![La subida de los precios desploma el consumo del pescado y las hortalizas en Cantabria](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202208/24/media/cortadas/Imagen%20MF0RHA05-kyFB-U1701052463896ZIF-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
![La subida de los precios desploma el consumo del pescado y las hortalizas en Cantabria](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202208/24/media/cortadas/Imagen%20MF0RHA05-kyFB-U1701052463896ZIF-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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Desde hace unos meses, en el Mercado de la Esperanza de Santander echan en falta la presencia habitual de sus clientes más asiduos, los de toda la vida. «Nos falta a todos mucha gente. Antes venían dos o tres veces a la semana, ahora se ... acercan los viernes y sábados, y no todas las semanas», lamenta Jesús Díaz, de la Pescadería Etelvina.
La situación que atraviesa es fruto del descenso en el consumo de productos básicos, que en el caso de Cantabria se sitúa en el 9,4% –según refleja el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación– como consecuencia del incremento de precios. Los últimos datos publicados se refieren al mes de junio, cuando las cestas de la compra alcanzaron cifras récord y el IPC en la región escaló hasta el 10%. Ya en ese momento algunos productos básicos y habituales en las listas de los hogares se volvían pequeños lujos.
De entre todos ellos, los que más han dejado de consumirse son los pescados (-39%), las hortalizas (-29%), la leche (-16%), la carne (-14%), las frutas (-12%) y los huevos (-0,8%). De media, cada cántabro consumió 4,6 kilos menos de estos alimentos en el último año.
¿Qué ha provocado esta coyuntura? Enrique Solís, asesor jurídico de la Unión de Consumidores de Cantabria, apunta a «la crisis económica, la política, la social y la provocada por la guerra de Ucrania, sin olvidarnos de la que se produjo en marzo de 2020 a raíz de la pandemia del covid».
A su entender, la situación actual es «algo normal, consustancial». «Los precios en origen han subido porque se ha incrementado el precio de la materia prima y, sobre todo, porque ha subido el precio del combustible, que ha sido lo que al final ha arrastrado todo».
Eso ha conllevado, según señala, que el consumidor tenga menos dinero para gastar y los precios hayan aumentado. «Con lo que cual, lo que hace el consumidor es reducir sus costes, es decir, reducir el volumen de compra, además del precio de ese volumen que se compra». ¿Qué ha desencadenado eso? «Que la gente acuda a las marcas blancas, de una calidad igual o parecida a la de toda la vida, pero a un mejor precio», comenta Solís.
Además, se están dando otros dos «hechos paradójicos». Uno, que «se ve menos gente en los supermercados, cuando antes las colas eran más largas». «Ahora se ve menos clientela porque la gente acumula las compras en uno, dos o tres días, buscando las mejores ofertas, y no las dilata como antes». Por otro lado, y aunque no les afecta a la cesta de la compra, «la gente busca mejores ofertas en gas, electricidad y telefonía cambiando de compañías», afirma el asesor jurídico de la Unión de Consumidores de Cantabria.
Con este telón de fondo, los comerciantes están reduciendo al máximo sus márgenes de beneficio para evitar una sangría de ventas, que en Cantabria están afectando sobre todo a las pescaderías, aunque se da un dato paradójico. En el caso del pescado fresco, a pesar de que el precio ha bajado un 2,5%, el consumo también se ha reducido hasta un 46%. En cambio, en el caso del pescado congelado, pese a que su precio ha subido cerca del 13% (un euro el kilo), su consumo se ha reducido apenas un 1%.
«Lo que percibo es que la gente no tiene dinero, porque los precios que tenemos ahora son más bajos que en algunos momentos de los últimos cuatro años. Sí que se ha encarecido el pescado que viene de Noruega como el salmón (se consume un 83% menos), el bacalao, las cocochas... Pero eso se está regulando y casi tenemos los mismos precios que antes de la guerra», comenta Jesús Díaz, de la Pescadería Etelvina. En su opinión, hay una «psicosis» entre la gente, que «anda apretada» por las subidas del gas, la luz, la gasolina... «Al final hay que quitarlo de alguna parte». Y lo que está provocando esta situación es «que los clientes busquen algo más barato como los bocartes, las sardinas, las fanecas, las potas...». «Estamos capeando como podemos el temporal», advierte Díaz.
Ezequiel Fontanedo
Frutería El Vergel Cántabro
Jesús Díaz
Pescadería Etelvina
Javier Iglesias
Carnicería Javier
Enrique Solís
Unión de Consumidores
En las fruterías cántabras también están notando un descenso de ventas. Cada cántabro ha dejado de consumir de media cerca de dos kilos de fruta fresca al mes en el último año, y 1.100 kilos en total (-12%). Un ejemplo: el consumo de melón ha bajado un 27%. Esta situación ha ido acompañada de un aumento de casi el 12% en el precio general (22 céntimos por kilo).
El consumo de hortalizas también es de los más afectados con una caída de 1,2 kilos por persona y por mes, mientras que su precio medio en el mercado ha crecido un 14% (27 céntimos por kilo). «Todo está más caro. Ha subido la cesta y la gente compra menos», confirma Ezequiel Fontanedo, de la Frutería el Vergel Cántabro (Santander), que explica que normalmente en verano hay un mayor consumo de fruta y, en cambio, se vende más verdura en invierno.
«La gente está resignada porque parece que no hay solución. Y eso, a pesar de que hemos bajado nuestro margen de beneficio para animar las ventas». A la espera de hacer balance cuando acabe el verano, avanza que está vendiendo «bastante menos, no tanto en cuanto a facturación sino en kilos. La factura puede engañar».
También en algunas carnicerías de la región están notando ese descenso del 14% en el consumo, teniendo en cuenta que los precios han subido un 7%. La caída de ventas afecta sobre todo al cerdo (-29%), el vacuno (-13%), y el pollo (-8%), mientras crece el consumo del conejo un 152%, debido a la bajada de su precio, en un 29%.
Javier Iglesias, gerente de la Carnicería Javier (Santander), cree que las ventas han caído más del 14% debido «a que la alimentación ha perdido valor respecto a otras necesidades como el ocio». «Yo creo que el precio ha subido más del 7% y se espera una gran subida porque estamos teniendo problemas para comprar ganado de calidad», advierte este carnicero, que señala que lo que más se vende son los productos «de moda», como «las hamburguesas, los cachopos y el chuletón».
La leche es otro de los productos más habituales en la dieta cántabra y que ha sufrido una caída en su compra (-16%). Cada persona consume de media 0,8 litros menos al mes que el verano anterior. Las cifras publicadas por el Ministerio dividen los productos lácteos en distintas categorías, aunque el conocido tetrabrick es la medida general: su precio se ha encarecido en 10 céntimos por litro en solo un año, pasando de 70 a 80 céntimos, un 14% más.
Los huevos encabezan la lista de productos más consumidos en Cantabria, con más de 7.500 kilos al mes. Según esto, cada cántabro come casi 14 huevos mensuales. Su consumo apenas ha bajado un 0,8%, a pesar de que el precio ha subido un 27%. En el caso de los huevos ecológicos sí se ha notado una caída de las ventas, en concreto del 91% (de las 749 toneladas vendidas en junio de 2021 se ha pasado a las 68 de este año)».
Por contra, los datos del Ministerio revelan que los cántabros han aumentado considerablemente el consumo de bebidas alcohólicas (78%), de aceites (25%), de pan (4%) y de agua (2%).
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