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La figura del taquillero está en peligro de extinción. En los últimos años, las máquinas han ido reemplazando a la venta presencial en aquellas estaciones de tren que iban perdiendo afluencia de pasajeros. Con el inicio de 2020, han desaparecido otros tres puntos de venta ... tradicionales: los de Cabezón de la Sal, Mataporquera y Reinosa. Esto se debe a la división entre Adif y Renfe. La primera, que se ha encargado de la venta de billetes hasta ahora, ha cedido esta gestión a la segunda ya que, como propietaria de los trenes y su circulación, es a quien corresponde esa competencia. La medida ha pillado por sorpresa a más de uno y ha sido criticada por los alcaldes de los municipios afectados, quienes consideran que esto empeora el transporte público y fomenta el uso del coche privado. Además, aseguran que las personas más mayores pueden tener problemas para adaptarse a la venta a través de una máquina y muchas veces necesitan el apoyo de un trabajador que les asesore personalmente. Pero ya sólo quedan en los núcleos principales. «Esto hace más larga la distancia existente entre las zonas rurales y las grandes ciudades», lamenta el alcalde de Val de San Vicente, Roberto Escobedo.
De las 80 paradas de tren existentes en la región, sólo 11 mantienen la venta presencial: Santander, Bezana, Torrelavega, Puente San Miguel, El Astillero, Solares, Liérganes, Treto, Marrón y Gibaja. Todas corresponden con las de ancho métrico (la antigua Feve) menos en la capital cántabra, donde también la de ancho ibérico (Renfe) cuenta con personal en la estación. En Santander, el personal fue asumido por Renfe cuando se supo que Adif dejaría de gestionar las ventas. En el resto, los trabajadores que continúan pertenecen a empresas externalizadas.
Aunque la estación de Maliaño-La Vidriera no tiene actualmente a nadie que atienda la taquilla, lo recuperará próximamente porque es una de las paradas con más afluencia de la región. En este caso concreto, la ausencia momentánea se debe a una «mala previsión», aseguran fuentes de Renfe. Los trabajadores han dependido de Adif hasta el último día de 2019 y han sido recolocados al perder esa competencia, por lo que la operadora buscará personal por su cuenta para suplirlos. En los próximos días, además, se colocarán las máquinas autoventa en Barreda y Unquera, dos paradas que perdieron a sus taquilleros y donde no se instaló ningún mecanismo alternativo para adquirir los billetes.
Los usuarios que se subían al tren en estos puntos de la provincia debían comprar el tique dentro del propio vagón, cuando el personal de a bordo les atendiese, o en la estación en la que se bajasen. Con ellas, se completará la instalación de estos dispositivos en las 80 paradas de la región.
La adquisición de billetes a través de las máquinas colocadas en las paradas puede resultar complicada para las personas que no estén habituadas a utilizar ordenadores o a comprar a través de internet. Para tratar de agilizar el trámite, Renfe y Correos firmaron un acuerdo comercial en noviembre y ahora todas las oficinas de Correos de la región disponen de billetes para los usuarios. Aunque puede facilitar algunas situaciones, no todas las localidades cuentan con estas oficinas de mensajería.
Muchos alcaldes de la región lamentan la pérdida de personal en las paradas y estaciones de tren porque consideran que empeora el servicio, algo que puede provocar su desaparición con el paso del tiempo. La estación de Unquera es una de las más importantes de Val de San Vicente y cuenta con un intercambiador que conecta con autobuses y taxis. Escobedo explica que es un punto importante que conecta ese municipio rural con Asturias y las áreas más grandes de Cantabria, pero «estamos viendo a lo largo de los últimos años que el servicio es cada vez más deficitario para los usuarios».
El regidor lamenta que «si seguimos en la misma línea» este transporte público desaparecerá en el municipio. Considera que, como empresa pública, Renfe debe «mirar más allá de cuestiones financieras y garantizar la movilidad. Las políticas deberían reforzar el transporte público para permitir que los ciudadanos opten entre diferentes medios y no se vean abocados a utilizar el vehículo privado».
La estación de Unquera contará pronto con máquina autoventa, igual que la de Barreda. El alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, no cree que esa medida sea suficiente. «El transporte por ferrocarril entre Torrelavega y Santander tiene que mejorar, no empeorar. En los últimos años ha habido unas pérdidas de viajeros importantes porque el servicio es cada vez peor. Necesitamos que Renfe se comprometa a mejorar las frecuencias y la accesibilidad a los vagones».
En Reinosa la sorpresa fue doble. Además de la capital del municipio, Mataporquera también ha perdido su venta presencial. «No me lo esperaba», reconoce el alcalde, José Miguel Barrio. La noticia causó tanto revuelo entre los concejales que, en el Pleno extraordinario que tuvo lugar ayer, incluyeron una moción «en el último momento» para mostrar «nuestra sensibilidad y nuestra oposición a la decisión de retirar a los taquilleros y empeorar el servicio». Afirma que esta medida perjudica el bienestar de mucha gente, sobre todo los más mayores, que tienen dificultades para utilizar las máquinas. «Lo que están haciendo en Reinosa parece un desmantelamiento paulatino. Si no ofrecemos calidad en los servicios, van a menos y terminan por desaparecer. Igual es lo que pretenden», criticó.
Esta pérdida repentina de los últimos taquilleros de Adif se debe al divorcio, en 2005, entre este administrador, propietario de la infraestructura, y Renfe, propietario de los trenes y su circulación. La venta de billetes debería haber correspondido desde el principio a Renfe, al igual que Alsa vende sus propios tiques en las estaciones de autobuses y Ryanair gestiona sus billetes en los aeropuertos. No ocurrió lo mismo con el tren porque, al ser un monopolio, no ha existido posibilidad de que hubiera más de un operador utilizando las vías y ha seguido realizándolo el mismo personal que lo hacía antes de la separación de las dos entidades. Pero a finales de este año se liberalizarán los servicios comerciales, lo que permitirá que más empresas operarias hagan uso de las vías y las estaciones de toda España.
«No tiene sentido que la entidad encargada de proveer a todos los operadores, Adif, venda los billetes de las empresas», apunta el portavoz del comité de empresa de Renfe, Manuel Cortines. «Lo lógico es que cada uno gestione sus propios tiques y sus propias promociones, como en todos los sectores». Ahora, Renfe puede optar por colocar máquinas de autoventa o contratar su propio personal, como hace en las estaciones más grandes a través de subcontrataciones. La primera opción es la más habitual y, en opinión de Cortines, lo más perjudicial es que mucha gente, especialmente los de mayor edad, no saben utilizar estos dispositivos. «En muchas paradas no ha habido transición. Desaparecieron los taquilleros y pusieron las máquinas, sin dar un plazo en el que convivieran para que los usuarios tuvieran apoyo mientras se adaptaban al cambio».
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