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La cortaderia selloana, más comúnmente conocida como plumero de la pampa, es esa planta invasora que forma parte del paisaje atlántico desde hace ya dos décadas. Es un tema recurrente, que reaparece cada vez que la planta florece por lo llamativo de su presencia y ... por la facilidad con la que conquista los terrenos que invade. Se estima que cubre alrededor de mil hectáreas en Cantabria y afecta a 65 de sus municipios.
Se acerca la etapa reproductiva de la planta. Otra vez. Como siempre, entre los meses de agosto y octubre. Momento en el que cada una de esas flores tan características produce alrededor de 10.000 semillas. Es ahora, un poco antes de la floración, cuando empiezan las labores de retirada de cortaderia y rehabilitación de la zona afectada. Este trabajo corre a cargo de SEO/Birdlife, que ya trabaja con el Ayuntamiento de Santander para recuperar siete zonas de la ciudad afectadas. El Alisal, la vaguada de las Llamas, el entorno de la Virgen del Mar, el parque de La Remonta, Arroyo Otero, Pozonas de San Román y Ciriego. Una superficie de 27 hectáreas.
«Las labores que llevamos a cabo durante los últimos cuatro años en toda Cantabria para erradicar el plumero nos han dado la experiencia necesaria para entender bien a qué nos enfrentamos y cuál es la mejor forma de frenar su avance, sobre todo hacia el interior de la comunidad», explica Felipe González, coordinador de SEO/Birdlife.
La ONG ambiental pide ayuda a los ciudadanos para erradicar el plumero, especialmente en fincas particulares, y combatir así esos focos aislados a los que SEO/Birdlife no tiene acceso. «Se puede hacer de dos maneras -detalla González-; se puede simplemente cortar las flores del plumero y así evitamos su propagación. No la matas, pero es una acción igualmente eficaz». El otro método consiste en cubrir el ejemplar completamente con un plástico negro; «es muy sencillo, la planta se pudre y muere».
300 hectáreas recuperadas del plumero desde 2018.
2.000 focos aislados y dispersos erradicados, que afectaban a 58 municipios del interior de Cantabria.
El coordinador de SEO/Birdlife advierte del peligro de las fincas particulares infestadas de plumero, sobre todo las abandonadas. «Son focos aislados que hay que controlar y mantener en la medida de lo posible».
Según explica González, las semillas del plumero pueden permanecer un año en el suelo esperando para germinar. Aún así, «conviene hacer desbroces habitualmente durante dos o tres años en las zonas que una vez estuvieron afectadas para asegurarnos de que no vuelven a rebrotar».
Para la recuperación de las 27 hectáreas de la ciudad de Santander sobre las que se ha puesto el foco, se seguirá la «pulida estrategia» que el equipo de Felipe González desarrolló entre 2018 y 2022 en el proyecto Life+Stopcortaderia. Una medida financiada por la Comisión Europea para frenar el plumero en España, Portugal y Francia. Sus esfuerzos erradicaron plumeros de 300 hectáreas por toda Cantabria, eliminaron dos mil focos aislados en 58 municipios del interior de la región, y replantaron 16.000 árboles y arbustos y 65 hectáreas de pradera entre otros logros.
La estrategia empieza con tractores que, armados con desbrozadoras (con cuchillas de metal), eliminan el grueso de las plantas. Después entran los operarios a realizar el «trabajo fino» que consiste en triturar las plantas restantes una a una. Después se limpia la zona y prepara para sembrar de especies autóctonas. «Hay especies que tapizan el suelo como la zarza o la hierba, que nos son muy útiles para evitar rebrotes». Una vez se siembra, se adecúa y mantiene para que el espacio vuelva a ser un ecosistema sostenible, y se realizan revisiones habitualmente para tratar de arrancar el problema del plumero de raíz.
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