, lo perjudica. «Contaminan lo mismo, pero la gasolina consume más. Lo que se traduce en mayores emisiones de dióxido de carbono». Lo contrario de lo que se pretendía conseguir. Destaca más inconvenientes desencadenados del anuncio de la subida del diesel. «Ahora, las industrias no dan abasto con la fabricación de vehículos de gasolina debido a este repentino aumento de la demanda». Vidal De La Peña lo ratifica. «La venta de vehículos eléctricos es mínima, pero los de gasolina están subiendo mucho. De los datos de venta de los últimos meses, el 30% son coches de gasolina y el 70%, de gasoil». También se ha sembrado la incertidumbre en los consumidores. «Antes, de media, se cambiaba de coche cada doce años, ahora ha aumentado a 16 porque la gente no sabe por qué características decantarse», concluye Del Pozo.
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