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El consejero Francisco Martín (Santander, 1966) sopla hoy las velas de la tarta de cumpleaños en un momento especialmente delicado para la industria, con una cascada de expedientes de regulación de empleo en un sector amenazado por los cambios normativos relacionados con la transición ... ecológica. «Nunca lo he tenido fácil. El año que llegué al Gobierno (2003) Castro Urdiales estuvo 60 días sin agua por la sequía y en cuatro años hicimos la Autovía del Agua. Luego vino la adaptación de las 62 empresas más contaminantes de la región, impulsar un puerto y un aeropuerto de capa caída, hacer un Año Jubilar con una décima parte del presupuesto... Pues nada tan complicado como esto», afirma el consejero, que explica que en todos esos casos tenía herramientas propias para hacer frente a los retos. Ahora, afirma que el grueso de las decisiones pasan por Madrid. Para sobrellevar el cambio de modelo y capear el temporal propone programas que permitan a las empresas tener «un mercado más ancho y una apuesta por la I+D+i y la digitalización».
–A los datos se une la sensación de que la industria cántabra está pasando por un momento muy delicado. ¿Es una realidad o una percepción que se ha sobredimensionado?
–Las dos cosas. Hay realmente una contracción industrial, pero es a nivel mundial. Cantabria se ha contraído un 1,7%, pero Alemania un 6%, Galicia casi un 6%, Asturias un 4%... Lo que ocurre en cualquier parte del mundo nos afecta a nosotros, y a eso aquí se une un problema de percepción. Aquí sólo vemos lo nuestro. Si levantamos la vista, vemos cómo están otras regiones de Europa y no somos los peores, ni mucho menos.
–Uno de los ejemplos de esta crisis del sector es Sniace. ¿Qué está haciendo el Gobierno cántabro para garantizar su continuidad?
–Este Gobierno siempre ha estado al lado de Sniace y de sus trabajadores. En 2007 me tocó hacer la autorización ambiental integrada. Hay que recordar cómo estaba en el tema de los vertidos. Se consiguió inducir una inversión importante en depuradoras. Se les adjudicaron megavatios eólicos, la planta de bioetanol… En mi retorno al Gobierno en 2015 me tocó el proceso de reapertura. Y en estos meses me ha tocado estar cerca de los trabajadores, de los acreedores. Sniace es un caso distinto al de la contracción de la economía y la industria. El problema viene inducido por una deuda concursal que es muy difícil de levantar y un cambio en el precio de la celulosa. Y la puntilla fue la modificación en la normativa de cogeneración. Los últimos meses han sido muy intensos. Nunca he hablado más con ministros. Sí que es verdad que en ningún caso nos imaginábamos que la cogeneración iba a provocar que la empresa bajara los brazos.
–Casi todo lo que se puede hacer para mejorar la situación de la empresa depende de Madrid. ¿Cuál es el margen de maniobra de la comunidad autónoma?
–En su momento Cantabria no tuvo inconveniente en crear un calendario dilatado para el pago de la deuda al Gobierno regional. Ha habido llamadas del presidente Revilla a los acreedores para que tuvieran paciencia y llegó a negociar unas quitas más intensas que la del concurso. A través del ICAF se estuvo valorando un aval para la consecución de los 20 millones. Se puede actuar con el presupuesto, que aún no ha pasado, con normas y con gestión.
–Revilla dice que está seguro de que llegarán nuevos inversores.
–Hoy en día, con las exigencias de Europa, sería muy difícil poner en marcha de cero una fábrica como Sniace. Rodeado de su materia prima, al pie de un río, con una subestación, con esas conexiones. Es casi imposible en Europa. La situación de oportunidad existe. La liquidación supone que desaparece la deuda y ese es su gran lastre. Ahora se abre una oportunidad. Hay que ver lo que hace el liquidador. Si no se mantiene la unidad industrial, no tiene sentido buscar un inversor.
–Si llega ese inversor y pide ayuda económica al Gobierno, ¿cuál será la respuesta?
–No soy amigo de hacer política ficción. Pero con Sniace el Gobierno siempre ha sido generoso.
–De los ERTE que se anunciaron a finales de año, ¿cuántos se han concretado?
–Yo dije que muchos de estos eran preventivos y me lo echaron en cara. La realidad es que SEG no ha aplicado su ERTE, Bridgestone tampoco, Ferroatlántica tampoco… Hay varias cuestiones que inducen a que una empresa presente un ERTE. Si la empresa ve que la demanda de pedidos está cayendo, le interesa tener elasticidad por si continúa. Y si la demanda se recupera, no se aplica. Se juntan cosas como que en diciembre las empresas tienen incertidumbre sobre cómo será el próximo año, la incertidumbre por el nuevo Gobierno en Madrid… Esto es difícil de entender, sobre todo si eres un trabajador y te puede afectar. Pero la realidad es que hoy, de esos ERTE, se han aplicado muy pocos.
–¿Tiene que hacer autocrítica el Gobierno por las altas expectativas que generó la mina de zinc?
–Las expectativas las generó la gran presencia del sector en ese concurso. Se presentaron siete empresas, que hoy siguen pegándose en los juzgados para poder ser adjudicatarias. Ni las expectativas fueron tan altas por parte del Gobierno entonces, ni ahora son tan bajas como se quiere transmitir. En el subsuelo de Cantabria hay zinc, pero que pueda ser rentable no depende de una decisión política. Nosotros hicimos posible su explotación modificando la Ley del Suelo y sacando el concurso. Ahora, una empresa que dijo que iba a hacer 150 sondeos, ha hecho seis y por eso no se le ha dado la prórroga.
–¿Hizo solo seis porque el resultado no era el esperado?
–No lo tengo tan claro. Los sondeos paralelos a los que en su momento hizo Asturiana de Zinc los confirmaban los datos que ya existían en parte. Confirman la presencia, pero no la concentración.
–¿Qué motivos dio la empresa para incumplir el contrato?
–La última comunicación con Emerita Resources es la petición de prórroga, que no se dio por el incumplimiento del contrato. Nada más. También digo otra cosa, hacía 30 años que nadie invertía dos millones de euros en Cantabria para buscar mineral.
–¿Hay inquietud por el cambio energético de Solvay?
–Es más que inquietud. El horizonte de Solvay depende de decisiones estructurales y energéticas. Es la única planta de España con cogeneración de carbón, que en 2025 tiene que parar. Y la nueva retribución de las cogeneraciones le afecta.
–Los intentos de Cantabria de frenar ese decreto de cogeneración que afecta a Sniace y Solvay no han tenido éxito.
–Ni los de Galicia, ni los de Asturias, ni los de Cataluña…
–¿Habrá más éxito con el decreto de las electrointensivas?
–No lo sé. Lo que sé es que nosotros desde hace más de un año llevamos alegando a este borrador. Evidentemente hay que emitir menos CO2, pero tiene que ser justo. De forma paulatina. No digo que no haya que cambiar la prima a la cogeneración, pero con tiempo para que las empresas puedan adaptarse. En el decreto de las electrointensivos, nosotros pedimos que las hiperelectrointensivas tengan mayores facilidades para que puedan competir con sus homólogos alemanes o franceses. ¿En qué medida va a ser el Ministerio sensible? No soy capaz de predecirlo.
–¿Ha faltado sensibilidad en el Ministerio?
–Si queremos ser los paladines europeos en el cambio de modelo energético, me parece bien, pero siempre y cuando tengamos preparadas medidas para hacer frente a las consecuencias negativas. Si eliminas la ayuda a la cogeneración que cierra Sniace, que el Gobierno tenga una alternativa preparada. Hay que hacer una transición, pero justa.
–Tras la pérdida de la ruta a Cork, ¿se están buscando alternativas para el corto plazo?
–Eso es constante, no ahora. Cuando hace años perdíamos una ruta aérea nos parecía dramático. Ahora estamos acostumbrados a que vayan y vengan. En el Puerto el año pasado ganamos dos rutas. Tenemos 18 en este momento, incluido el sudeste asiático. Y con un sector muy especializado. Es una pena lo de Cork, pero también hay que recordar que nosotros lo pusimos en marcha. Hicimos promoción de Cantabria en Irlanda y el transporte de pasajeros ha funcionado bien. En lo otro, las mercancías, como Consejería, podemos hacer menos. Lo más importante es que haya rutas para que nuestros productores puedan poner sus productos en todo el mundo, y eso está pasando.
–¿Cómo avanza la tramitación del centro logístico de La Pasiega en los despachos? ¿Se están cumpliendo los plazos?
–Los plazos van bien. Yo cometo siempre el error de poner plazos, porque me los pongo a mí mismo. Me gusta ponerme retos difíciles, aunque luego me critiquen porque no los he cumplido, pero voy a volver a cometer el mismo error. Para final de año estará toda la tramitación finalizada. Todos los departamentos del Gobierno están alineados para que esto ocurra, para que ocurra la ampliación de Coated Solutions, la instalación de parques eólicos… La Pasiega va a ocurrir, es la gran apuesta logística cuando ninguna otra región del norte está avanzando en una apuesta como esta. Necesitamos ese gran operador que une ferrocarril, puerto y aeropuerto.
–¿Qué valoración hace del Plan Renove regional?
–La bajada en la demanda de automóvil es mundial, pero Cantabria tiene un altísimo porcentaje del PIB industrial asociado al automóvil. Por eso lo pusimos en marcha y en diciembre vimos una evolución que ya nos separa de la media nacional. En enero fuimos la región donde más creció. Y en febrero, se relaja, pero es de las pocas que sigue en números verdes. Nos marcamos un reto, que en dinero no se había cumplido y por eso lo prolongamos hasta abril. Además, se han dado dos circunstancias dolorosas, pero donde el Plan Renove puede ser muy útil: las inundaciones de Reinosa y el hundimiento del parque de Nueva Montaña. En ambos hemos hecho una modificación para que estos vehículos puedan ser beneficiados a pesar de no tener la edad mínima exigida.
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