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Salvo que viva usted en una cueva, dependiendo sólo de la luz natural, cubriéndose del frío con lo que pueda echarse encima y comiendo lo que encuentre por el monte, la escalada de precios de estos días está afectando a su bolsillo. No libra ... nadie y, si la crisis acentuada por la guerra no se detiene, es previsible que en unas semanas lo note aún más. Cada uno lo sentirá en la economía de su casa, pero a muchos les toca de lleno no sólo en la columna de gastos, también en la de ingresos. Ganaderos, transportistas, panaderos... Sectores especialmente sensibles ante las subidas generales en combustibles, gas, electricidad o ante las concretas de este contexto con el cereal o los aceites de girasol. Para hacerse una idea, tres datos rápidos. Uno: a un taxista de Santander, una subida de 20 céntimos por litro en el combustible (la subida acumulada es mayor) le supone tener que gastarse 200 euros más al mes. Dos: el gasóleo para sacar a faenar los barcos de pesca se ha multiplicado por tres. Tres: la subida del precio de los piensos supone a la ganadería de leche de Cantabria gastar 40.000 euros más al día sólo en materia prima para dar de comer a las vacas.
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Mire a su alrededor y encontrará ejemplos. La electricidad que gastan en una peluquería (luz, secadores en cada tocador, aire acondicionado...) o la factura, sin poder ajustarse a franjas, en una tienda o en un gran centro comercial. Por no hablar de las grandes industrias de la región. «Esto es la puntilla. Sabíamos que la cosa se iba a complicar aún más, pero esto puede ser ya imposible. Con una guerra es todo impredecible. Todavía no han llegado las facturas, pero el incremento de los gastos será grande», apunta Gaspar Anabitarte, del sindicato ganadero UGAM-COAG. El precio del cereal cambia cada minuto y, en general, el mercado está sometido a «todo un proceso especulativo». «Un barco sale de Argentina con soja -pone como ejemplo- con el material vendido, pongamos, a un euro el kilo. A los dos días de viaje se lo vende a otro que le ofrece 1,10 y, a medida que se acerca a la costa, le ofrecen 1,20. Todavía cuando va a descargar aparece otro que sube la oferta y se lo lleva». Así están las cosas.
ESCALADA EN DIEZ DÍAS
De la tierra a la mar. César Nates, presidente de la Federación de Cofradías de Cantabria, es consciente de que el problema «es para todo el mundo». También de que se trata de una «crisis geopolítica» mundial. Que ellos son uno más en la lista. Pero pone un matiz sobre la mesa. «Nosotros no podemos repercutir sobre el producto el aumento brutal de los costes. El pescado se subasta y el precio será en función de lo que ofrezcan por la calidad o el tamaño, por lo mismo que siempre. Da igual que el gasóleo cueste ahora tres veces más». Como armador es consciente de que es probable que sufra pérdidas -su gasoil ha pasado de 35-40 céntimos por litro a 1,05 euros- y plantea una duda en el horizonte. «La flota de cerco está saliendo al bocarte porque lo estamos pescando en Cantabria. Ahora mismo, tenemos el pescado a una hora. Pero si tengo que ir a Asturias, igual no compensa. Igual tenemos que amarrar. El pescador me dirá que quiere salir e igual le tengo que decir que no».
Cuenta, por ejemplo, que los arrastreros en Ondárroa (País Vasco) han vendido algo de verdel «a precios que para 2021 estarían bien, pero con los costes de ahora ya no». «No cubren con esos precios y han decidido amarrar hasta el lunes». Por eso, dice que en otras artes (más allá del cerco), la flota cántabra está esperando a que el pescado esté aquí, cerca. «Porque si no está cerca, que el año pasado falló, no sé si podrán ir. Y nadie este año estará para aventuras».
Ángel Cuevas - Hostelería
La ganadería y la pesca tienen una consecuencia directa sobre productos de primera necesidad. Como también ocurre con el pan y la repostería, en el punto de mira por el problema con el cereal. Montse Trueba, de Acipán (Asociación Cántabra de Comercio e Industria de Panadería), pide, de entrada, «ser cautos» y recuerda, al oír hablar de subidas, que, por ley, está prohibida cualquier tipo de estrategia para fijar precios en el sector. Dicho esto, reconoce que «por supuesto» todo lo que está pasando les afecta. El 'pack' completo: luz, carburantes, gas y cereal.
«¿Os han subido ya los precios de los piensos para los animales o habéis tenido algún aviso de que puede haber subidas?». La pregunta, desde este periódico y a primera hora de la mañana de ayer, era para Ramón Borbolla, de la tienda de alimentación para mascotas Primerolosperros, en Unquera. En ese momento cruzaba los dedos y respondía que «nada, de momento». Pero al cabo de un rato recibió un mensaje. «Si tenéis que pedir algo directo de fábrica pasad el pedido cuanto antes, porque como esta yendo el problema de la luz, el gasoil y la falta de cereales y materias primas por lo de Rusia, no tengo muy claro que no vayan a subir o que se retrase mucho la fabricación». Sólo una advertencia, por ahora. Pero ese es el panorama.
En cuanto a las materias primas, por los precios, por la dificultad en la logística y hasta por la disponibilidad. «Aquí se usan trigos de Ucrania, de Rusia, de países bálticos, de Estados Unidos... Afecta, por ejemplo, el corte de circulación por el Mar Negro. España es deficitaria en cuanto al trigo y todos iremos a otros mercados a buscarlo. O sea, que afecta a los precios y a la propia disponibilidad. Y estaremos más pendientes si cabe de la climatología, por la sequía». De hecho, cuenta que las harineras están «comunicando que sólo van a suministrar a sus clientes» -ellos están «tranquilos» porque trabajan con una central de compras y su harinera «garantiza suministro al menos a medio plazo»-. Ya observa que hay empresas que van a ajustar su producción para evitar que sobre. «Prefieren vender hasta donde lleguen que hacer más para que sobre, con los costes que tiene». Y cuenta que su teléfono no para de sonar para ver cómo y a cuánto compran en la central de la asociación. «Consultas ahora el precio del trigo y está a 400 la tonelada, por ejemplo, y en una hora está a 440».
¿Repercutirá los precios en el cliente? «Este es un sector tranquilo. ¿Que habrá que repercutirlo si esto sigue así? Pues sí. ¿Cuándo? No lo sé. Todo dependerá de los números que haga cada empresa».
César Nates - Cofradías de pescadores «
Precisamente a la hora de hablar de tarifas, Manu Andoni Ruiz, de la Federación Cántabra del Taxi, recuerda que el combustible supone casi un 20% de la estructura de costes que se tienen en cuenta para fijar las tarifas. «Se revisan a principios de año tomando como referencia los índices del 30 de junio. Si los incrementos de costes ya se repercuten con seis meses de retraso, imaginen qué pasa cuando estos son tan elevados como sucede en la actualidad». Ellos son servicio público de transporte de pasajeros. Pero no hay que olvidar que el transporte en general anuncia una huelga para el próximo lunes «por la quiebra general de las empresas». El asunto ya viene de atrás, pero lo de estos últimos diez días supone echar, si cabe, más leña al fuego.
Cerveza, vino, café, refrescos, varias bebidas alcohólicas, harina, mantequilla, margarinas, aceite, los servicios de mantenimiento y reparación de electrodomésticos, la revisión de los extintores... Es la enumeración sobre la marcha que hacen los hosteleros de los productos por los que están pagando más últimamente (más allá de luz o gas, claro). «Y es muy posible que haya subidas de precios a los clientes, pero no estamos repercutiendo lo que a nosotros nos está subiendo. El café, por ejemplo, prácticamente ha doblado el coste. Los proveedores están todo el día haciéndonos advertencias de cosas que van a costar más», apunta Ángel Cuevas, de la Asociación de Hostelería. Cuenta que ayer mismo le llamó «un hotelero» que tiene un «establecimiento con spa». «Me dice que seguramente cierra. El recibo de la luz es brutal, pero vas tirando. Pero si tienes bañeras de ese tipo, piscinas... Su gasto de energía se desborda». Cuevas va a más. «La incertidumbre también pasa factura. El miedo frena». Cuenta, de hecho, que la asociación tiene convenios para traer alumnos de otros países a la Escuela de Hostelería. «Pues algunos grupos se han venido abajo. En México nos han dicho que no vienen porque en Europa hay una guerra». Daños colaterales.
Jesús Blanco - Turismo rural
«Las casas rurales que están ahora cerradas porque cierran en invierno y las que están abiertas se preguntan qué panorama van a encontrarse cuando llegue la Semana Santa, el primer baremo del año. Si vendrá menos gente por lo que está pasando, si los costes van a ser mayores o a qué tarifas van a ofrecer habitaciones. Ahora mismo no sabemos nada», dice Jesús Blanco, de la Asociación de Turismo Rural.
Eso, en este 2022 en el que todos los sectores tenían en la boca eso de «recuperar la normalidad».
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