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Cuando parecía que la pandemia del covid empezaba a quedar atrás, llegaron los rebrotes. Muchos, provocados por actitudes poco responsables de aquellos que anteponen su diversión a la salud –propia y la de los demás–. Quienes más lo lamentan, junto a los sanitarios que llevan luchando contra la enfermedad desde marzo, son las personas que peor lo pasaron tras contagiarse. Gente que ha estado semanas, incluso meses, en la UCI, debatiéndose entre la vida y la muerte. Que hoy, a pesar de que recibieron el alta hace tiempo, siguen recuperándose de las secuelas del 'bicho'. Algunos todavía no pueden andar. Otros se fatigan en pocos minutos. Y todos coinciden en que aquellos que no se lo toman en serio tendrían una visión muy diferente si hubieran vivido el contagio en primera persona.
Prudencio no puede hacer tiro con arco como antes, a pesar de haber ganado varios campeonatos. Ramón no se plantea viajar por miedo y respeto. Jacobo se agota con facilidad y sus pulmones siguen inflamados. Santiago sigue en Valdecilla y apenas puede andar y mover los brazos. Y todos critican las actitudes irresponsables «porque es posible pasarlo bien y tener cuidado a la vez, sin arriesgar la vida de nadie», apunta Jacobo.
Pero ellos, tarde o temprano, se recuperarán. Otros, no, Elena Mantilla perdió a sus padres María Nieves y Emilio durante la pandemia, con cuatro días de diferencia entre ellos. Él, el 18 de abril, ella, el 22. No pudo despedirse de ninguno. Fue durante el confinamiento y no estaban permitidas las visitas a la residencia donde vivía el matrimonio por las fuertes restricciones marcadas por el estado de alarma. «Al principio, cuando hablábamos por teléfono, mi madre me preguntaba; '¿Será para tanto esto?'», narra la mujer. A los pocos días, en otra conversación con ella, el mensaje era otro. «Me da que no nos vamos a volver a ver», le dijo María Nieves. Esas palabras, que se convirtieron en realidad, todavía martillean en la cabeza de Elena. No podía hacer nada por ellos ni despedirse, pero le acompaña un sentimiento de culpabilidad injusto. «Sé que no podía hacer más, pero no puedo evitar sentirme así».
Ahora, al ver que cada día hay nuevos rebrotes y actitudes poco responsables, muestra más resignación que enfado. «Esto es como todo. Quien no lo ha vivido de cerca no es consciente de lo que ha sido». Ahora, Elena tiene miedo a hacer planes e ir a sitios donde se concentre mucha gente. Cuando sale a dar una vuelta con sus amigas, se siente incómoda si pasa muy cerca de alguien. «Entiendo que la gente tiene que hacer su vida, sus planes, pasarlo bien. Pero se puede hacer con cuidado». Elena no pudo remediar lo que le ocurrió a sus padres porque el coronavirus era todavía algo desconocido. Los rebrotes, sin embargo, surgen tras meses de aprendizaje.
Santiago Rodríguez | 80 días en la UCI
Es la persona que más tiempo ha pasado en la UCI durante la pandemia, un total de 80 días. Su mujer, María José, vivió «un infierno». Cuando su marido llevaba ingresado un mes y medio, la dejaron entrar a despedirse «porque se moría». Pero Santiago siguió luchando y hoy sigue recuperándose en Valdecilla, a la espera de poder comenzar su rehabilitación en Santa Clotilde. Aunque se ha recuperado bastante desde que está en planta, todavía no tiene suficiente fuerza en las piernas y en los brazos y necesita ejercicios específicos que empezará a practicar cuando cambie de hospital. «Estoy a la espera desde hace varias semanas, tengo ganas porque creo que aquí ya no puedo avanzar más y allí tienen programas específicos».
Santiago fue el último paciente covid en salir de la UCI de Valdecilla antes de que comenzasen los rebrotes, aunque cuando salió ya había negativizado el virus y no aparecía en las estadísticas oficiales. Su caso fue uno de los más complicados y los sanitarios temieron en más de una ocasión que no pudiera salir adelante. Ahora, aunque le falta recuperar las fuerzas, se encuentra «bastante bien», con ganas de seguir avanzando y poder retomar su vida fuera de los hospitales, donde ya ha pasado más tiempo este año que en cualquier otro lugar. «Cuanto más tiempo pase sin comenzar la rehabilitación, más me costará, espero que ya sea cuestión de días», apunta.
El hombre se lamenta cada vez que se entera de que hay algún nuevo rebrote o que ha habido contagios a cuenta de alguna actitud irresponsable. Lo compara con los accidentes de coche por exceso de velocidad. «Hay personas que corren con el coche a pesar de que saben que pueden estrellarse, y no paran hasta que no les pasa a ellos». Con el covid, lo mismo. «Si la gente supiera cómo se pasa en la UCI, jamás descuidarían la seguridad. La mascarilla no es sólo para protegerse uno mismo, es para proteger a los demás, a la familia, a los vecinos...
Jacobo Jofre | Un mes ingresado en la UCI
Estuvo un mes en la UCI y perdió 17 kilos, el 90% de músculo. Al salir, Jacobo apenas podía mover las piernas y los brazos, había perdido prácticamente toda la fuerza. De aquello han pasado cuatro meses, pero aún no está recuperado del todo. «Me agoto más que antes». Desde Valdecilla le están haciendo un seguimiento y «ya tengo los pulmones casi limpios, aunque siguen algo inflamados». A pesar de ello, trata de hacer vida normal y ya ha vuelto a trabajar. Él y su mujer Rocío gestionan la casa de ejercicios espirituales de Pedreña.
Si algo que tiene sorprendido a Jacobo «es el movimiento que está surgiendo contra el uso de las mascarillas, que cuestionan la existencia del virus». A todos ellos, dice, les invitaría a visitar una UCI. «La gente no es consciente de la gravedad de todo esto y muchos jóvenes no se dan cuenta del poder de transmisión que tienen». Expone que no hay que vivir con miedo y que hay que seguir adelante, «pero protegiéndonos, convivir con el virus de manera segura». Jacobo cree que mucha gente no es capaz de combinar esas medidas con el ocio.
Su mujer también pasó el virus, aunque no estuvo tan grave como él. «El otro día fuimos a la playa y éramos los únicos que llevábamos mascarilla desde la entrada hasta el punto donde colocamos las toallas, y eso que nosotros ya somos inmunes». Está preocupado por todos los rebrotes que están surgiendo y tiene la vista puesta en los próximos meses, «cuando se junten el covid y la gripe». También piensa mucho en los sanitarios. «Han sido unos meses durísimos para ellos y siempre han estado ahí para dar ánimos a los enfermos y atenderlos de la mejor manera posible. Muchos aplausos durante el confinamiento, ¿y ahora qué?». Jacobo era de los que creía «que esto nos iba a hacer mejores», pero ya no es tan positivo. «Pensaba que la gente era más consciente, pero aunque no se puede generalizar, hemos visto que muchos no lo son».
Ramón Martínez | Dos semanas ingresado
Salió cantando de Valdecilla. Como despedida, Ramón eligió la habanera 'Ya no me miras como me mirabas', uno de sus temas preferidos y que siempre le recuerda a Carmina, su mujer, a la que no veía desde hacía semanas. Tiene 82 años y es diabético, por lo que cuando ingresó en el hospital los médicos lo mandaron dos días a la sala de vigilancia para observar su evolución. Sentía sensación de ahogo y un fuerte dolor de cabeza, aunque por suerte no fue a más y pudo pasar el resto del tiempo en planta. Tras dos semanas allí, pasó una más en Liencres a la espera de dar negativo en covid.
Desde mediados de abril, está en casa con Carmina, a quien tanto echó de menos durante su ingreso. El matrimonio suele ir dos veces al año a Benidorm, pero este año no están animados. «Mis amigos de allí me dicen que no hay mucho ambiente, y tampoco nos apetece ir en una situación como esta. Esperaremos a ver cómo está la cosa el año que viene». Este está siendo un verano diferente. Viven en Bezana y salen a hacer recados «y poco más». «Después de ver el vídeo donde salgo cantando, mucha gente me ha pedido que lo haga cuando me ve por la calle». Hace unos días, cantó en la farmacia. «En una situación tan rara como esta, hay gente a la que le hacen feliz estas pequeñas cosas».
Durante su ingreso, su familia estuvo muy preocupada por él. Fueron semanas difíciles y Ramón considera que la gente que «no guarda las distancias ni utiliza la mascarilla no tiene respeto hacia los demás». Defiende que «no requiere mucho esfuerzo» cumplir con las normas marcadas para evitar rebrotes y, aún así, «cada día hay más casos nuevos». Quien no lo ha vivido de cerca, considera, no «es consciente de lo que es, de lo que sufren las personas de alrededor». Él espera que la gente «entre en razón» y que el covid se pueda convertir pronto en cosa del pasado «para recuperar la normalidad, para ir a Benidorm con Carmina».
Prudencio Castillo | Primero en salir de la UCI
Prudencio fue el primer paciente con covid en salir de la UCI de Valdecilla. Fue a principios de abril, momento en el que el virus colapsaba la mayoría de los hospitales del país. Y su recuperación llenó de esperanza al personal sanitario, que con esta victoria adquiría fuerzas para seguir luchando. Aunque ya han pasado cuatro meses, Prudencio sigue con algunas secuelas por el 'bicho' que lo tuvo en coma cinco días. «He perdido mucha capacidad respiratoria. Aunque he mejorado desde que salí del hospital, no estoy como antes», lamenta el hombre. Es un amante del deporte, especialmente del tiro con arco y, aunque ya ha vuelto a entrenar, no rinde como antes. «En este deporte es muy importante la respiración y los movimientos del diafragma, pero ahora no soy capaz de controlarlo como antes».
Vive en Anero con su familia, donde se recupera poco a poco con su apoyo. Antes de contagiarse de covid, estaba de baja por una operación de cadera. «El virus me retrasó la recuperación, ya andaba bastante bien y pasar tanto tiempo en cama me hizo volver a empezar de cero». Ahora está pendiente de realizar una aspirometría en Valdecilla para que los médicos analicen cómo está evolucionando.
Son ya muchos meses de recuperación y Prudencio lamenta que haya personas que no se tomen en serio el coronavirus. «Creo que la gente de más de 40 años sí respeta bastante las medidas de seguridad, pero los jóvenes son más inconscientes, parece que esto no va con ellos». Considera que son los más partícipes del ocio nocturno, un escenario en el que en muchas ocasiones se olvidan las distancias y las mascarillas. «No dudo que los negocios intenten cumplir, al final no sólo hay aglomeraciones en este tipo de establecimiento, lo hay en muchos otros sitios, como las playas, el autobús...». Considera fundamental que la gente sea responsable, aunque «parece que el verano es jauja».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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