La subida del precio del diésel enciende a los transportistas: «No descartamos otra huelga»

«La consecuencia es que resulta insostenible porque hay muchas empresas, sobre todo las más pequeñas, que no van a poder sobrevivir», advierte Alberto Abascal, camionero, que hoy se detuvo en la estación de servicio de Repsol, en Hoznayo, para lamentarse de nuevo. «Cada vez que lleno el depósito está más caro. No sé dónde vamos a llegar».

Otros tantos profesionales que repostaron allí esta mañana se quejaron de lo mismo, porque a día de hoy, con el litro por encima de los dos euros, no resulta eficaz ni la bonificación gubernamental. «Estamos pagando lo mismo de antes, cuando hubo la huelga. El precio ha subido tanto que ese descuento de 20 céntimos te deja pagando 1,80 euros el litro, porque si el precio está en los dos euros...», argumenta José Manuel Puente.

Antonio Cedrún no es camionero, sino ganadero, pero el coste para su negocio es parecido. «Tengo que llenar el depósito del tractor casi todos los días porque es mi mayor herramienta de trabajo. Si antes lo llenaba por 200 euros, ahora necesito más de 300». Asegura que ya no trabaja por dinero, sino para mantener su explotación ganadera. Por aguantar a que escampe. Pero nadie termina de ver la luz al final del túnel.

«La situación está muy mal sobre todo para los autónomos. He hablado esta mañana con un compañero que dice que los bancos le están poniendo problemas con los avales que tiene. Y todo por culpa del incremento de gastos que le vienen por la subida del diésel», agrega Abascal.

En la Asociación de Empresarios de Transportes Discrecionales de Mercancías por Carretera de Santander y Cantabria (Asemtrasán) no han dejado de trabajar en este frente desde el paro patronal de hace un mes. «Estamos promoviendo la comunicación con el Ministerio a través del cauce oficial, que es el Comité del Transporte, para que nos den nuevas soluciones a un problema que no parece remitir», asegura su presidente, José Andrés Cianca.

Aguarda que la solución llegue antes de que los ánimos estén demasiado caldeados y los camioneros comiencen a tomar decisiones al margen de las asociaciones. «En todo caso sabemos que esto tiene que tener una solución porque así no podemos seguir. Y evidentemente no descartamos nuevas movilizaciones si no logramos decisiones por parte del Gobierno». En el aire queda la opción predilecta por la mayoría: la reducción del impuesto a los carburantes. Aunque hay otra vía, que podría incluso resultar más sencilla.

«Lo único que necesitamos es cumplir la ley de una vez y que se aplique el Real Decreto del pasado 1 de marzo que permite repercutir el precio del combustible en la factura final del transporte», asevera Gerardo Pontón, presidente de la Agrupación Empresarial de Transporte de Cantabria (Aetrac).

El problema es que muchos clientes están forzando a los transportistas a percibir un descuento por la bonificación que el Gobierno central realiza con 20 céntimos por litro. «Es lo que no tiene sentido, lo que no podemos permitir. ¿Resulta que quieren que una ayuda que es para nosotros sea al final para ellos?», critica Pontón, que aguarda con impaciencia también que el Ejecutivo central resuelva las más de 150.000 solicitudes de ayudas directas formalizadas y de las que aún no han recibido noticia. «Son unos 1.250 euros para cada vehículo, que servirían para reparar en cierto modo el daño que hemos padecido;pero aún no se ha resuelto nada».